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martes, 31 de diciembre de 2019

Esperanza

No suelo improvisar lo que escribo en este blog. Suelo leer sobre el tema que voy a tratar. Me informo para que otres no tengan que hacerlo por mí. Y como me gusta que lo que escribo sea contenido duradero, rara vez suelo caer en tópicos temporales. Pero hoy siento que es el día perfecto para romper con todo esto.

Porque, aunque para mí sea solo un martes, no deja de ser un día especial.

Lo que me gusta de esta época del año es que mucha gente piensa en las cosas buenas que han pasado en su vida. Sin embargo, en esta ocasión, ya que lo que termina también es una década, algunos resúmenes son más globales. Y yo quiero tener una visión un tanto optimista.

Si me hubieran dicho hace diez años que aceptaría que soy autista, que me querría tal y como soy y que habría otros muches que también lo harían, no me lo hubiera creído. De hecho, aún sigo sin creer que mis palabras han traído un cambio positivo a muchas personas ahí afuera. Que de no ser porque, un día de finales de 2015, me harté de las gilipolleces capacitistas de mi ex, quizá lo que conocemos hoy de activismo autista en español sería diferente. O al menos la minoría que hablamos desde la perspectiva del paradigma de la neurodiversidad.

No considero que mi papel haya sido tan crucial, ya que por mis problemas de salud me he pasado bastante tiempo apartade del activismo. Pero eso no significa que no haya hecho nada o no tenga importancia. Mi voz es solo una de las muchas voces que oigo ahora mismo, y me gusta saber que no estoy sole. Que en este tiempo hemos pasado de no tener ninguna relevancia a empezar a convertirnos en un murmullo que puedes escuchar si prestas atención.

Cierto es que mi vida personal tampoco ha sido nada fácil. He salido de un hogar abusivo y en el que claramente no se me quería, me he enfrentado a la edad adulta sin toda la ayuda que realmente hubiera necesitado e incluso he llegado a ser une sin techo por un tiempo. Aún tengo que lidiar con mis problemas de salud. No obstante, soy una persona más fuerte, más segura y más sincera conmigo y con les demás. Y sé que algún día las cosas serán mucho mejor de lo que lo son ahora, porque tengo amor. Amor propio, amor de mis amigues y amor de mi pareja. Porque me quieren y me aceptan tal y como soy. Me quieren siendo Sariel, y me quieren siendo autista.

Sé que el ser autista no es sencillo. Aún enfrentamos muchos problemas, bastantes de ellos peligrosos, e incluso letales. Pero, si lo pienso fríamente, puedo decir que gracias a los esfuerzos de todes les que estamos alzando nuestras voces, las cosas están mejorando lentamente. Nos queda mucho camino por recorrer, pero estamos avanzando. Sin prisa, pero sin pausa.

Esta es mi esperanza. Mi vida ha mejorado en estos últimos diez años. Me ha sido muy difícil llegar hasta donde estoy hoy, pero lo he conseguido. Y lo he hecho siendo fiel a mí misme, hasta el punto de que incluso me he dado cuenta de mi verdadera identidad de género. Porque esa niña a la que su familia trataba como un trozo de basura nunca existió realmente. Era el cascarón de la persona que hoy escribe estas palabras. Ella no era más que la sombra pálida del brillo que estaba por venir, a pesar de todas las desventuras que me esperaban.

Quiero que vosotres también tengáis esta esperanza. La vida es dura y despiadada, y nunca sabes qué varapalo puede venirte mañana. Sin embargo, tienes la compañía de la persona más importante de tu vida: tú misme. Ámate, acéptate tal y como eres, y aunque sé que no va a ser un camino fácil, hará que poco a poco las cosas mejoren. Seas autista o no.

Y, si resulta que eres autista, no pasa nada por tomarte tu tiempo. A nosotres nos lo ponen aún más difícil incluso para autoaceptarnos. Créeme, merece la pena. 

Ojalá mi esperanza también se convierta en la vuestra. Porque nosotres también merecemos vivir. Porque el mundo es un lugar un poquito mejor simplemente porque estamos aquí. Pertenecemos a este mundo, ahora solo tenemos que buscar nuestro lugar.

sábado, 28 de diciembre de 2019

El género, esa mentira

La feminidad… Ese concepto que no paro de ver en Twitter. Una y otra vez. Sin embargo, nadie parece explicarlo o ponerse de acuerdo en lo que verdaderamente significa. 

Esta cuestión se retuerce aún más cuando metemos el autismo en la ecuación. Todas aquellas personas autistas que, de una forma u otra están relacionadas con el concepto de feminidad pasan por un escrutinio incluso más feroz, hasta el punto de que se nos tilda de ser hipermasculines porque nuestro cerebro también lo es, según cierto estudioso que no considero relevante mencionar en este momento. 

En mi caso, como persona asignada mujer al nacer, mi relación personal con la feminidad acaba ahí. No obstante, al tener un aspecto eminentemente femenino, la sociedad me percibe como una mujer, a pesar de que suelo dejar muy claro que soy no binarie con cero relación con lo masculino o femenino. 

Me he topado con gente que ha tratado de invalidar mi identidad de género por el hecho de que soy autista. Pero también me he encontrado, con menos frecuencia, personas que han entendido que mi nula relación con el dualismo de género viene justamente por ser autista. Al principio se me hacía extrañísimo por el simple hecho de que hubiera dos puntos de vista radicalmente diferentes justificados por la misma razón. Pero poco a poco, me he ido dando cuenta de que esto es debido a los roles de género. Y que este concepto está altamente relacionado con lo que se espera de un hombre o una mujer. Y sobre todo, que estas expectativas tienen un fortísimo componente social. De ahí que les autistas fallemos miserablemente entendiendo o siguiendo las mismas, sobre todo las mujeres. 

Por ejemplo, una de los roles de género para las mujeres es que deben vestirse para lucir bien, aunque sus prendas resulten incómodas o poco prácticas. Esto, para una mujer autista, puede ser imposible por razones sensoriales. Muches autistas elegimos nuestra ropa en función de la tela, los colores o la comodidad de movimientos. Así que prendas asociadas a la feminidad como un sujetador o un corsé pueden ser impensables para la mayoría de nosotres. 

Pero estos roles no sólo se limitan al campo estético. En términos de personalidad, una expectativa que he notado que se torna siempre en mi contra es que asumen que deba ser alguien callade, dispueste a pasar por alto cuando se me pisotea. Sin embargo, al comprobar que soy demasiado directe y sincere, muches actúan confuses. 

Lo peor es… Cuando me siento lo suficientemente segure para revelar mi identidad de género y, por lo tanto, que mi relación con la feminidad solo se limita a una estética que aparento por mera seguridad personal (aparte de que no existe una forma real o correcta de aparentar mi identidad de género), se me sigue negando el hecho de que, al no ser una mujer de ninguna forma, no debería estar adscrite a las normas sociales implícitamente asignadas a la feminidad. Sin embargo, al no existir un rol de género no binario, se me asigna por defecto al rol que la sociedad considera más cercano a mi experiencia. Eso sí, al igual que les sucede a muchas mujeres autistas, se me considera una mujer fallida. Una mala mujer. Una rarita, quizá. 

El problema es, cuando a una mujer autista se le niega su feminidad porque falla al ejercer su rol de género, estamos cayendo en un caso claro de neurosexismo. Como el ejemplo que puse al iniciar este escrito, mencionando que cierto estudioso del autismo ha afirmado que el cerebro autista es hipermasculino, pisoteando la identidad de mujeres y personas no binarias al afirmar de forma indirecta que la única forma correcta de ser autista es siguiendo un rol de género extraño a nuestra identidad real. 

La conclusión a la que quiero llegar es que los roles de género son neurosexistas respecto a las personas autistas ya que estos tienen un fuerte componente social que, sencillamente, se nos escapa, y las mujeres y personas no binarias nos llevamos la peor parte. Por lo tanto, otra razón completamente válida para querer abolir los mismos es para acabar con el capacitismo asociado a los mismos.

sábado, 21 de diciembre de 2019

Y tú, ¿quién eres?

Hoy me gustaría escribir de algo que llevo mucho tiempo posponiendo, pero que por fin he conseguido comprender: ceguera facial o prosopagnosia. 

Esta condición consiste en la dificultad o incluso imposibilidad de reconocer y recordar caras. Incluso de personas cercanas, como amigues o familiares. Aunque no hay estudios que prueben un vínculo entre autismo y prosopagnosia, muches autistas, entre los que me incluyo, afirman tener problemas en este aspecto. 

Hablando desde mi caso personal, sé que mi ceguera facial está conectada a mis niveles de estrés. A mayores niveles de estrés, mayores dificultades para reconocer caras. Normalmente, me toma un poco más de tiempo para reconocer a las personas de mi entorno, pero cuando mis niveles de estrés se disparan, he llegado al extremo de tener dificultades de recordar mi propio rostro. 

Al principio, me era muy intimidante estar en entornos que no conozco justamente por esta razón. Además, aparentemente mi cara es muy común, por lo que tengo historias de gente que han afirmado conocerme de algo. Aunque en la mayoría de ocasiones se ha tratado de confusiones, cuando esas personas realmente me han conocido en el pasado, al ser gente que he conocido de forma muy superficial, simplemente soy incapaz de recordar nada de elles, creando situaciones muy incómodas para mí. Aquí es cuando entran mis estrategias de reconocimiento. 

En mi caso, suelo reconocer a las personas de mi entorno por su pelo. ¿Problema? El corte, color y estilo son muy volubles, y por lo tanto, este indicador no es del todo fiable, ni siquiera con amigues. Por eso, cuando tengo muchísima confianza con alguien, pseudobromeo con el hecho de que no quiero que se corten el pelo o se tiñan. O no al menos sin avisar. Me ha pasado que personas de mi entorno olvidaron comentarme sobre su nuevo look y he acabado en el baño teniendo un colapso. 

Otro indicador que uso, mucho más fiable y duradero, es el estilo de vestir. Cuando es una persona cercana, incluso prendas concretas. Por ejemplo, si une de mis amigues suele llevar vaqueros y camisetas con mensajes, si un día decide llevar un traje, es muy probable que tarde más de lo normal en reconocerle. Obviamente, si alguien que conozco decide llevar un cosplay, es altamente probable que sea incapaz de ver a la persona bajo él, especialmente si la caracterización está muy lograda. 

A veces, cuando alguien tiene un rasgo muy reconocible, lo recuerdo enseguida, hasta el punto de que no olvido a esa persona en años. Ni siquiera su nombre. Eso sí, por si acaso, procuro no revelar esta información porque a veces estos rasgos pueden resultar ofensivos. 

Tengo muchas historias personales relacionadas con el hecho de que me cuesta reconocer caras. Algunas divertidas. Otras, no tanto. A pesar de que digo educadamente “Lo siento, tengo ceguera facial”, muches no lo entienden o actúan ofendides, hasta el punto de acusarme de mentir sobre mi condición por no haberles saludado por la calle. Señora, podría estar paseando por cualquier zona de Manchester, cruzarme con Camus de frente y no reconocerle, a pesar de que tengo una itabag cubierta con su cara. ¿Por qué tendría que reconocerla a usted? 

No obstante, mi prosopagnosia también me hace confundir caras que me parecen similares, hasta el punto de que mi cerebro ha “fusionado” a dos personas porque para mí son iguales. Hay dos altos cargos en mi compañía a los que veo con muy poca frecuencia, Mark y Paul. Ambos tienen una complexión parecida, como solo les veo en horario laboral visten en uniforme, e incluso sus voces son muy similares. ¿Cómo puedo saber quién es quién? ¿De verdad que no son gemelos idénticos? ¿Coincidiré algún día con los dos en el mismo sitio y me desmayaré por el shock de comprobar que son dos personas? Quién sabe. 

Sé que mis historias relacionadas con mi ceguera facial son un tanto increíbles. Una de ellas incluso podría formar parte de una autobiografía que titularía “Los eróticos infortunios de Mx. Von Karma”. Pero sé que no es el momento, ni el lugar de hablar de ello. Y mejor así, ya que soy muy consciente de que muchas anécdotas de mi vida parecen obra de mi imaginación, pero como se suele decir, la realidad supera a la ficción. Y mi realidad es que a veces te preguntaré quién eres.

miércoles, 22 de mayo de 2019

Mentiras piadosas

Abril ha sido un mes un poco complicado en lo personal. Aunque al final los cambios han sido mayoritariamente a mejor, lo cierto es que uno de los catalizadores me mantuvo bastante ocupade y ansiose, hasta que afortunadamente conseguí arreglar la situación, no sin ayuda de mis amigues y seres queridos. Y, mientras trataba de arreglar la situación, pasó algo que me hizo pensar sobre cómo percibo el mundo de las mentiras. El de las mentiras piadosas, en este caso. 

Era un lunes por la mañana y yo estaba en el trabajo. En uno de esos momentos en los que no había tarea que hacer, una compañera se me acerca y me pregunta si puedo hacerle el favor de cubrir su turno del día siguiente. Debido a que tenía un compromiso personal, aprovechando mi día libre, era incapaz de coger ese turno, por lo que educadamente le respondí que no, sin entrar en demasiados detalles. 

Pero, cuando llego a trabajar el miércoles por la mañana, lo primero que me dice mi jefe, intentando suavizar el tono de reproche, es que el día anterior no había respondido al teléfono y, palabras literales suyas, “le estaba fallando mucho”. ¿Mi respuesta? Que no había cogido su llamada porque ni siquiera estaba en Manchester, y que por lo tanto no podía ir a trabajar. 

Sin embargo, a pesar de saber que realmente no había hecho nada malo, no tardé mucho en sentirme mal por haber mentido de una forma tan obvia. 

La cuestión es que yo tenía mi día libre el susodicho martes. Y creo que todes estaréis de acuerdo conmigo en que puedo hacer con mi tiempo libre lo que se me antoje. Por lo tanto, no le debo explicaciones de tinte personal de ningún tipo a mi jefe. Quizá por eso, de forma casi instantánea, pensé que era buena idea simplemente decir que no estaba por la ciudad. Pero claro, no pensé en cómo de mal me podía sentir emocionalmente, a pesar de ser una mentira que realmente no dañaba a nadie. 

Para complicar más mis emociones respecto a mi mentira, mi jefe mencionó que mi compañera no había ido a trabajar alegando que estaba enferma. Hasta aquí hubiera estado bien. No obstante, yo sabía que eso no era verdad, ya que la razón por la que mi compañera insistía en necesitar que alguien la cubriera aquel martes es que necesitaba atender a sus hijos. Por lo tanto, había mentido por ellos. Pero yo, de forma egoísta, me sentí como si hubiera tenido que mentir porque otra persona había mentido en primer lugar, incluso cuando realmente no había necesidad de que yo mintiera. Y aún así, lo hice. 

Esperad, que aún no he terminado. La razón definitiva por la que ese día me sentí horriblemente mal no fue solo por la mentira en sí. En ese momento, debido a problemas de convivencia con la persona con la que compartía piso, estaba buscando una nueva habitación de forma urgente. Algunes de mis compañeres lo sabían porque hubo un día en el que me sentí extremadamente mal en mi turno y acabé llorando en la sala de staff de puro estrés. 

La mudanza, aunque realmente estaba avanzando bien, se sentía como un mundo enorme ante mí, y eso me hizo tener un estado de ánimo horrible hasta el día en el que supe en el que todo estaba en orden. Sin embargo, me sentí moleste porque mi jefe no había tenido eso en cuenta, y ese compromiso personal era mi manera de relajarme de todo el estrés emocional que supone una mudanza exprés. 

Y, a pesar de todo, casi sin pensarlo, mentí y me sentí fatal. Aunque no le deba explicaciones personales a mi jefe. Aunque mi compañera tenía una buena razón para mentir. Aunque necesitaba ese respiro. Pero mentí, y no sentí que estuviera bien, a pesar de que mi mentira no dañaba a nadie. 

Si una mentira así de pequeña e inofensiva me hace sentir así, ¿cómo me sentiré si algún día debo decir una mentira aún más grande y peligrosa? ¿Aunque tenga buenas intenciones? Está claro que esta mentira era obviamente piadosa por las razones que ya he expuesto, pero la cuestión es que soy muy consciente de que los alistas suelen recurrir a mentiras más crueles para conseguir cosas menos nobles que mi evasión ética de hablarle de mi vida personal a una persona que no debería tener interés en ella. 

Tras este día, a pesar de lo poco retorcidas de mis intenciones, decidí que mentir no era una buena idea. No por los demás, si no por mí. Admito que no sé mentir, por pequeña que sea la mentira, y si ya me siento mal por algo así, no quiero pensar en cómo de grande sería mi remordimiento si decidiera mentir en algo más importante. 

Al final, mentir es algo que, en mi opinión, es una alegría que esté fuera de mi alcance. He sido víctima de mentiras muy grotescas en mi vida personal, y sinceramente, no me gusta la idea de que quizá tenga el poder de hacerle lo mismo a otras personas. Si ni siquiera puedo hacerlo de manera inocente…

miércoles, 3 de abril de 2019

El silencio de los Skitty

Dos Skitty jugando bajo el cielo nocturno
NdA: he decidido titular este escrito "El silencio de los Skitty" ya no sólo porque es una referencia un tanto humorística a cierta película y al hecho de que Skitty es mi pokémon favorito. Usé este mismo título en un pequeño audio que subí a mi Twitter privado para hablar sobre una experiencia en la que mi silencio era fundamental.

Cuando este blog nació hará cosa de tres años, mis intenciones eran muy diferentes con él. Quería hacer algo grande, en equipo con varias personas y hacer un cambio en cómo se percibe el autismo y cómo somos tratades les autistas.

Ahora que tengo distancia emocional y espiritual con la persona que era hace tres años, puedo darme cuenta de que, aunque algunas cosas han tenido que cambiar a la fuerza y algunos objetivos sea mejor olvidarlos, lo cierto es que no debería sentirme mal conmigo misme. Aunque en apariencia sea invisible, sé que he conseguido cambios positivos. No en cosas grandes como instituciones o asociaciones, pero sí en personas individuales, que al fin y al cabo, a día de hoy, considero que es lo más importante.

Como ya he comentado en alguna ocasión, mi salud se ha visto resentida desde el año pasado, aunque por fuertes cambios personales he ido desechándome de cualquier fuente de estrés y malestar emocional. Pero cuando aparecieron mis problemas de salud, me dije claramente que no quería exponerme a males innecesarios. Y ahí fue cuando me di cuenta de que mi activismo tenía que cambiar para adaptarse a mí.

No quería dejar de escribir en este blog, y honestamente, no quiero dejar de hacerlo, ni tengo planes de ello. Considero que escribir es una actividad que me ayuda a ordenar mis ideas y, sobre todo, a comunicarme sin sentir que no me estoy explicando como debería o mi interlocutor me está haciendo caso. Pero las redes sociales… Eso ya es una historia diferente.

Siempre he tenido un aguante muy bajo al estrés. De hecho, aún a día de hoy afecta a mi salud intestinal, a pesar de que ese síntoma no tiene relación con mi enfermedad real, de ahí que pensara durante muchos años que lo mío era simple colon irritable. Y el problema de las redes sociales es que, si te muestras claramente como activista, tarde o temprano recibirás acoso de personas que ni están de acuerdo contigo ni intentarán entender tus ideas. Y eso, para quienes no lo hayáis vivido, puede ser muy estresante.

Obviamente, no estoy en la misma situación que hace tres años. Entonces estaba peor a todos los niveles, y el activismo era prácticamente mi única salida y esperanza de cambiar las cosas. Sigo creyendo que hablar sobre autismo desde el paradigma de la neurodiversidad es sumamente importante. No quiero que haya niñes que crecieron odiándose a sí mismes por el capacitismo de esta sociedad. Y tampoco quiero que haya adultes negando quiénes son por la misma razón. Sé lo mal que se pasa porque yo he estado en esas situaciones.

Pero si algo he asumido mientras aprendía a quererme a mí misme es que yo seré la única persona que estaré conmigo misme toda mi vida. Y eso implica que debo autocuidarme. Está bien tener amigues y personas cercanas que puedan brindarte cuidados. Pero hay cosas que solo yo puedo hacer por mi bienestar. Y lo cierto es que me he dado cuenta de que cuando uso las redes sociales con fines puramente activistas mis niveles de estrés se disparan. Y eso teniendo en cuenta mi estado de salud actual no me parece buena idea.

Obviamente, el problema no me vino a raíz de cómo brotó mi enfermedad hasta ser algo bastante desconcertante de llevar. Era algo que sentía desde que la primera vez que hubo acoso hacia el Twitter de NeuroAwesome. Me sentía como si un grupo de extrañes se hubiera metido en mi casa y pudiera volverlo a hacer otra vez, sin importarles lo que pudiera pasar conmigo. Y eso no me hacía sentir para nada bien. Además, recuerdo que cuando paré de escribir fue por una serie de circunstancias personales que me produjeron un repunte bastante fuerte en mi estrés postraumático.

Pero ahora que tengo esa distancia con mi yo del pasado, tengo claro que usar redes sociales de forma exclusiva para hablar de activismo no me hace sentir bien. Sé que a simple vista puede parecer absurdo, ya que al fin y al cabo, si no hablo de lo que escribo en este blog, ¿quién va a leerlo?

Sin embargo, si en alguno de mis perfiles personales hablo ocasionalmente de activismo, me siento mejor. Aunque no me canso de aclarar una y otra vez que no me siento nada cómode si la gente muestra interés en añadirme solo por lo que pueda decir por activismo. Por lo tanto, creo que lo más sano para mí es ceñirme a ese principio. Hablar cuando sienta que tengo que hacerlo, y hacerlo en los términos que considere que sean más sanos para mí. Y si prescindir de usar perfiles exclusivos me ayuda a sentirme mejor, que así sea.

Obviamente, no me parece buena idea borrar ningún perfil. ¿Y si alguien malintencionado intenta usurpar la identidad de este blog? ¿Y si cambio de idea y no puedo recuperar los usuarios originales? ¿Y qué pasa con todo el tiempo invertido en esos perfiles? Dejarlos desatendidos no es visto como buena señal, pero una señal aún peor sería que, por forzarme a mí misme a mantener una comunidad fuera de mi objetivo, el cual es escribir, mi salud física y mental comenzara a resentirse por causa de ello. Desde fuera puede sonar egoísta e incluso vago, pero desde mi perspectiva creo que es la decisión más responsable que puedo tomar.

lunes, 1 de abril de 2019

30 días de Aceptación Autista 2019

Hace unos días encontré esta lista de sugerencias en Tumblr para hablar sobre aceptación autista. He tenido dudas sobre cómo hacerlo, ya que siento que un hilo de Twitter no me ofrece el espacio suficiente ni la posibilidad de recuperarlo fácilmente y hacer un post diario en Facebook me parece incómodo y es incluso más difícil mantener todo el contenido junto y recuperarlo en el futuro, he decidido hacerlo en un post que actualizaré de forma diaria.

Obviamente, si os gusta la idea, podéis uniros aunque vayáis con algo de retraso. De hecho, yo realmente he empezado a escribir el día 3 por problemas personales.

Día 1: Preséntate. Habla sobre lo que te hace ser tú misme.

Ya tenía escrita una presentación bastante extensa, pero como quiero hacer algo diferente, añadiré algo de información sobre mí.
  • Mi nombre viene del personaje homónimo de Touhou 1: Highly Responsive to Prayers.
  • Normalmente llevo bisutería y/o bufandas hechas por mí.
  • Me gustan tanto las cosas dulces que siempre llevo algo dulce conmigo.
  • La razón por la que me teñí el pelo de verde fue porque quería hacer cosplay de Yuuka Kazami pero no quería comprarme peluca. A día de hoy mantengo el color porque pienso que me favorece.
  • Mi pokémon favorito es Skitty.

Día 2: Publica una selfie #RedInstead

[Descripción: se puede ver a una persona con gafas y el pelo verde sonriendo a cámara, completamente vestida de rojo. Esa persona es Sariel. Lleva unos cascos en el cuello, un choker de pinchos y un collar de Skitty]

La calidad no es muy buena ya que mi nuevo móvil no tiene una buena cámara integrada (a pesar de que dicen que son 2Megapíxeles) y además la iluminación no es muy buena. Pero lo importante es que me veo bien, y además no tuve otro momento mejor en el día para captarlo. Quiero mencionar mis pendientes de cascabel, los cuales hice yo y son también rojos.


Día 3: Escribe sobre qué significa la aceptación autista para ti.

Aunque ya he escrito sobre el tema y creo que no necesito enfatizarlo más, como es un post especial me gustaría explicarlo otra vez, o al menos la perspectiva que tengo hoy en día. La aceptación autista significa que somos libres de mostrarnos tal y como somos sin temor a ser menospreciades. Por ejemplo, un ejemplo de aceptación para mí es poder hacer stimming en la calle sin temor a recibir miradas extrañas o comentarios hirientes.

Obviamente, la aceptación es necesaria en muchísimos más campos, pero todos acaban confluyendo en la necesidad que tenemos como seres humanos de sentirnos incluides. Les autistas también formamos parte de este mundo, por lo tanto, lo que reclamamos es simplemente existir en él de forma visible, y para ello necesitamos que se nos conozca y se nos entienda. Eso es la aceptación para mí.


Día 4: ¿Qué desearías que supiera más gente sobre autismo?

Hay muchísimas cosas, pero si hay algo que se me ha pasado casi instantáneamente por la cabeza ha sido la idea de que tenemos que desterrar casi todos los estereotipos que existen sobre nosotres. Especialmente el de que todes les autistas somos genies o tenemos talentos especiales. Lamento decepcionaros, pero eso es más la excepción que la norma, tal y como sucede con las personas alistas. Así que si eres autista y dudas de que lo seas porque careces de algún talento sobresaliente: no pasa nada. Sigues siendo autista.


Día 5: Habla sobre cómo o cuándo fuiste diagnosticade. Alternativamente, si eres autodiagnosticade, habla sobre cómo o cuándo te diste cuenta de que eres autista.

Bien... No es una historia fácil de contar, porque se aleja totalmente de la persona que soy hoy en día y del amor y la aceptación que he adquirido a lo largo de todo este tiempo. Pero aún recuerdo cómo me contaron que era autista. La cuestión es que yo por esa época estaba en el instituto, creo recordar que era 3º de la ESO. No recuerdo exactamente la fecha, pero diría que fue alrededor de octubre de ese año. Ese día tenía cita con el psiquiatra, al cual era la primera vez que iba. Y bueno, que me lo dijo a bocajarro. La cuestión es que, según supe más tarde, no debía haberme dicho que soy autista. Me lo estaban ocultando. Sospecho que la farsa duró años.

Aparte de los sentimientos por saber que mi identidad me ha sido ocultada buena parte de mi infancia y adolescencia, también me duele el tratamiento que mi familia sanguínea, sobre todo mi madre, le ha dado a mi condición, haciéndome sentir como si fuera un sórdido secreto que debo ocultar a toda costa.

Si tuviera la oportunidad de dejarle un mensaje a le Sariel de entonces es que no tiene que tomar su autismo como una tragedia o algo malo. Elle está bien como es. Algún día acabará por entender su realidad, y será entonces cuando entenderá mi mensaje.


Día 6: Habla sobre hacer stimming. ¿Qué significa para ti? ¿Cómo haces stimming?

Antes de nada, necesitamos una palabra española para hablar de stimming. En el pasado he usado estimi, pero no me convence. El caso es que nos hace falta una palabra para hablar de ello y estereotipias no me gusta nada, suena muy capacitista y me da toda la cosa usar esa palabra. A falta de una alternativa mejor, seguiré intercalando estimi y stimming hasta que demos con una palabra que nos guste como comunidad.

Siento que el estimi como concepto es relativamente nuevo para mí, aunque soy consciente de que he hecho stimming toda mi vida. Como por ejemplo, aletear mis manos cuando era pequeñe. Pero si tuviera que hablar sobre qué es para mí, diría que es mi forma de relajarme sin tener que recurrir a cosas como darle una paliza a un conejo gigante de peluche en el cuarto de baño. Con esto no quiero decir que hacer stimming sea algo que solo sale de mí cuando estoy enfadade, ya que también lo hago cuando estoy feliz, estresade, nerviose y mil cosas más. Así que supongo que el estimi para mí es una forma más de expresar mis emociones.

Normalmente hago estimi de tres formas: me froto las manos, maúllo y tarareo. Frotarme las manos es el más eficaz en términos de regulación sensorial, pero como una vez me dijeron que pongo "una cara rara" (¿satisfacción?) cuando lo hago, prefiero hacerlo solo cuando sé que nadie me observa. O, en su defecto, cuando estoy rodeada de gente a la que le da absolutamente igual. Y no, las multitudes no cuentan, si algo he aprendido es que mi pelo verde suele llamar la atención, y como persona que se siente incómoda con atención no deseada, procuro evitar hacerme notar, lo cual es un poco triste teniendo en cuenta que frotarse las manos no es algo malo ni destructivo, aunque tengo las manos algo feas por hacerlo mucho.

Pero maúllar y tararear son otra historia. Lo hago todo el tiempo. Todo. El. Tiempo. ¿Que estoy feliz? Maúllo. ¿Limpiando en el trabajo? Tarareo. ¿Sorprendide? Maúllo. ¿Simplemente me apetece hacerlo? Pues lo hago y ya está. Aunque también he recibido comentarios negativos por maúllar, a lo "no eres un gato", simplemente en este caso me dan igual y sigo haciendo estimi, a veces incluso más frecuentemente. ¿Quizá busco molestar subconscientemente a la otra persona?

Y como sé que la curiosidad mató al Skitty, suelo tararear dos canciones, esta y esta. A veces cuando tengo el día "bueno" me da por cantar esto, aunque solo un trozo del estribillo porque el japonés y yo no nos llevamos muy bien todavía.


Día 7: Habla sobre intereses especiales. ¿Qué significa tener intereses especiales para ti? Habla sobre tus intereses especiales. También puedes hablar sobre intereses especiales pasados. ¿Cuál ha sido tu interés especial más extraño?

Me siento algo extrañe hablando sobre intereses especiales por el hecho de que existe el estereotipo de que les auténtiques autistas solo podemos tener un gran interés y ya está. Sé que eso no es cierto y que soy una persona autista válida a pesar de lo que los prejuicios alistas, totalmente desinformados, digan sobre nosotres.

A día de hoy mis intereses especiales principales son Pokémon, Touhou Project, autismo, salud mental, videojuegos (en general), ciertos estilos de música y cocina basura. Aparte de ser mis intereses más longevos, son los que siempre me han acompañado y dado comfort cuando más lo necesitaba. Hay algunos intereses secundarios que siguen siendo importantes para mí, pero a los que no les dedico tanto tiempo, como manualidades o Final Fantasy. 

Ahora mismo estoy desarrollando un interés especial que a simple vista parece un poco extraño, pero que en el fondo tien sentido. Me estoy aficionando a ver vídeos de personas que se han liberado de la secta conocida como Testigos de Jehová. ¿Por qué? Como cualquier secta y grupo de alto control, quienes están sujetes a estos grupos desarrollan una serie de problemas de salud mental, como depresión, alcoholismo, problemas severos de autoestima... Y claro, a primera vista suena extraño, pero una vez que se entiende que es porque está relacionado con mi interés por la salud mental cobra sentido.

Así que puedo concluir que para mí un interés especial es algo que me trae comfort, me anima a aprender y me hace sentir bien. Obviamente, hay otros intereses que responden a otras necesidades, pero por lo general eso es lo que significa para mí.

E insisto. ¿Varios intereses especiales? Válido. ¿Sin interés especial? Válido. ¿No eres une experte en tus intereses especiales? Todo válido. No dejéis que los estándares alistas os digan que sois menos autistas por su ignorancia.


Día 8: Habla sobre capacitismo. ¿Has sufrido capacitismo por ser autista?

Opino que todes les autistas hemos sufrido capacitismo alguna vez por nuestra condición. Simplemente, algunes tenemos más experiencias o somos más conscientes de ello.

En mi caso particular, quiero destacar algo que me solía ocurrir cuando mi salud mental estaba en su punto más bajo y necesitaba ayuda desesperadamente. Al ser una persona autista semiverbal, muchas veces es mejor para mí no hablar, ya que intentar ordenar mis ideas en mi cabeza y plasmarlas en palabras de manera adecuada es un reto para mí, especialmente en mi caso, en el que hablo dos idiomas y puedo mezclar cosas sin querer hacerlo realmente. Y bueno, cuando tu mente está enferma, es normal que la capacidad de procesar todo esto se vea mermada. Pues bien, cada vez que recurría a escribir mis ideas y pensamientos en lugar de hablar, todo cuant recibía eran comentarios condescendientes y miradas extrañas. Eso es capacitismo.

Hace unos tres años escribí extensamente sobre una experiencia llena de capacitismo con una agencia de empleo británica exclusivamente dedicada a personas discapacitadas. Después de todo este tiempo, creo que el tiempo me ha dado la razón.


Día 9: Recomiéndanos a tus bloggers y activistas favoritos.

Lo genial de que la comunidad autista hispanohablante esté creciendo es que cada vez hay más material desde el paradigma de la neurodiversidad. Así que voy a aprovechar para recomendar blogs y páginas que suelo leer.

Al otro lado del Espectro

Asper Revolution

Aprender a quererme

Mi cerebro atípico

Bits desde el espectro

También quiero mencionar un blog de Tumblr en inglés que me encanta y que es Autistic Questions and SpongeBob Stuff. La razón por la que leo este blog de forma diaria es que, aparte de tratar de autismo, tiene un enfoque informal y muy relajado.


Día 10: Habla sobre tus creadores autistas favorites. Les creadores pueden ser youtubers, artistas, músiques, escritores...

Nunca me voy a cansar de decir lo mucho que adoro Pokémon, y por lo tanto, lo agradecide que estoy a Satoshi Tajiri por haber creado algo tan genial e importante en mi vida.

Me gustaría poder mencionar a más artistas, pero, y esto se va a convertir en una frase que escribiré en más de una ocasión en este mes, siento que les autistas necesitamos muchísima más visibilidad. Y el hecho de que solo pueda mencionar una persona es muy, muy triste.


Día 11: Habla sobre tu red de apoyo. ¿Te sientes apoyade por tu familia y amigues?

Esta es una de esas preguntas que, aparte de que siento que llegan en un momento (in)oportuno, tienen una respuesta que cambia según hacia quien la enfoque.

En general, no puedo hablar bien de mi familia salvo de mi padre, y quizá mis hermanes pequeñes. Aunque a durísimas penas tengo relación con elles, lo cierto es que mi padre ha hecho mucho por mí, especialmente cuando decidí romper el círculo vicioso de maltrato en el que estaba por mi madre y mi hermano mayor. Sé que sin su ayuda no estaría donde estoy hoy. Mis hermanes pequeñes han estado ahí de manera emocional, y personalmente, me duele pensar que han tenido que cargar mucho, y lo que les queda, por la familia que nos ha tocado. A pesar de que apenas les hablo, en cierta forma aún me preocupan, y aunque no puedan hacer nada por mí por la diferencia de edad, en cierta forma les estoy agradecide por todo.

Del resto de mi familia, como siempre digo, han sido cómplices al permitir que todo esto pasara sin hacer nada para remediarlo o simplemente permanecer en silencio. Luego algunes de elles han intentado contactarme después de que me fuiera de casa, y sinceramente, no tengo ningún deseo de hablarles. Algunes han sido testigos de cosas que nadie debería presenciar nunca, y aún así, no han hecho nada para pararlo. Así que puedo decir claramente y sin temor a equivocarme que nunca han estado ahí.

En cambio, de mis amigues no puedo decir otra cosa sino alabanzas, tanto de aquelles que están conmigo como les que no. Gracias a todes elles soy la persona que soy hoy en día. Y no solo eso, he tenido muchísimos problemas en mi vida por carecer de red de apoyo familiar. De hecho, ahora estoy metide en un buen lío del que me sería muchísimo más fácil salir si también tuviera a mi familia de mi lado. Pero lo importante es que mis amigues no han dudado en apoyarme material y moralmente cuando lo he necesitado. Por eso, cuando sé que alguien me necesita, hago todo lo que está en mi mano por ayudar. Si no fuera por mis amigues, hoy no estaría escribiendo estas líneas. Os quiero. Aunque a veces sea horrible demostrándolo. Pero os quiero con todo mi corazón.


Día 12: Trata sobre estereotipos. ¿Cómo te afectan negativamente los estereotipos sobre autismo? ¿Cuáles son los estereotipos que más odias?

Bien, a esto voy a responder de forma unificada, ya que me voy a centrar en el estereotipo que más detesto y en cómo me afecta.

Odio que la gente crea a pies juntillas que les verdaderes autistas solo pueden ser niñOs no verbales con altas necesidades de apoyo y que nunca, jamás de los jamases, podrán valerse por sí mismos. Nunca he encajado ni encajaré en esta visión sumamente errónea y capacitista de lo que es el autismo. Y como según esta creencia yo no soy autista, mi identidad y mis necesidades de apoyo son rotundamente negadas.

Sí, años y años de dos equipos de psicólogues y psiquiatras estudiando y aprendiendo sobre mi neurodivergencia, mi propio tiempo asisitiendo a evaluaciones y muchos años más por mi parte para aceptar quién soy como para que venga alguien que ha escuchado mi condición de pasada o le suena de alguna serie o programa para que me nieguen todo.

La razón por la que decimos que el autismo es una discapacidad invisible es que, en mi caso, detrás de la persona de pelo verde que trabaja en fast-food y logra aparentar funcionalidad y normalidad de acuerdo a los estándares sociales, se esconde una persona que lidia día a día con niveles de cansancio que una persona neurotípica no puede comprender, que lo pasa mal porque a veces no entiende qué le pasa a la gente por la cabeza o que tiene que ser fuerte ante los constantes mensajes de odio que la sociedad manda hacia personas como yo.


Día 13: Trata sobre colapsos y apagones. ¿Cómo son en tu caso? ¿Cada cuánto los tienes? ¿Hay alguna cosa que te ayude? ¿Alguna que no?

tl;dr los odio. Ojalá poder evitarlos completamente.

Yo puedo tener tanto colapsos como apagones. Normalmente, tengo colapsos cuando estoy bajo muchísimo estrés o malestar emocional. En cambio, los apagones me son más frecuentes cuando estoy demasiado cansade o sobrecargade. No hay frecuencia fija, pero el último colapso fuerte fue hará mes y medio. No puedo recordar cuando fue el último apagón. Supongo que soy muchísimo más propense a los colapsos.

Independientemente del escenario, una cosa que me ayuda mucho es tener tiempo para descansar. En caso de un colapso, porque sufro de dolores de cabeza que se acercan a la migraña, aparte de una sensación de debilidad y cansancio bastante aguda. En caso de un apagón, al ser causado por cansancio extremo, no seré capaz de recuperarme completamente hasta que me dé un tiempo. Lo que nunca ayuda es forzarme a seguir con un ritmo que me daña o seguir exponiéndome a la fuente de malestar emocional, en el caso de colapsos.


Día 14: Trata sobre relaciones. ¿Cómo crees que el ser autista afecta a las mismas? Pueden ser románticas o platónicas.

Este tema no es fácil de abordar para mí por el hecho de que dos de mis relaciones pasadas no fueron para nada felices, y tratar de pensar en ello me puede dañar bastante. Pero puedo afirmar que, tanto en las buenas como en las malas, el ser autista ha sido una influencia en mi pasado amoroso.

Me he dado cuenta de que soy una persona percibida como demasiado afectuosa, físicamente hablando. Esto a veces ha sido un problema, ya que antes de comprender y aceptar mi autismo me costaba delimitar las barreras de la otra persona. Ahora que entiendo mejor lo que son las barreras personales, me es mucho más fácil mostrar afecto físico y respetar los límites de la otra persona.

Otro aspecto que creo que ha sido determinante es que soy una persona muy emocional, y esto normalmente se ha percibido como algo negativo o bien yo he sentido que he dañado a la otra persona.

En cualquier caso, siento que de una forma u otra mi pasado amoroso ha estado lleno de capacitismo. Bien es cierto que me siento parcialmente responsable de ello por no haber aceptado antes quién soy, pero por otro lado, pienso que ciertas dos personas podrían haber aprendido de mí y tenerme más paciencia y respeto en lugar de hacerme sentir inferior a ellos, algo que también afecta negativamente a mis relaciones. De hecho, en algún momento me gustaría hablar más profundamente sobre mi primera relación porque, a pesar de todos los años que han pasado, hay muchos detalles que merece la pena explorar, y si puedo ayudar a alguien a adquirir algo de perspectiva, que así sea.

En cuanto a mi futuro, el haberme tomado el amor como algo que debía esperar pacientemente, sabiendo claramente lo que funciona conmigo y lo que quiero, lo veo bonito y esperanzador. Siento que el haberme aceptado sin límites ni condiciones me ha ayudado a entenderme y perdonarme, y a la vez me ha hecho ver aún más claramente qué es lo que busco en una pareja. Siento impaciencia por lo que me espera, pero sé que hay alguien ahí afuera con quien puedo compartirlo todo. Solo es cuestión de tiempo que suceda.


Día 15: ¡Día libre! Escribe sobre lo que te apetezca



[Descripción: se puede ver a un hombre en un escenario iluminado de azul cielo. El público tiene sticks de colores. Es un hombre rubio, vestd de príncipe. Se le ve tendiendo la mano al frente. Este hombre es Camus, de Uta no Prince Sama]

Me ha llevado mucho tiempo pensar sobre qué me apetecía escribir realmente, pero a medida que el día se iba acercando, lo iba teniendo más claro. Quiero escribir sobre por qué quiero tanto a Camus.

He comentado en más de una ocasión que tengo estrés postraumático por haber sido víctima de abusos sexuales. Pues bien, una de las cosas que me hizo creer el TEPT es que, de una forma u otra, todos los hombres son monstruos. Sin excepción. Y, el hecho de que no mucho después, el hombre que fue mi pareja, dudó de mi versión de los hechos y me dejó sole y desamparade, reforzó ese pensamiento negativo creado por mi trauma.

Recuperarse de un trauma no es fácil. Especialmente cuando por determinadas razones no tienes acceso a une profesional. O, como también ha sido mi caso, hay que lidiar con otra serie de circunstancias que no están directamente relacionadas con el trauma, pero que acrecentan los problemas que este trae consigo. No ha sido un camino nada fácil y sinceramente ha habido veces en las que he creído que no iba a poder más.

Antes de conocer el personaje de Camus, me habían pasado una serie de cosas en los meses previos que habían reforzado aún más la premisa negativa de que todos los hombres son monstruos. Autistas o alistas. Ninguno se libraba. Solo querían estar ahí cuando a ellos les interesaba y, cuando era yo la que necesitaba cuidados y atención, desaparecían o se iban con excusas que no hacían otra cosa sino dañarme. Y aunque en su momento creí que no, sé que incluso recaí en la depresión. De hecho, la razón por la que inicialmente creé mi cuenta privada de Twitter era porque necesitaba echar toda esa negatividad fuera de mí sin tener que depender de nadie, ya que en ese momento creía que a nadie le importaría una mierda, con perdón del lenguaje.

Y unos meses más tarde es cuando Camus entra en acción. Es una historia rara de cómo alguien me dijo "Oye, prueba este juego", y bueno, como soy muy predecible, mis ojos se fueron derechos al personaje de pelo largo de turno. Al principio no me gustaba nada por la "voz de camión" que tiene, pero poco a poco, a medida que iba conociendo al personaje, algo en mi cabeza hizo click. No es que todos los hombres fueran monstruos. Obviamente, hay hombres buenos y hombres malos. Que a mí me hayan tocado algunos con intenciones nada buenas no quiere decir que todos sean así. Y el hecho de que 1. La persona que me recomendó el juego lo hizo de buena fe para que me distrajera de mi estresante vida de vendedora de pollo frito y tener algo que compartir conmigo y 2. El hecho de que un hombre ficticio, a pesar de tener una personalidad algo cuestionable (en sentido de que tiene dos "personas"), pueda ser aceptable en términos de querer a los demás me hizo darme cuenta de que mi creencia era tan solo una mentira que me estaba creyendo por el estrés postraumático.

Así que, en resumen, Camus significa mucho para mí porque fue uno de los últimos pasos para poder recuperarme de mi estrés postraumático. Obviamente, uno nunca se recupera al 100% de algo así. Pero el hecho de que lleve mucho tiempo sin sufrir síntomas relacionados con mi trauma y el hecho de que pueda tener una vida normal con personas de cualquier género, incluyendo hombres, creo que es indicativo de que lo he superado.


Día 16: Habla sobre tus diferencias sensoriales. Puede ser tacto, sonido...

Por lo general soy sensible a luces, así que me gusta estar en sitios con iluminación suave o incluso a oscuras. Pero a la vez encuentro fascinantes cosas las bombillas que cambian de color. Supongo que esto ya entra en la categoría de estimis...

También he notado que soy más sensible al tacto que el resto de la gente. Aparte, me molesta mucho que me toquen personas con las que no tengo confianza alguna, hasta el punto de que me resulta físicamente doloroso. Pero, a la vez, tiendo a buscar cosas suaves o buscar contacto físico con personas a las que aprecio. Obviamente, y enlazando con algo que ya he escrito, teniendo cuidado con sus límites personales.

Olores... Es muy extraño, pero normalmente noto que mi capacidad olfativa se amplía debido a la regla. Sin entrar en detalles de cómo cada ciclo menstrual hace estragos en mi cuerpo, uno de los cambios más inocuos que me traen los días previos a mi periodo es que olfateo mejor.

Pero si hay algo con lo que tengo una relación extraña es con el sonido. Soy sensible, por lo que me disgustan los ruidos fuertes e inesperados, de ahí que salga de casa con mis cascos a modo de defensores de oídos. Pero a la vez, me pasa que, al tener dficultades con el proceso auditivo, me cueste muchísimo entender a la gente cuando habla, de ahí que se piensen que o estoy sorde o no sé su idioma. Y no ayuda que me hablen susurrando, ya que el sonido de su voz se mezcla con el ruido ambiental y es imposible entender nada. De ahí que me niegue rotundamente a usar llamadas de teléfono. Si tan importante es, escríbelo. No voy a quemar cucharas por caprichos alistas de nadie.


Día 17: Habla sobre tu personaje autista canon.

Houston, tenemos un problema...

Llevo días pensando sobre qué puedo decir hoy y la respuesta es... No puedo responder. Lo que me obliga a decir algo por segunda vez: las personas autistas necesitamos representación. Pero no una que nos muestre como personas no-verbales, agresivas y completamente absorbidas. Esos estereotipos dañan mucho. Quiero ver gente autista de todas las edades y géneros, gordes y delgades, verbales o no y que, en definitiva, los vea y diga que son de les nuestres.


Día 18: Habla sobre tus headcanons autistas.

Me voy a centrar en uno, ya que es el que más claro tengo y uno que parece que compartimos bastante gente: Shion Amakusa de Uta no Prince Sama.

Shion es descrito como un chico de pocas palabras, a menos que le hables de música. Entonces, su conversación se vuelve un tanto mística. Le cuesta abrirse emocionalmente. Tiende a tener arrebatos emocionales, o más bien colapsos, hasta el punto de que en el anime llegó a encerrarse en un armario, encogiéndose y abrazando sus rodillas. Incluso se puede apreciar que tiene unos hábitos dietéticos fuera de lo común.

Vamos, que me da igual lo que me digan, para mí Shion es clarísimamente autista.



Día 19: Habla sobre autismo y bullying. ¿Has sufrido bullying por tus rasgos autistas?

Respuesta corta: SÍ. Respuesta larga: el ser autista ha sido un factor condicionante a la hora de sufrir bullying, pero también ha habido un claro componente gordofóbico y no ajustarme claramente al rol de género ideal por el género que se asignó al nacer.

Escribí muy brevemente sobre ello en el pasado, pero lo cierto es que mis rasgos autistas han sido la principal razón por la que he sufrido bullying. Las cosas que me hacen ser yo misme no le gustan a la sociedad. De ahí que les niñes de mi colegio y mi pueblo me trataran peor que a basura, no viviera relativamente tranquila hasta mi llegada a la universidad e, incluso, me ha tocado lidiar con un superior que me percibía como una listilla y mala empleada y quería que su subordinado, mi jefe, me despidiera.


Día 20: Habla sobre identidad. ¿Prefieres decir "persona con autismo" o "autista"? ¿Por qué? ¿Crees que el autismo es una parte importante de quién eres?

Obviamente, prefiero decir que soy autista. El autismo no es un complemento o un interruptor que pueda cambiar a voluntad. Vamos, que no son como unas bragas que pueda ponerme y quitarme cuando quiera, con todo lo que este símil implica. La cuestión es que si pudiera controlar mi autismo o incluso eliminarlo, no sería yo. Físicamente sería igual, pero mi personalidad y mi psique no serían la misma, por lo que realmente no sería yo.

Cuando se usan estructuras como "persona con autismo", "sufre autismo" o similares, no solo intentan recordarse (sin éxito) que somos personas ante todo y que no somos autismo. El caso es que su capacitismo es tan grande que no se dan cuenta de que recurriendo a etiquetas que ya hemos rechazado como comunidad solo consiguen perpetuar sus estereotipos sobre nosotres y seguir silenciándonos.


Día 21: Habla sobre el colegio. ¿Cómo ha afectado el hecho de ser autista a tu experiencia escolar (independientemente de que sigas en la escuela o no)?

El colegio fue horrible for muchas cosas. Ya no solo por el bullying, sino por el hecho de que algunes profesores me percibían como la listilla de turno y me cogían manía, hasta el punto de que uno me agredió físicamente. A pesar de que fue algo menor, al haber traspasado una barrera infranqueable, recuerdo incluso que perdió su trabajo, por lo que acabamos el curso con una profesora diferente.

Sinceramente, no es una época que recuerde con cariño. Por mucho que me guste aprender cosas nuevas, lo cierto es que entre unes y otres lo pasé fatal. Estoy segure de que prácticamente no recuerdo casi nada de mi infancia por esto mismo.


Día 22: Habla sobre adaptaciones. ¿Te han hecho adaptaciones en el trabajo o la escuela? ¿Cómo te han ayudado? Si no lo han hecho, ¿qué adaptaciones te gustaría recibir?

Bien, para aquellos que me lean y no sean de España, quiero aclarar que para recibir cualquier ayuda por discapacidad, incluso adaptaciones, primero debes tener un certificado de discapacidad con al menos un porcentaje del 33%. Yo no lo tengo, y de hecho, acceder a uno de estos certificados por autismo es muy complicado. Pero como llevo casi cuatro años en Reino Unido y sin planes ni intenciones de volver, considero que no merece la pena ni que me plantee el trámite.

Por lo tanto, en mi etapa educativa no recibí ningún tipo de adaptación. Nada de nada. Pero en mi etapa universitaria me habría ayudado mucho tener el certificado de discapacidad para poder estudiar de forma más flexible mi carrera, ya que sentía que cinco asignaturas por cuatrimestre son muchas para mi capacidad mental. Además, también me hubiera ayudado poder vivir en un ambiente más tranquilo. Las residencias universitarias no son buenos lugares para autistas.

En mi etapa laboral, la única adaptación destacable es que, a pesar de que técnicamente forma parte de mi trabajo, yo no suelo estar en drive thru. Esto se debe a que el auricular que se usa para tomar pedidos tiene una calidad de sonido que deja mucho que desear, una queja frecuentemente vocalizada por todes y cada une de mis compañeres. Este hecho sumado a mis dificultades procesando el sonido y el habla y que el inglés no es mi primer idioma, hace que me sea muy difícil tomar pedidos por largos periodos de tiempo.

De hecho, en días con bastante clientela, he llegado a tener colapsos bastante pronunciados porque la persona encargada del turno ignoró este hecho y pensó que todo iría bien. A pesar de que estoy segure de que esta adaptación no viene motivada por el hecho de ser autista, lo cierto es que funciona. Si tuviera que lidiar con ese auricular durante turnos de cuatro o más horas sé que tendría colapsos de forma diaria.

Sin embargo, hay otra adaptación que sí estoy pidiendo y que está siendo ignorada. Quiero pensar que esto no viene motivado por razones sexistas, pero llevo mucho tiempo pidiendo que quiero ser trasladade a la sección de fritos y hamburguesas. Me es mucho más sencillo trabajar aquí porque no tengo que atender clientes, los cuales suelen ser hombres y su trato hacia mí suele hacer estragos en mi disforia de género.

Y sí, mi autismo también tiene que ver. Me siento más cómode cuando puedo hacer mi trabajo hablando lo mínimo posible e interactuando con el menor número posible de personas. No tendría que lidiar con la pesadilla sensorial que me supone tratar de descifrar los susurros de determinades clientes. Y, sobre todo, encontraría mi trabajo más apetecible. Pero la explicación de mis superiores es que no tienen a suficiente personal para cajas.

Quiero pensar que la negativa no es porque perciban que las personas aparentemente femeninas son mejores para servir a clientes y las personas aparentemente masculinas son mejores para preparar comida, pero después de dos años, tengo mis razones para creer que piensan así. Y el hecho de que no comprendan mi autismo después de todo este tiempo solo acrecenta mis sospechas.


Día 23: Habla sobre juguetes sensoriales. ¿Cuántos tienes? ¿Cuál es tu favorito? ¿Hay algún juguete sensorial que te gustaría tener?

Lo cierto es que yo no soy una persona de tener juguetes sensoriales, ya que soy más de peluches, pero lo cierto es que tengo algunos spinners que sinceramente, no uso. El que más me gustaba era el que brilla en la oscuridad, pero me llegó roto, así que acabé consiguiendo otro nuevo. También me gusta mucho el spinner de camuflaje, ya que es uno de mis estampados favoritos.

Realmente no creo que quiera ningún juguete sensorial, pero admito que encontraría genial la idea de tener alguna bola antiestrés o mucho envoltorio de burbujas.


Día 24: Habla sobre rituales. Puedes hablar sobre en qué consisten. ¿Tienes rituales que debes seguir al pie de la letra? ¿Qué sientes cuando no puedes hacerlo?

El único ritual que tengo de forma personal es bastante íntimo y prefiero mantenerlo privado, pero lo cierto es que el hacerlo me ayuda a no tener pesadillas. Normalmente si no lo hago no pasa nada, pero me siento un poco mal por "haber fallado".

En cambio, en el trabajo procuro hacer determinadas tareas siguiendo siempre el mismo orden (a pesar de que son tareas que no requieren de un orden estricto). El caso es que, si por alguna razón, mi orden se ve alterado, suelo enfadarme. Por suerte, intento lidiar con el hecho de que realmente nadie en mi trabajo entiende que soy autista y que siempre hay una razón detrás de las cosas que hago. Así que simplemente procuro dejarlo ir.


Día 25: ¿Cómo llegaste a aceptarte como persona autista? ¿Cuál fue la mayor ayuda para ello?

Esta pregunta se va a enlazar un poco con la siguiente, pero de todas las formas, las responderé de forma separada ya que hay matices que puedo explicar mejor en la siguiente. La razón por la que me he podido aceptar como persona autista ha sido la comunidad autista, más concretamente la comunidad angloparlante de Facebook.

Bien es cierto que la semilla fue plantada por dos personas de Twitter, y a raíz de ahí fui atando cabos y entendiendo que ser autista no era nada malo, pero sí es cierto que la comunidad que encontré hará unos cuatro años por Facebook hizo muchísimo por ello y estuvo ahí en el, quizá, momento más duro de mi vida, que fue cuando mi expareja decidió que era una buena idea echarme a la calle sin familia ni recursos para ser independiente.

Gracias a elles, por fin me he aceptado tal y como soy.


Día 26: ¿Qué has aprendido de la comunidad autista?

Además de aceptarme a mí misme tal y como soy, hay una serie de lecciones que he aprendido gracias a la comunidad autista, como la de alejarme de aquelles que me hacen daño aunque se hagan llamar "amigues", seguir adelante con mis objetivos aunque parezcan distantes y, sobre todo, que no estoy sole.

Centrándome en el aspecto más práctico, he aprendido que hay cosas que, a pesar de que a simple vista no tengan nada que ver con el autismo, en el fondo sí que son cosas relacionadas, como la prosopagnosia, discalculia, dificultad diferenciando la izquierda y la derecha... 

Sinceramente, conocer a la comunidad autista e interactuar con ella ha sido una de las mejores experiencias de mi vida, ya que también gracias a elles estoy donde estoy ahora.


Día 27: ¿Cómo te sentiste la primera vez que supiste que eres autista? ¿Cómo te sientes ahora respecto a ello?

Esto se enlaza con la pregunta del día 5, ya que ahí hablé un poco de cómo me afectó saber que soy autista. Pero lo cierto es que no fue una reacción nada positiva, ya que tanto mi psiquiatra como familiares me hicieron sentir que no era nada bueno, y eso me caló hondo. Además, con los años, entendí que mi diagnóstico, y por lo tanto, mi identidad, se me estuvo ocultando por un tiempo. Y eso también me genera una serie de sentimientos negativos respecto a las personas que por entonces estaban en mi vida, ya que siento que todo el mundo sabía quién era yo... Menos yo misme.

En cambio, hoy en día me siento orgullose de quién soy y soy muy feliz siendo autista. Ojo, no estoy idealizando mi condición. He pasado por momentos muy duros y dolorosos, y muchos de esos momentos han sido causados por quién soy o mi autismo tiene que ver de una forma u otra. Pero, a pesar de todo, no cambiaría el ser autista.


Día 28: Habla sobre tus dificultades por ser autista. ¿Por qué crees que es así? ¿Que crees que te ayudaría con tus dificultades?

Tengo varios desafíos a los que me toca hacer frente como persona autista. Ya he hablado de mis retos sensoriales, así que me centraré en otro tipo de dificultades.

Por ejemplo, tengo prosopanosia leve, la cual se vuelve más pronunciada cuando estoy en periodos de estrés. Normalmente, reconozco a la gente por rasgos ajenos a sus características faciales a menos que haya algo en su rostro que sepa que voy a recordar. Pero normalmente recurro al peinado o al estilo de vestir. Lo que también me ayudaría es que la gente entendiera que, cuando no les reconozco, es porque están fuera de contexto o se salen de lo que he asumido como "su estilo", y que no deberían tomarse mi reacción como que les detesto o algo así, porque no es el caso.

Al igual que la prosopagnosia, también tengo discalculia, la cual se agrava con estrés. Este punto resulta extremadamente irónico, ya que la principal función de mi trabajo implica dinero, y por lo tanto, números. Sin embargo, mi caja tiene las monedas organizadas de tal manera que me resulta muy sencillo dar el cambio de forma rápida y correcta. Al parecer, mi forma de poner las monedas es rara y alejada del estándar, pero lo importante es que funciona. Ahora bien, cuando necesito apuntar números, lo único que me funciona es escribirlos en grupos de dos. Como, por ejemplo, 58678986. Así no puedo, tengo que escribirlo como 58 67 89 86. De otra forma, el riesgo de que mezcle grafías es real, y las consecuencias no son divertidas

Otra cosa importante que quiero mencionar es que soy una persona con unos niveles muy bajos de energía, así que a veces me siento muy limitade. Lo que me ayuda es tomarme las cosas de forma más sencilla. Como, por ejemplo, en lugar de cocinar, algo que me es agotador, tengo platos congelados que puedo meter en el microondas y cosas que puedo preparar de forma sencilla.

Hay otras dificultades por las que paso de forma común, pero o bien ya he hablado de ellas o considero que no son tan jugosas o tan relacionadas con ser autista, así que de momento está bien así.


Día 29: Habla de tus dones como persona autista. ¿En qué crees que sobresales justamente por ser autista?

Bien, esto a simple vista puede sonar extraño, ya que hasta cierto punto tengo problemas con la función ejecutiva, pero a la vez soy muy buene trabajando de forma individual. Sé organizarme de tal forma que puedo acabar mis tareas en el tiempo establecido sin necesidad de tener supervisión para ello. Y creedme, esto es increíble en un trabajo como el mío, porque una vez establecida una rutina, me es muy sencillo hacer mis tareas, hasta el punto de que muchas veces mis superiores me han pedido que haga cosas que yo ya había empezado por mi cuenta antes de que me lo pidieran.

También soy muy buene encontrando patrones y recordándolos, lo cual me da cierta ventaja en algunos videojuegos, como Touhou Project. Asimismo, en el trabajo es útil porque tiendo a recordar lo que piden los clientes habituales.

Tengo muy buena memoria, especialmente para cosas que tienen que ver con mis intereses especiales.

Diría que esto es todo, ya que no considero que mis otras cualidades personales estén ahí porque soy autista.


Día 30: Habla sobre el orgullo autista. ¿Qué significa el orgullo autista para ti?

El orgullo autista no debería ser algo que saquemos a relucir una vez al año y ya. Pienso que, aquellas personas autistas que pueden permitirse el lujo de ser abiertamente autistas, deberían serlo todos los días del año, sin límites ni reservas.

El orgullo autista, como acontecimiento anual, además de una fiesta, también debería ser un momento de reivindicación, ya que nos queda muchísimo que avanzar. No obstante, a día de hoy, considero bien que para nosotres sea un acontecimiento social en el que nos reunimos para celebrar nuestra existencia. Una vez que dejemos de sentirnos aislades, entonces sí sería buena idea añadir tintes reivindicativos, tan necesarios en nuestro activismo. Pero soy de les que piensan que es mejor hacer las cosas poco a poco.

lunes, 25 de marzo de 2019

El blues de abril

Es una fotografía de Sariel llevando su chaqueta azul
Debo confesar que la primavera es mi estación favorita.
Empieza a hacer buena temperatura para no necesitar salir a la calle con abrigo, mi ciudad empieza a llenarse de flores y los días son más largos, algo que hace que me sienta mejor. Sí, a pesar del estereotipo de que les gótiques somos animales nocturnos. Supongo que soy une gótique con gusto por los floripondios. Pero no vengo a escribir sobre por qué me gustaría vivir en una primavera eterna, por muy antinatural que eso sea.

Si hay algo que hace que me desanime un poco y hace que quiera que el tiempo pase más rápido es abril. No por el mes en sí mismo. Si no por el Día Internacional del Autismo y toda la parafernalia supuestamente proautista que se despliega este mes.

Si hay algo que me afecta es el hecho de todo se inunda de símbolos que la comunidad autista ya ha rechazado abiertamente, y argumentando el por qué. No quiero hablar en nombre de toda la comunidad, pero sí es cierto que, en mi caso personal, me indigna ver piezas de puzle y símbolos azules, como iluminar edificios o usar bombillas azules. Ya en el pasado hice un análisis extenso sobre mi rechazo hacia la pieza de puzle azul, así que no tengo nada nuevo que añadir. Yo, como persona autista adulta de género no binario me siento invisibilizade por estos símbolos, eso sin mencionar la retórica negativa que se esconde tras ellos.

También quiero añadir una cosa sobre la concienciación. Porque sí, abril es un mes que se usa para concienciar a la sociedad sobre nuestra condición. El verbo concienciar, según el DRAE, significa: “Hacer que alguien sea consciente de algo”. Sin embargo, creo que podréis estar de acuerdo conmigo en que la sociedad ya es consciente de la existencia del espectro autista. El problema reside en que han absorbido mensajes eminentemente negativos sobre nosotres. Piensan que somos incapaces de tener una vida feliz y plena, nos comparan con ciertos personajes de ficción que ni siquiera tienen que ver con ser autistas, y para colmo, cuando nos permitimos ser autistas en público somos objeto de burlas y acoso, en el mejor de los casos. Entonces, ¿para qué queremos más concienciación? Las personas autistas no necesitamos concienciación ni tolerancia, necesitamos aceptación.

Intento centrarme en el hecho de que, cada año que pasa, cada vez más autistas dan el paso y hablan sobre lo que significa ser autista. También veo cómo cada año usamos los colores rojo y dorado para reivindicar que estamos aquí, y que quienes se han adueñado del color azul lo hacen por fines egoístas y que buscan la extinción autista. Pero es imposible. La negatividad sigue llenando este mes, y la sola idea ya me hace sentir mal.

Quizá sea por eso por lo que he decidido llamar a esta sensación que tengo en mi corazón “el blues de abril”. Me entristece ver cómo mi neurotipo es usado por unos cuantos seres humanos sin escrúpulos solo para recaudar dinero y evitar la existencia de personas como yo. Me apena pensar que, de los tres meses que dura la primavera, uno lo pasaré pensando “Jo, acábate ya”. Me afecta lo que pueda pensar otra gente si llevo mi chaqueta fina y mi pañuelo palestino favorito, los cuales son azules. También me afecta el que la gente piense que el corazón azul que llevo en el nick de mi cuenta personal de Twitter es una muestra de apoyo a Autism $peaks, cuando ya he explicado varias veces que ni siquiera tiene que ver con el mundo autista. Son muchas cosas, y honestamente, cuesta llevarlas.

Me gustaría pensar que este año va a ser diferente. Que no voy a ver tantos mensajes que, aunque parezcan positivos, en el fondo ocultan unos mensajes que no hacen otra cosa sino dañarnos. Que habrá gente que seguirá apoyando al séquito azul, algunes por convencimiento y otres por ignorancia. Pero sé que no va a ser así. No me queda más remedio que aceptarlo y enfrentar el blues de mi corazón lo mejor que pueda. Quizá esa sea la magia para no sufrir tanto.

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