Páginas

lunes, 12 de diciembre de 2022

La última de Joanne

***ALERTA DE CONTENIDO***

Este es un texto que trata sobre transfobia, más concretamente transmisoginia. Si no estás mentalmente preparade para leer esto, por favor, deja la página. Cuídate.

Un meme de Doge, cuyo texto, traducido, es: "Gente, os aseguro, ser una superviviente de violencia doméstica me da derecho a ser tránsfoba". El meme se burla de J.K. Rowling.

Yo nunca he sido muy fan de Harry Potter, la verdad. Solo me leí los cinco primeros libros, y pasé de seguir leyendo porque me hicieron spoiler de lo que pasaba después a mis tiernos 14 añitos. Recuerdo que, en su momento, me cabreé mucho con el quídam en cuestión, y eso que el chaval me gustaba. Pero ahora, después de todo esto tiempo, quizá tenga que darle las gracias, porque BAIAH.

Después de todos esos años, ahora vivo con el miedo de ver el nombre de J.K. Rowling en Twitter porque no hace falta ser un genio para saber que, seguramente, la señora ha vuelto a abrir la boca para decir alguna cosa, cuanto menos, cuestionable. Que sí, quizá deberíamos haber visto dónde iba a acabar todo cuando empezó a decir que Dumbledore era gay, pero luego no darle ni un momento de ser libremente gay, vaya.

Y si la memoria no me falla, allá por 2019 empecé a llamarla JKTERF por razones obvias. Ya en 2020 no había vuelta atrás: Jotaká tendría que haber mantenido sus estúpidos comentarios en su bolsillo y vivir de la fama y el cariño ganados por Harry Potter, aunque ese silencio implicara que no podría ordeñar nunca más su vaca lechera. Aunque bueno, lo de dejar de ordeñar la vaca es difícil, y si no que se le digan a Nickelodeon con Bob Esponja.

Y así llegamos al día de hoy, en el que casi nadie decente duda del hecho de que la buena de Joanne odia a las mujeres trans, a las personas discapacitadas y a cualquiera que no esté de acuerdo con ella, incluso si eso implica intentar sacarle los colores a la primera ministra de Escocia, sin mucho éxito, en mi humilde opinión.

Hoy es otro día en el que vuelvo a ver el nombre de la susodicha en Twitter, por lo que esperaba más de lo de siempre… Y bueno, no. Pero sí. Es complejo.

Ella y otras cuatro mujeres han fundado un servicio no mixto para mujeres supervivientes de violencia sexual llamada Beira’s Place. En principio, la idea suena bien, ¿verdad? Y como alguien que ha sufrido violencia por el mero hecho de mi cosplay mal hecho de mujer, puedo entender la necesidad de un servicio así.

Allá por 2015 me vi envuelte en una situación bastante mala que, entre otras cosas, me ha provocado trastorno por estrés postraumático, sin diagnosticar. ¿Por qué? Porque aquí cuando le menda intentó buscar ayuda, lo único que pudieron ofrecerme fue un señor psicólogo, a pesar de que dejé muy claro por qué estaba pidiendo ayuda. Y lo siento, yo por ese entonces no quería a ningún tío cerca, y eso que ya por entonces me faltaba el canto de un duro para mandarlo todo a la mierda y vivir libremente como alguien no binarie. Pero claro, el trauma de lo que había vivido en los últimos meses no me iba a dejar abrirme fácilmente a un hombre. Y cuánta razón, porque tardé años en mejorar.

¿A dónde quiero llegar con todo esto? Mirad, chiques, estoy 100% de acuerdo en que las mujeres sufren de forma desproporcionada violencia sexual por razón de género. Patriarcado, lo llaman. Pero, yendo a lo simple: hay personas ahí afuera, como yo, que por fuera parecemos mujeres, pero en realidad nuestras identidades de género no coinciden, pero no podemos o queremos cambiar nuestra apariencia exterior. ¿Qué van a hacer con nosotres, por ejemplo? ¿Me malgenerizarían? ¿Me darían la patada tan pronto como se den cuenta que no soy cisgénero, a pesar de que mi apariencia física no lo da a entender? ¡Ayúdame, Philosoraptor!

Pero ojo, la cosa no acaba aquí. Hasta ahora, no he hecho una distinción real entre mujeres cis y mujeres trans, porque realmente no importa en qué lado estés, porque vas a sufrir el patriarcado igualmente, ¿verdad? Sí… Pero no. No quiero explayarme en este párrafo, pero no hace falta tener a una mujer trans cerca para saber que determinadas situaciones normales para mujeres cis pueden ser mortales para mujeres trans. La misoginia es terrible, pero la transmisoginia es mucho peor.

¿Y qué va a hacer este nuevo servicio con estas mujeres? Sabiendo quién está detrás de él, aún sin saber dónde yacen las opiniones de las otras cuatro fundadoras de Beira’s Place, yo lo tengo muy claro. Les dirán que se busquen la vida, por dulcificar el mensaje.

La transfobia y la transmisoginia en Reino Unido salen muy baratas. Es más, puedo ponerle precio: 600 libras esterlinas. Porque hoy mismo, en Reddit, me he encontrado una noticia de una señora que ha sido condenada a pagar ese importe por tocar los genitales de un chico trans en un bar. ¿Su excusa? Quería proteger a su amiga. De esas 600 libras, sólo 300 irán destinadas a la víctima, debido a multas y costes judiciales. 300 libras que probablemente no cubran la terapia que este chico va a necesitar para sobrellevar el hecho de que una señora se sintió con autoridad de asaltarlo sexualmente.

Mientras tanto, habrá otras muchas personas ahí afuera, cis o trans, que no pueden llevar a sus abusadores ante la justicia, por ejemplo. El sistema está roto, y los pocos recursos que hay ahí afuera están muy limitados o también están rotos, y al final, si consigues ayuda y/o justicia, pues es todo un milagro. Yo no pude conseguir ninguna de las dos cosas, y por ese entonces era una “mujer”. ¿Qué pasa entonces con aquelles que son menos privilegiades que yo, por ejemplo?

Así que nada, aquí estoy, deseando que mi lado cínico se esté equivocando. Pero no me queda ninguna duda que este movimiento es algo más político que un acto de solidaridad. Y que la política sea más importante que hacer algo por ayudar a les demás es algo bastante feo, en mi opinión. Como suelo decir cuando veo cosas así: “así normal que los extraterrestres no vengan a visitarnos, deben estar viendo las chorradas que hacemos y deben pensar que somos gilipollas o algo”.

martes, 6 de diciembre de 2022

Un Salvados para olvidar

***ALERTA DE CONTENIDO***

Este es un texto que trata sobre capacitismo. Si no estás mentalmente preparade para leer esto, por favor, deja la página. Cuídate.

Una imagen de un chico nadando bajo el agua con el hashtag #SalvadosAutismo

Para quiénes no lo sepáis, que espero que por vuestro bienestar seáis muches, el domingo 4 el programa Salvados, en La Sexta, estuvo hablando sobre autismo. Y bueno, supongo que la audiencia habitual pensará: “Hala, qué guay, por fin algo diferente de este tema”. Pero la realidad es que no, para quiénes no lo hayáis visto, dejad que os diga algo: no os perdéis nada. Porque, si pudiera resumir todo lo que quiero plasmar con este escrito en una frase, creo que lo dejaría en: “Es más de lo mismo”.

¿Recomiendo verlo? No. Es más, aún me cuesta entender cómo he podido ver el programa entero sin llorar o sentirme muy furiose. Así que si estáis pensando en verlo más tarde, mi consejo es que pongáis vuestra salud mental primero. Aparte, siento que he malgastado una hora de mi vida que no va a volver. Haced lo que consideréis oportuno.

Sinceramente, no esperaba un buen programa. ¿Cómo puedo hacerlo si redacción definió el autismo como una enfermedad? ¿Y usar frases como “es feliz porque no sabe que tiene autismo”? Sin embargo, de alguna manera, consiguieron que mis nulas expectativas fueran defraudadas.

De no ser porque quería escribir haciéndole justicia al programa, habría dejado de verlo a los diez minutos. Porque, para empezar, ni siquiera se han molestado en definir qué es el autismo. Imaginemos que alguien enciende la tele, y se encuentra el programa. Por cosas de la vida, ese alguien no sabe nada de autismo. ¿No sería buena idea explicarlo? Supongo que a alguien se le ha pasado por alto este detalle.

El programa se ha centrado en las madres de dos chicos autistas: Teo y Mario. El primer contacto con las madres, en 2019. El segundo, tres años más tarde, hace no mucho. Una de esas madres es la presidenta de una asociación de autismo. Y ya está. Lo cual es muy decepcionante porque Salvados tiene material rodado en 2019 que contaba con una mujer autista, @AidaTrazos, que habla de su experiencia recibiendo un diagnóstico tardío. Ese contenido no ha sido emitido en televisión, pero publicado en la cuenta de Twitter de Salvados.

Considero que centrar la narrativa en madres de personas autistas es un error. No falla, siempre que se habla de autismo se le da voz a las madres. Nunca son padres. Y no solo eso, el tono siempre es trágico y fatídico. Como si ser autista fuera una muerte en vida. Pero claro, nadie le da voz a les autistas. Es como si nuestras opiniones y sentimientos fueran irrelevantes. No somos nadie.

Ojo, sé que la paternidad no es fácil. Por eso yo no quiero tener hijos. Es muy probable que une hije míe sea autista. Y sé que la sociedad es una mierda. No podría soportarlo. Pero esta actitud respecto al autismo me tiene harte. Salvados ha sido más de lo mismo. ¿Por qué esas señoras sí han estado en prime time y no Aída? Claramente porque el autismo no vende, pero las tragedias ajenas sí.

Ambas madres insisten en que sus hijos necesitan terapia, y aunque no se ha mencionado en el programa, las imágenes emitidas dejan muy claro que es terapia ABA, si es que se le puede llamar así. Dejad que os diga una cosa: hay estudios que afirman que aquelles autistas que han sido expuestos a terapias ABA tienen casi el doble de posibilidades de desarrollar trastorno por estrés postraumático (TEPT) que aquelles que no han sido expuestes. Es más, el mismo estudio afirma que el 46% de les autistas desarrolla síntomas compatibles con este trastorno. Como alguien que tiene TEPT y sabe lo mal que se pasa, no querría esto para nadie.

Quiero pensar que las madres del programa lo hacen por desconocimiento. Sin embargo, el deseo de tener une hije neurotípique, el cual nunca ha existido, y la presión social por ser “normal”, hacen que este tipo de terapias tengan su clientela fija. Y quiero dejar una cosa clara: toda terapia que se base en hacer a alguien menos autista es una terapia de conversión. Y si la sociedad parece estar de acuerdo en que las terapias de conversión gay son malas, ¿por qué no opinan igual con las terapias de conversión autista?

En línea con mostrar una versión terrorífica, e incluso fatalista, de lo que significa tener une hije autista, el programa estuvo salpicado de pequeños montajes con música lacrimógena y una coloración ligeramente sepia. Montajes que, en mi humilde opinión, no contaban nada, y que podrían haber sido sustituidos fácilmente por otra clase de contenido, como explicar debidamente qué es el autismo.

También han incluido montajes sobre la vida diaria de ambos chicos. Y, considerando que pueden ser diferentes detrás de las cámaras… Quiero decir algo específico de la madre de Teo. Ese chico fue mostrado de tal manera que cualquiera podría juzgar que no puede ni hacerse un bocadillo solo. No porque no sepa cómo, si no porque el nivel de supervisión es demasiado alto.

Me explico. Creo que todes podemos estar de acuerdo que las personas autistas aprendemos de forma diferente a la gente neurotípica. En mi caso personal, aprendo más fácil cuando puedo ver a alguien haciendo esa tarea específica. Así fue como me reapropié la receta de las galletas de cabello de ángel de mi madre. Y una pena que no haya tenido ocasión de hacer lo mismo con la tarta fría de zanahoria. Hermana, si lees esto, ayúdame a hacer lo propio, porfa.

El caso: creo que la escena del bocadillo era contenido rodado en 2019. Por entonces, Teo tenía 14 años. Si la memoria no me falla, el pan era un trozo de barra, por lo que podemos concluir que, al menos para cortar ese trozo se ha necesitado un cuchillo. Pues bien, si Teo ni siquiera podía poner el relleno a su manera porque “le iba a dar dolor de estómago”, el cual es un paso sencillo, ¿qué pasa con cortar el pan?

A donde pretendo ir: no espero que nadie de esa edad me venga con algo como un bizcocho, ya que eso implica unos pasos que son complicados hasta para gente neurotípica de esa edad. Sin embargo, sí podría esperar cosas sencillas, como el mentado bocadillo. Lo que yo me pregunto es si Teo hace todos los pasos bajo supervisión o, directamente, no puede. Y ambos escenarios traen un problema.

Casi al final del programa, la madre de Teo dice que está preparando unos trámites legales para que su chico no se convierta legalmente en un adulto cuando cumpla los dieciocho años. Dice que le preocupa el qué le va a pasar cuando ella no esté. Dejad que os diga algo: que tales afirmaciones hayan sido emitidas en abierto, en prime time, es terrorífico. Es como si no hubiéramos aprendido nada del caso de Britney Spears.

El problema es que siento que las personas autistas, incluso las más “funcionales”, aprendemos más despacio las habilidades que necesitamos para poder vivir como adultes independientes. Sin embargo, alguien bienintencionado pero quizá no muy avispado pensó que si aprendíamos esas habilidades más despacio, al final progresaríamos más rápido, ¿no?

Creo que ni siquiera tengo que decir que eso último es un santo disparate. Y así, en algo tan inocente como hacerse un bocata podemos ver algo que nos ha pasado a muches autistas, y es que nuestra familia, debido a todo el miedo y la patologización en torno a nuestra identidad, nos han sobreprotegido. Esto es más insultantemente obvio cuando hay hermanes en la familia, ya que tarde o temprano notamos una diferencia respeto a nuestres hermanes neurotípiques. Esa diferencia se vuelve abismal cuando la persona autista es una chica y el neurotípico es un chico, o esa percepción de género. Lo digo por experiencia personal mía, navegando los primeros años de mi vida con un cosplay de chica muy mal hecho.

Así que si, por alguna casualidad de la vida, alguna familia que le está haciendo esto a su retoño autista me lee, tengo un mensaje claro y directo: nosotres también necesitamos tener nuestro espacio personal. Necesitamos ser capaces de equivocarnos. Si vosotres, nuestros adres, no creéis en nuestro potencial, nadie lo hará. Por favor, presumid competencia. Si mi madre no hubiera sido una pasota narcisista conmigo, yo podría haber sido Teo. Ahora mismo podría estar amargade en ese pequeño pueblo en medio de la nada, haciendo absolutamente nada con mi vida. Pero porque tuve el espacio que necesitaba para aprender, cagarla y tomar mis propias decisiones, la vida me va bien. Todes merecemos esta oportunidad. Absolutamente todes.

Hay un detalle que me ha sentado un poco mal de este Salvados. Veréis, en uno de esos montajes sin diálogo podemos ver incluso a uno de los dos chicos tomando un baño cuando eran bebés. No quiero explayarme mucho en este detalle, pero por favor, sólo diré que hay gente rara ahí afuera, ¿vale? La cuestión es que la audiencia ha podido ver algo muy personal, y hasta íntimo, de uno de los dos chicos. Sin embargo, ni Teo ni Mario han tenido la oportunidad de intervenir directamente. Cierto es que no espero una gran elocuencia de dos chicos de 17 años. Lo que yo me pregunto es: ¿era tan complicado darles un minuto? Un “¿Cómo estás?” hubiera sido genial.

No obstante, ha habido algo que es digno de mencionar porque es verdad, y merece ser gritado más alto: hay tantos autismos como personas, especialmente si no eres un chico, que esta condición se infradiagnostica y además que las instituciones abandonan a su suerte a quienes estamos afectades. Muchas gracias a la madre de Mario por señalar esto, porque es la pura verdad. Cierto es que yo no puedo ofrecer mucho contexto o información respecto al Plan Nacional que se está preparando en España, por eso de que no piso el país desde 2015 y no tengo intenciones de hacerlo. Pero si la situación es parecida a la que tenemos en Reino Unido, no me sorprende ese nivel de indignación.

Después de escribir todo esto, aparte de sentir que me dejo muchísimas cosas en el tintero, entiendo la rabia que he visto en Twitter. Que sí, que Twitter no tiene que ser el reflejo de la realidad, y mucho menos ahora que cierto señor es el dueño. Pero considerando que esta red social es el punto de encuentro principal de muches autistas adultes, no me sorprende.

En cuanto a las madres azules… Miren, señoras, que les puede haber gustado el programa. Pero es como cuando digo que a mí me ha gustado el nuevo Pokémon. Me lo he pasado bien y no me arrepiento de jugarlo. Eso sí, soy muy consciente de que también es un juego con muchos problemas, especialmente a nivel gráfico. Pues este documental es igual. Solo porque habla una vez más de lo sacrificado que es ser mami azul no quiere decir que sea bueno, porque no lo ha sido.

Creo que hace tres años Salvados tenía la idea correcta, pero con el paso del tiempo esa idea ha envejecido peor que un brick de leche. El clip de Aída es la prueba. Una parte de mí quiere saber qué ha pasado para que haya sucedido ese volantazo, pero otra cree que la ignorancia a veces trae felicidad, y ésta es una de esas ocasiones. Al final, un regustillo cínico me estaba diciendo mientras lo veía que no hay nada como usar los problemas de otra gente para avivar porquería política, y que siempre hay una línea editorial detrás. Así por decirlo suavemente. Ojalá me esté equivocando con este último punto.

¿Pero el resto? Sigo pensando que Teo y Mario siguen ahí afuera, viviendo sus vidas autistas, y después de este programa espero y deseo que encuentren nuestra comunidad. Y no solo ellos. Saberme autista y que no había nada de malo en serlo me ha ayudado a llegar donde estoy hoy. Quiero que todes tengan esa misma oportunidad.

Creative Commons

Licencia Creative Commons

NeuroAwesome por Sariel Arjona se distribuye bajo una Licencia Creative Commons Atribución 4.0 Internacional.
Basada en una obra en www.neuroawesome.com.