Sé que a muches os sorprenderá ver un post enteramente dedicado a la lucha gordófoba en un lugar en el que el tema principal es otro bien distinto. Pero como he comentado muchas veces, además de autista, también soy gorda. Pero no una gorda cualquiera: una gorda cabreada.
Si me conocéis de Twitter quizá me habréis oído despotricar contra la última ocurrencia de la web supuestamente bodiposi WeLoverSize. ¿Ni gorda ni delgada? ¡Delgorda! Y el artículo, aunque ya lo hayan retirado, no es que fuera mucho mejor. Era algo así como una explicación de lo que las chicas rellenitas tienen que vivir. Pero claro, todo ello aderezado con la etiqueta de “delgorda”. No lo suficientemente gorda como para ser gorda, pero no lo suficientemente delgada como para ser parte del club de las privilegiadas.
Debo deciros que esta no es la primera vez que WeLoverSize la lía con etiquetas que hieren más que ayudan a la comunidad gorda. Hará algo más de un año, cuando sacaron la ocurrencia de las gordibuenas, la situación era más o menos la misma que la de ayer, solo que sin foto con Dalas de por medio. Pero la reacción de esta página no fue la misma: en lugar de darse cuenta del error, pedir disculpas y retirar el insidioso artículo, decidieron que era mucho mejor ir bloqueando a todes aquelles que se les acercaban a indicarles el error que suponía separar entre gordas “buenas” y gordas “malas”. De hecho a mí me tienen bien bloqueadita, no vaya a ser que les diga una de mis verdades y se molesten. ¡Ups!
Como se escribió en el blog La Doble Efe cuando pasó la polémica de las gordibuenas, ir fomentando esta clase de etiquetas y distinciones no es otra cosa si no un burdo ritual de salvación. En vez de luchar por romper la norma estética que nos oprime a todes de una forma u otra, lo que hacen desde WLS es justamente agrandar la regla para salvarse ellas, pero dejar a todas las gordas no normativas fuera de su nueva e inmaculada regla. Algo que se puede resumir en: “Ay, mírala, es gorda, pero es una gorda tan arreglada, proporcional y divertida que me la pela que sea gorda”. Esa es la idea de fondo detrás de etiquetas como gordibuena, fofisano y delgorda.
Si algo he aprendido como activista autista (o intento de ello) es que lo peor que puedes hacer es agarrarte al clavo ardiendo que supone el ritual de la salvación. Si vas a luchar por una causa, lucha por todes les que se vean afectados por esa causa, no solo para salvar tu culo y meterte en el club de les privilegiades y que les demás sigamos aguantando el problema. Eso no es lo que hacemos les que estamos interesados en la lucha, sea cual sea.
No sé si este escrito llegará a la gente de WeLoverSize o si me ganaré otro block en otra de mis cuentas de Twitter por decirles un par de cosas claras, pero en lugar de preocuparse en inventar etiquetas para ir clasificando a les gordes (sí, gordes, no solo gordas) en gordes “buenes” o gordes “menos buenes”, podrían preocuparse de cosas más serias como denunciar claramente la manipulación que sufre el tallaje de la ropa en España, visibilizar la parte menos normativa de la diversidad corporal y aceptar que todos los cuerpos son hermosos a su manera o luchar contra el estigma gordo que existe. Y estos son algunos de los ejemplos que se me ocurren.
Mientras tanto, seguiré siendo una gorda cabreada. Llevaré leggings o cualquier otra prenda que se me antoje cuando me apetezca hacerlo; me arreglaré o me dejaré de arreglar solo en función de si quiero o no hacerlo y nunca para entrar en el club de las “gordibuenas”; haré o dejaré de hacer ejercicio solo si me apetece disfrutar de un poco de aire fresco; comeré lo que me venga en gana, esté bien visto o no y levantaré la voz cuando cosas como esta sucedan. Mi cuerpo, mis decisiones, por mucho que le joda al kyriarcado que me pase sus reglas sobre mi cuerpo por mis hermosas y gordas lorzas.
¿No os gusta? El mismo consejo que les doy a todes: podéis chuparme un rollo.