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domingo, 15 de enero de 2023

... hace casi siete años

A decir verdad, me podría haber dado dos semanas más de tiempo para sentarme a escribir esto. Pero lo cierto es que, ya que estoy, pues me voy a poner. Eso y que debo reconocer que ahora mismo no es que esté fluyendo en ideas. ¿Quién puede pensar un domingo por la noche? Yo no.

Hace casi siete años publiqué una pequeña presentación en este blog, explicando qué me ha llevado a escribir. Pero releyéndome, me he dado cuenta de que he omitido algo importante de lo que ya no me importa hablar: el gilipollas de mi exnovio. Sí, el mismo individuo que decidió que era una idea genial echarme de su piso, a sabiendas de que no tenía a nadie que me pudiera ayudar ni medios para sobrevivir por mi cuenta. Y todo porque yo estaba pasándolo fatal debido al estrés postraumático que nunca se me diagnosticó. Eso sumado a su capacitismo hizo las cosas muy difíciles para mí.

Lo que me hizo detonar fue el día que perdí mi móvil e intenté pedirle ayuda. El muy capullo me acusó de “acosarle”. Pues eso me sentó fatal, porque aquel enero yo ya prácticamente me había buscado la vida. Sin su ayuda. Y estaba aceptando que no solo yo era más feliz fuera de esa relación: ¿y por qué mierdas me tenía yo que complicar con un alista que no se esforzaba en comprenderme? Y ahí fue cuando dije: “A tomar por culo, voy a hacerlo”.

Dejadme que lo escriba así.

Uno de los primeros blogs escritos en español sobre autismo desde el paradigma de la neurodiversidad existe porque… Un alista le tocó muchísimo las partes nobles a une autista con muy mal genio cuando se enfada.

Ojo, eso no significa que el resto de mis motivaciones no sean sinceras. Me alegro muchísimo de las cosas que he conseguido en este tiempo, aunque no sean perceptibles a simple vista. Pero cada persona que se ha dado cuenta que es autista o ha comprendido mejor a alguien que lo es ha sido y es muy importante para mí. El mundo no necesita grandes actos para cambiar, y el hecho de que sigo aquí creo que es la prueba de ello.

Cierto es que que cuando creé este blog quería trabajar en equipo y, con suerte, crear una especie de ONG o algo para ayudarnos entre autistas. No obstante, considerando mi nula capacidad social, mis pasados problemas de salud y el hecho de que siento que no podría liderar algo así, me alegro de haber aceptado que está bien escribir cuando puedo y cuando quiero. No tengo por qué aceptar la etiqueta “activista”. De hecho, siento que no es para mí. A día de hoy, siento que mi papel es darle cuerpo a esos pensamientos que otres quizá compartan, pero que no son lo suficientemente valientes para sacar ahí afuera.

De acuerdo que no ha ocurrido un cambio social muy grande. De hecho, puedo decir que en ciertas cosas hemos retrocedido (puede que sea mi percepción estando en Reino Unido, cuidado). Sin embargo, quiero decir que me llena de orgullo ver que cada vez hay más blogs, canales y todo tipo de redes sociales que hablan de autismo como algo que se es, sin juzgarlo como algo bueno o malo. De hecho, creo que el ser autista es una dualidad, porque hay cosas que son buenas, pero también otras características que todes odiamos porque nos joden la vida.

También me he dado cuenta de que, al menos en el estado español, están surgiendo asambleas en diferentes ciudades. Ya que los de arriba solo piensan en el autismo para insultar y ganar votos, ¿por qué no juntarnos y ayudarnos de forma horizontal?

Y sí, es cierto que hubo un punto en el que la comunidad autista era un poco meh en lo que a drama y cantamañanas varies se refiere, pero dejad que os dé un consejo: bloquear está bien. A menos que sea en Discord. ¿En qué estaban pensando?

Una gata negra reposa cómodamente en un sofá gris. Mira de reojo a cámara. Es Remilia, la gata de Sariel y Lia
Quiero ver el cambio que ha pasado estos siete años de la misma forma que los cambios que han pasado en mi vida. Entonces yo por no tener no tenía ni un sitio donde vivir, y ahora tengo un piso (alquilado, pero bueno), una novia que me quiere y me acepta y hasta una gata monísima y un poco consentida, ya que estamos. ¿Ha sido fácil llegar a este punto en mi vida? No, claro que no. Si hasta casi me muero literalmente en el intento. Pues algo así ha pasado en el mundo autista. Hemos tenido cosas buenas, algunas cosas malas e incluso personas que solo saben crear problemas y toxicidad, pero generalizando mucho, las cosas están mejor que hace siete años.

¿Que podrían ser mucho mejor? Por supuesto, pero de la misma forma que no espero volverme rique, o incluso moderadamente pudiente, tampoco espero un cambio brutal de paradigma en la sociedad. Porque claro, mientras ciertas organizaciones sigan viendo y vendiendo el autismo como una tragedia que afecta exclusivamente a niñOs para ir sacándole los cuartos a les demás con donaciones que no nos llegan a las personas autistas, sin dejarnos hablar a les adultes porque saben que no tienen razón, habrá un límite en lo que podamos hacer.

Y por eso es importante que haya personas sin ningún tipo de pudor o vergüenza y digan las cosas tal y como son. O, al menos, gente a la que no le importe decir verdades como puños. Quiero creer que pertenezco a este grupo. Quiero creer que soy ese sinvergüenza no binarie que no se calla ni aunque le amenacen con denunciarle. Soñar es gratis, y quiero creer que aún tengo bastante tiempo para ello. Ojalá mucho más que otros siete años.

Es más, hace dos años del día que tuve la operación que salvó mi vida. Vivo convencide de que el dios Cernunnos me estuvo protegiendo de lo que parecía una muerte lenta y casi segura sin esa operación. ¿Quién sabe?

miércoles, 28 de diciembre de 2022

La muerte de un interés especial

Si alguna vez alguien te dice que eres tú quien elige tus intereses especiales, por favor dile de mi parte que eso es una mentira cochina. Porque si de verdad pudiera controlar qué me gusta y qué me deja de gustar, yo no estaría escribiendo este texto.

Pero sí… Digamos que estoy de luto por dos intereses especiales, y creo que solo un puñado de gente puede llegar a entender cómo me siento. Pero afortunadamente, esto es mi blog, así que puedo explayarme con la seguridad de que el peor escenario posible es que tenga que borrar algún que otro comentario fuera de tono.

Antes de empezar, dejad que os cuente algo que a mi novia y a mí nos asusta mucho: el día que Bob Esponja oficialmente termine. No por mí, por ella. El día que Stephen Hillenburg murió fue bastante duro para ella, hasta el punto de que su buzón de entrada en Tumblr se llenó de mensajes de gente preocupada por su bienestar porque saben lo importante que es Bob Esponja para mi chica. Así que claro, el día que ya no haya más Bob Esponja… Bueno, solo espero que no sea el mismo día que confirmen que no habrá más Pokémon, o la tenemos.

Así que sí, lo “bueno” de mi situación actual es que ninguno de esos intereses especiales es Pokémon, así que no es algo que vaya a peligrar mi bienestar como persona autista. No obstante, debido a la naturaleza de la muerte de estos dos intereses especiales, no puedo evitar mirar ciertas cosas con más cinismo del normal. Que sí, que sé que últimamente estoy a lo “mirad, sé que es cínico, ¿vale?”. Pero os prometo que después de leer todo esto me vais a entender mejor.

Voy a empezar hablando del que me es más fácil de compartir: Cats vs Pickles. He intentado ver si estos pequeños peluches se venden en España, y por lo menos Juguettos no los tiene en su página web, así que asumiré por ignorancia que no están en venta. Bueno, dejad que os diga que es mejor así, vais a ahorraros muchísima frustración.

La idea de estos peluches es que están inspirados en una premisa simple, pero absurda: los gatos tienen miedo de los pepinos. Hay suficientes vídeos en Youtube para comprobar que este hecho es cierto, así que no asustéis a vuestres gatetes.

¿Problemas? Que estos peluches son vendidos como “peluches coleccionables” o algo así. Como los Beanie Babies de los 90… Incluido el hecho de que realmente no tienen tanto valor como alguna gente se piensa. Aparte, el modelo principal de peluche suele ser vendido en… ¡BOLSAS SORPRESA! Y sí, odio las bolsas sorpresa.

Es un peluche en blanco y negro que recuerda a la vez a Edgar Allan Poe y a un gato. Edgar tiene un cuervo en su pata derecha.
Y la cosa que más me ha enfadado de esto. Mirad, antes de julio, podía gastarme unas 100 libras al mes, más o menos, en diferentes peluches y demás, lo cual realmente no es mucho. No obstante, el hecho de que están sufriendo de lo que voy a llamar el síndrome de Bob Esponja (el afán de ordeñar la vaca con spin-offs sin sentido y que realmente no aportan nada, desviando atención y recursos del contenido original) y que ahora su mentalidad de “Todo para Estados Unidos” hace que más de la mitad de las cosas no salgan de ahí, ni siquiera hacia Canadá. Como, por ejemplo, un peluche inspirado en Edgar Allan Poe. ¿Lo queréis? Bueno, pues si no compráis determinadas bolsas sorpresa en Estados Unidos, ¡nunca más! Y así, muchos más modelos que no salen.

Afirmo sin exagerar que no me he gastado ni un duro en Cats vs Pickles desde septiembre. Y quién sabe si lo volveré a hacer, sabiendo que muchísimos modelos no van a salir de Estados Unidos e importarlos no solo es caro: dependiendo de dónde lo compres el paquete en cuestión puede acabar en manos de ciertas compañías mensajeras con menos escrúpulos que un juez de derechas.

Resumiendo: esto me va a hacer odiar aún más la idea de “objetos coleccionables” y bolsas sorpresa. Ah, y los malditos especuladores hinchando precios a ver si cuela. Pero eso ya lo odiaba de antes, así que no sé si cuenta.

El otro interés especial… Bueno, es más colectivo, creo, y la verdad es que en este caso podríamos hablar de… ¿Asesinato? Es un poco increíble si esto se lee sin contexto alguno, pero bueno, voy a intentar explicarme.

Creo que no es la primera vez que escribo sobre Shining Live en este blog. Pero tampoco la tercera. Tampoco creo que la haya. Más que nada porque la compañía detrás del juego ha decidido cerrar los servidores de la versión global del juego justo después de navidad. ¡Qué guay!

Así, amiwis, es como aquí le menda se ha quedado sin contenido que pueda entender de dos de los personajes de ficción que me dan cierto sentido de confort: Reiji Kotobuki y Camus.

Son dos hombres vestidos con un traje de luces. Uno tiene el pelo y los ojos castaños y su traje de luces es verde. Su nombre es Reiji. El otro hombre es rubio, ojos azules y su traje de luces es azul celeste. Este hombre es Camus.

Tener un juego en inglés, aunque muy limitado, estaba bien. No obstante, ahora que Klab ha decidido cerrar el servidor global después de unos casi cinco años en favor de lanzar un juego de Boku no Hero Academia es bastante cuestionable. Porque oye, quizá hace cinco años sacar un juego para móviles de ese anime era UNA SEÑORA IDEA, de esas que puedes decir que imprimen dinero. Pero a unos días de 2023, cuando en mi honesta opinión tiene más sentido sacar un juego de SpyXFamily, me hace pensar que si de verdad Klab está perdiendo dinero a espuertas, es obvio el por qué.

Ojo, nadie me impide ir a eBay ahora mismo, comprar merchandising de cualquiera de mis señoros y admirarlo en toda su gloria. Y claro, puedo seguir escuchando las canciones que vayan sacando… Pero sin saber japonés, sé que no va a ser lo mismo, y más sabiendo que la mentalidad detrás de muchos de estos productos es… ¡Todo para Japón! Es triste, lo sé. No más triste que perder todas las cartas digitales coleccionadas con esfuerzo durante estos cinco años. Que sí, que son jpegs, pero tienen valor sentimental. Y no soy la única persona que se ha quejado de esto.

No quiero preocuparos mucho porque sinceramente lo estoy llevando bien. No obstante, sé que si hubiera sido algún otro de mis intereses especiales, o hubiera pasado en otro momento de mi vida, estaría mucho menos estable. Pero nunca olvidéis que para nosotres, les autistas, nuestros intereses especiales son nuestro refugio. Y bueno, este año me ha quitado dos de un plumazo. ¿Lo peor de todo? Como siempre, poderoso caballero es Don Dinero.

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