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lunes, 25 de diciembre de 2017

La máscara

A lo largo de mi vida, siento que he llevado una máscara. No una de esas que llevas por Halloween. Tampoco algo elegante, como las de los carnavales venecianos. Más bien una máscara cuyo único fin es ocultar tu identidad.

Aunque al principio no era consciente de su existencia, a medida que he ido creciendo y desarrollándome como ser humano me iba percatando de pequeños detalles. Al principio esos detalles parecían insignificantes, hasta el punto de que los achacaba a cosas que no tenían nada que ver con la máscara que cubría mi rostro.

Un buen día, casi sin darme cuenta, esa máscara cayó. Pero solo yo me di cuenta. Y cuando pude ver mi cara al natural por primera vez, me aterroricé. No era como las caras de otra gente. Tenía tanto miedo de que se dieran de que era diferente que decidí ponérmela otra vez y no contarle nunca a nadie lo que había bajo ella.

¿Problema? Como el gran trozo de piel muerta que era, lo que había estado impidiendo que fuera yo misme, había comenzado a caer. Al principio era tan sutil que nadie se había pertacado de que lo que llevaba no era más que los restos de algo que una vez había sido una máscara. Pero aquella mentira no hacía otra cosa sino degradarse cada vez más rápido.

Además, después de aquel incidente, había algo que no paraba de perturbarme: empezaba a notar cosas que delataban la existencia de la máscara. O más bien lo que quedaba de ella. Ya no solo eran los trozos que no paraban de caer. Olía mal. Empezó a ser incómoda. Pero lo peor era con diferencia que la gente hablaba de ella como si fuera mi verdadero rostro, con el dolor insoportable que sufría y aún sufro.

Hace no mucho, decidí ser valiente. Me arranqué los pocos pedazos de piel muerta que quedaban y decidí ser yo misme. Para siempre. En ese momento fue cuando grité mi nombre, el nombre que siempre supe que había tenido, pero por el que nunca nadie me había llamado.

Fue entonces cuando terminé aceptándome como no binarie. No más inseguridades. No más dudas. No más máscaras. También fue entonces cuando pude admirar la belleza del rostro que solo mis ojos habían visto.

¿Por qué esconder algo que también forma parte de este mundo? Independientemente de mi identidad de género, de mi neurodivergencia, de lo que sea que me haga menos normative, paseo bajo el mismo sol y duermo bajo la misma luna. Si aún hay gente que se empeña en ver a una mujer que nunca existió en mí, es su problema. Yo por fin tengo claro quién soy y no voy a dejar que aquelles que nieguen mi identidad tengan poder alguno sobre mí.

sábado, 7 de enero de 2017

Por el interés nos quieren

TW: CAPACITISMO, INSTRUMENTALIZACIÓN

Hoy he sido testigo en Twitter de varios tuits que mostraban el siguiente titular:
[Transcripción: Las mariposas maléficas de Carmena horrorizan a los niños: "Mi hijo autista tendrá pesadillas"]
Aunque en apariencia puede parecer normal, deja de serlo cuando descubres que este titular proviene de OKDiario, el periódico digital dirigido por Eduardo Inda y conocido por sus titulares contra Manuela Carmena, Ada Colau o la izquierda española en general.


Una vez leída la noticia, la cual no voy a vincular a mi escrito por razones morales, se pueden llegar a dos conclusiones:
  1. La finalidad de la noticia es desprestigiar la imagen de Manuela Carmena, no informar sobre la cabalgata en sí.
  2. La veracidad es bastante nula, algo apreciable por pequeños detalles.
La razón que me ha llevado a escribir estas palabras es porque debo admitir que me ha hervido la sangre cuando he visto que la comunidad autista ha vuelto a ser instrumentalizada por un medio de comunicación con fines claramente demagogos. Porque lo importante no era el bienestar de el pequeño mencionado en el titular o hablar sobre la cabalgata. El fin era hacer otra noticia de tantas para tratar de embarrar la imagen de la alcaldesa de Madrid.

Para aquelles que os cueste digerir el hecho del cual acuso a OKDiario: no, ni es nuevo ni es la primera vez que sucede algo así. Frecuentemente somos desprovistes de nuestra humanidad y convertides en simples herramientas para llevar a cabo sus propósitos. Normalmente el objetivo es convertirnos en porno inspiracional o para hacer sentir una lástima efímera a quienes consuman esa información, muchas veces con fines económicos. Pero lo que hace especialmente rastrero este caso es que nuestro neurotipo ha sido claramente usado para llevar a cabo un acto demagogo. Eso sin mencionar el hecho de que se ha usado el sector más vulnerable de nuestra comunidad: les niñes.

Y eso no es todo, ya que el capacitismo queda claramente mostrado en la noticia, ya que se tacha a le organizadore del evento como “perturbado mental”. O quizá, la siguiente frase:
[Transcripción: "En el nombre de las madres de niños deficientes exijo la dimisión inmediata
de la sinvergüenza de la alcaldesa", zanja María]

Quiero pensar que, en el caso de que María A. y su hijo existan realmente y no sean parte de la fabricación demagoga de OKDiario, ella no llamaría deficiente a su hijo. De hecho, me cuesta creer que la madre de un infante autista sea capaz de emplear tal palabra para referirse a su pequeñe.

Pero ese no es el único detalle que me escama de esa frase. Si realmente María está preocupada por el bienestar de su hijo, ¿por qué en lugar de centrarse en el menor pide la dimisión de la “sinvergüenza” de Carmena? ¿Por qué no ha trasladado su voz a alguna asociación sobre autismo donde su queja puede cobrar más relevancia? Y sobre todo, ¿por qué la noticia da más importancia al supuesto terror que despertaba la cabalgata que a las quejas de aquelles que realmente pudieron verse afectades por la misma? Pensadlo vosotres mismes.

¿Sabéis lo que me duele de esta situación? Que nadie va a mover un dedo por semejante bazofia periodística, y aunque eso pasara, sería cuestión de tiempo el que algún medio de comunicación sin escrúpulos volviera a instrumentalizarnos de esta forma. Por el interés nos quieren. Pero cuando somos nosotres les que necesitamos alzar la voz, se desvanecen como la niebla en un día soleado.

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