Me he tirado a la piscina… Y me he hostiado contra el fondo, más seco que un bocata de polvorones.
Pues he decidido empezar a mover la rueda que supone obtener un diagnóstico de TDAH en el sistema de salud público inglés, NHS para los amigos. Y técnicamente no he hecho nada y ya estoy hasta mi papo no binario. Genial, ¿verdad?
Por sugerencia de cierte youtuber, decidí hacer uso del Right to Choose, que es tal como suena: les pacientes que vivimos en Inglaterra tenemos derecho a elegir nuestro proveedor para ser tratades. Muchas veces eso puede significar recibir un servicio de calidad equivalente a ir por la vía privada. Con un poco más de espera, pero normalmente menos que la vía pública. Con esa información en mano, relleno los papeles y le paso los archivos a mi suegra para que los imprima.
Y aquí es donde viene la parte divertida. Le di un tercer archivo a mi suegra: mi deed poll. En pocas palabras: es un certificado unilateral que expresa mi voluntad de cambiar mi nombre legalmente. Sin abogados ni nada. Coges una plantilla que esté correctamente redactada, firmas el papel con dos testigos y hala, nombre cambiado. Que sí, que sé que esto no es válido en España, pero como seguramente no vuelva... ¿Qué más da que tenga un pasaporte feúcho con el necrónimo?
La fecha que puse en mis documentos médicos era el 15 de octubre. La fecha de mi deed poll era el 31. Dos semanas más tarde.
Efectivamente, ahora tengo dos papeles médicos con mi necrónimo porque… Entre mis niveles de procrastinación y la imposibilidad de coger una cita con el médico de cabecera hacen que ahora mismo esté muy, muy frustrade.
He intentado pedir una cita en persona, para nada. Porque con toda la movida de la pandemia y la NHS en venta ahora te obligan a rellenar un formulario online, el cual solo suele estar disponible de 8 a 9 de la mañana. ¿Y sabéis quién empieza a trabajar a las ocho exactas? ¡Exacto!
Para poneros en contexto… Cuando fui en persona era el 9 de noviembre, acompañade de mi novia por eso de la ansiedad social. La recepcionista, muy maja, pero no había forma: online sí o sí. Pues la mañana siguiente hice el dichoso formulario, el cual decía que no podrían responderme hasta el día 15.
Y el martes 15 llegó. Silencio total.
Entonces mandé otro formulario en la mañana del 16. Porque lo siento mucho, si alguien cree que mi TDAH va a desaparecer al ignorarlo… Me temo que así no funcionan las neurodivergencias en absoluto. Y no voy a mentir, el mensaje de mi segundo formulario tenía palabras algo menos amables, fruto de mi frustración. Y bum, al fin una respuesta: un médico me respondería… la tarde del 28 de noviembre. Sin más información. Un SMS diciendo eso, ya está.
Y aquí estoy, el sábado antes, que no sé si lo mío es síndrome del impostor, el hecho de que la cita que he ido pidiendo va a ser por teléfono, las cuales ODIO con toda mi alma o quizá el hecho de que sé que yo no me sé explicar por teléfono porque ya lo paso bastante mal intentando entender lo que dice mi interlocutor debido al crujir de fondo que hay en todas las llamadas de teléfono. Sí, ese crujido de fondo que la gente parece ser capaz de ignorar, pero que a mí me dificulta la vida.
Encima como algo me dice que, de ser una llamada de teléfono, mi novia no va a poder apoyarme y poner su granito de arena… Algo me dice que voy a tener que ser muy, muy insistente si quiero empezar a mover la pelota. Y lo triste es que sé que no estoy mentalmente al 100%, así que si me toca un médico gilipollas voy a necesitar muchísima ayuda para volverlo a intentar.
¿Y sabéis qué es lo que más me frustra? Yo podría estar relajándome, jugando al nuevo Pokémon, pero aquí estoy. Intentando averiguar las intenciones de mi centro médico he preguntado en Reddit si se pueden negar a darme cita y… Un señor me ha preguntado que para qué quiero que me diagnostiquen jaja salu2. No sé vosotres, pero no quiero convertirme en le cybergoth del cementerio a mis tiernos 31 añitos, ¿no creéis?