Páginas

jueves, 25 de junio de 2020

Señora, cállese

Antes de entrar en materia, me gustaría avisar de que este texto nace en un momento de enfado, en el que la paciencia ya se me ha acabado. Voy a ser lo más juste y diplomátique que pueda, pero… Si habéis estado en mi piel, entenderéis mi frustración.

Pero hoy, he explotado. O, al menos, he plantado cara de la forma más educada posible. Sin embargo, ¿cómo se pueden solucionar las cosas con una persona que no quiere escuchar el otro lado de la historia y solo le importa su propia existencia? Exacto. No se puede.

Llevo desde finales de marzo, desde que la cuarentena fue decretada en Reino Unido, viviendo en una situación de infierno sensorial casi permanente. Vivo con una persona que solo sabe comunicarse chillando. Sea en persona o en teléfono. De buen humor o de mal humor. De día o de noche. No importa. Chillidos. Para. Absolutamente. TODO.

Desearía que este fuera el único problema. Pero no lo es. La pandemia me ha hecho ver que esta persona es ignorante, egoísta y que, si por ella fuera, al mundo le pueden ir dando por saco si eso significa que ella está bien. No quiero hacer mención a detalles y sucesos concretos. Sin embargo, mis amigues y novio saben muy bien las cosas que hace esta persona.

De hecho, he llegado al punto de mostrar una conducta 100% evitativa, que solo sale de mí cuando estoy traumatizade o quiero evitar cualquier conflicto. Y sí, esta persona toma cualquier intento de crítica constructiva como un conflicto. Y perdonadme por cómo lo voy a decir, pero estoy hasta los cojones.

Me he cansado de su ley del yoyó. De hecho, el mismo día que la cuarentena fue declarada, acabé en urgencias con mi novio prácticamente suplicando al hospital que me ingresaran y que me ayudaran a llevar mi enfermedad mejor porque sabía que no iba a poder lidiar con ella a lo largo de la cuarentena. Y no me he equivocado. He sobrevivido a la cuarentena, pero a esta persona la quiero mandar al sol de una patada.

Debo mencionar el incidente de hoy, ya que tiene que ver con el hecho de que, efectivamente, ella solo sabe chillar, lo cual es un problema sensorial para mí. Es una de las partes menos amables de ser autista. Pues bien, esta persona no para de venir a mí a quejarse de algo bastante trivial, en lo que no tengo problema en admitir que tengo que poner un poco más de atención. Sin embargo, ella no parece entender que, de las 30 veces que voy de media al baño AL DÍA, las veces que voy en medio de la noche no puedo estar revisando que la taza esté impoluta. Pero no, en el momento en el que encuentra una mísera gotita, ya actúa como si fuera a contraer mi enfermedad, o peor, morirse.

No obstante, cansade de que ella pida entendimiento, yo también necesito que se me entienda. Y se lo dije. Le he pedido lo más amablemente que he podido que, por favor, deje de chillar por todo y a todas horas. ¿Y sabéis qué? La he cagado, porque en ese momento se ha empezado a comportar de forma totalmente defensiva, diciendo cosas como “¿Acaso te estoy chillando a ti? ¿Acaso estoy chillando en la puerta de tu habitación?”, “¡Pero es que tengo que chillar, porque tengo problemas!” y el clásico “¿Y cómo quieres que mis niños me escuchen si no chillo?”.

Le he dejado muy claro que, a partir de mañana, voy a llevar 24/7 unos cascos que harán las veces de canceladores de ruido, ya que mi novio se ha hartado de verme y sentirme heche un manojo de nervios y me los regala. ¿Y cómo ha reaccionado la señora? A riesgo de estar malinterpretando la situación, ha llamado a su marido, haciéndose la víctima y hablando mal de mi novio y de mí. En tamil, un idioma que no hablo, de ahí que advierta que esto debe ser tomado con cautela. No obstante, si hubiera tenido la certeza de que, efectivamente, esta señora ha tenido los santos bemoles de hablar malamente de mi novio, lo mismo estaría escribiendo estas líneas desde la cárcel. O, en el peor de los casos, quizá desde el infierno.

Así que, es justo que ella pueda imponer sus estrictísimas reglas de limpieza, y solo a mí. Pero yo no puedo pedir un poco de respeto y entendimiento por algo que me afecta a nivel mental Ah, muy bien, que le aproveche su capacitismo, señora, porque esta situación es otro aliciente para que mi novio y yo nos mudemos juntos. Él al menos entiende que no puedo vivir así. Pero bueno, no puedo esperar menos de vivir en una relación autista.

No es la primera vez que esta persona me muestra su capacitismo. Por ejemplo, en otoño del año pasado recuerdo haberle sugerido con la mejor intención del mundo que se pusiera en manos de un psicólogo para sobrellevar mejor la situación que estaba viviendo, ya que, como persona que ha sufrido y sufre depresión, puedo notar enseguida cuando hay que actuar. Ella simplemente ignoró mi consejo, diciendo que todo pasaría cuando la situación se arreglara. Bueno, cariño, gracias por subestimar tu salud mental.

Otro ejemplo es el hecho de que, cuando tengo infecciones de orina, hay veces en las que necesito ir al baño con tal urgencia que un solo minuto de espera puede causar que me haga pis encima, incluso tomando medicación para evitarlo. Pues bien, si me atrevo a ir al baño lo más rápido que puedo y doy un portazo sin querer, la señora se queja como si hubiera abierto la mismísima caja de Pandora. Lo peor es que mi enfermedad me causa infecciones de manera casi constante, así que imaginad.

Así que bien, ella puede chillar en el teléfono todo el día, pero yo no puedo dar un portazo sin querer porque es eso o hacerme pis encima. Ella puede discutir a grito pelao con su marido a las dos de la mañana con los niños durmiendo, pero yo no puedo atender una llamada telefónica a la una y media de la mañana por razones médicas urgentes, estando los niños despiertos, que fue la excusa que usó para justificarse. Y así, siempre. Ella, ella, ella, ella y sus necesidades. Ella, la señora de la casa. Pero parece que olvida que yo estoy pagándole un alquiler y puedo pedir un mínimo de respeto.

Es más, incluso podría haberla metido en problemas con la policía, ya que ha estado haciendo cosas ilegales durante la cuarentena. Lo único que me ha detenido es el sospechar que podría tomar represalias contra mí y dejarme en la calle, ya que legalmente apenas tengo protección por estar alquilando una habitación.

¿A dónde quiero llegar con todo esto? Ella no es muy diferente del resto de la sociedad. Vale, estamos hablando de una persona egoísta, probablemente narcisista y bastante ignorante respecto a razones de salud, incluso teniendo en cuenta que ella, en cierta forma, tiene un problema similar al mío. Pero cuando hablamos de mi salud mental, bueno… Mucha positividad y entendimiento tóxicos. Y estoy harte. Por eso mi novio se está esforzando en buscar un lugar donde vivir cerca de su trabajo. Él no aguanta sus dramas, y por supuesto, yo casi muero por mis propios dramas.

En fin… Alima, si algún día encuentras esto y consigues traducirlo, QUE TE DEN POR EL CULO. Y cállate de una vez. Me duele todo.

Si te gusta este blog, podría interesarte...


Wicked Rainbow es mi pequeño negocio, aparte de mi trabajo a tiempo completo. Es una pequeña tienda espiritual donde vendemos cristales, incienso y bisutería.

Por el momento solo hacemos envíos en el Reino Unido, pero podemos hacer pedidos individuales mediante facturas con envío internacional.

Página solo disponible en inglés.

Creative Commons

Licencia Creative Commons

NeuroAwesome por Sariel Arjona se distribuye bajo una Licencia Creative Commons Atribución 4.0 Internacional.
Basada en una obra en www.neuroawesome.com.