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viernes, 24 de junio de 2016

¡Paremos el MMS/Protocolo CD!

TW: CURAS NO APROBADAS CIENTÍFICAMENTE, ABUSO, SÍNTOMAS DE ENVENENAMIENTO, MUERTE.
Aviso que me reservo el derecho a ampliar este artículo según sea necesario y a ser un poquito más dura moderando comentarios. Sé que los que apoyáis esta cosa vais a llenarme esto de comentarios del tipo "'¡Pero a mí me funciona!" Lo siento, pero no. Esto hace daño a la salud, muchas veces de forma irreversible. Esto mata. Ni os molestéis, en serio.
El autismo no es una enfermedad, y no debe ser visto como tal. Como se ha explicado en muchas ocasiones en este espacio, es una diferencia neurológica totalmente aceptable en la diversidad humana. Nacemos así, vemos el mundo de una forma diferente y vivimos nuestra vida tan buenamente como podemos.

Además de enfrentarnos al estigma y a la exclusión social, otro de los grandes problemas que sufre la comunidad autista es la pseudociencia. Llámalos magufos, o quacks, si prefieres el término inglés. Partiendo de la falsa premisa de que les autistas estamos enfermes, doctores autoproclamades se sacan de la manga tratamientos para curarnos. Tratamientos que, obviamente, no funcionan. Algunos de ellos son inocuos. Otros pueden dejar secuelas en la salud física o mental de quienes hayan sido sometides a esos tratamientos.

Pero esa aberración conocida como Suplemento Mineral Milagroso (o MMS en inglés) va incluso más allá. Además de perjudicar gravemente la salud del paciente, debido a la naturaleza de la solución, hay un riesgo real de morir si se utiliza esta falsa panacea.

¿Qué es el Suplemento Mineral Milagroso?

Respuesta corta: Lejía. Lejía industrial, si quieres ser más específique.

Respuesta larga: Tal como lo describe la Wikipedia, es una solución tóxica de 28% de clorito sódico en agua destilada. Dicho así no parece tan peligroso. Sin embargo, el clorito sódico es uno de los químicos que se usan en la lejía industrial, combinándolo con otros compuestos de base ácida.

El compuesto resultante de mezclar el clorito sódico con un producto ácido se utiliza para esterilizar hospitales y mataderos. Este compuesto también se usa para tratar aguas potables.

¿Qué propiedades terapéuticas se le atribuyen al MMS?

Según sus promotores, esta solución es capaz de curar desde el resfriado común y el acné hasta la diabetes, el sida, el cáncer, la malaria, el ébola y, por supuesto, el autismo.

El problema es: nada de esto ha sido comprobado científicamente. Las únicas pruebas que existen sobre esto resultan ser pruebas anecdóticas y relatos creados por el inventor y principal promotor de este compuesto, Jim Humble.

Les promotores de esta supuesta panacea incluso crearon un supuesto estudio conjunto con la Cruz Roja para demostrar que su compuesto es capaz de curar la malaria. La organización rechazó enérgicamente cualquier vínculo con ese estudio o sus autores.

¿Cómo reacciona el cuerpo al MMS?

Debido a la toxicidad del compuesto, los primeros síntomas que se experimentan al tomar MMS son la presencia de nauséas, vómitos y diarrea. A medida que se prosiga el tratamiento aparecen sangre en las heces, putrefacción y posterior caída de las uñas, caída del pelo, rojeces en la piel, prolapsos anales, desprendimientos intestinales y de su mucosa, fallos renales, dolores pectorales y problemas respiratorios. Si el tratamiento se alarga en el tiempo, la consecuencia final será la muerte.

Espera… ¿Esta cosa es segura? ¿O legal?

Es segura solo en pequeñísimas dosis. La Agencia de Protección Ambiental estadounidense considera que la dosis segura de clorito sódico es inferior a 0.03 miligramos por kilo al día. En dosis iguales o inferiores, es seguro.

¿Problema? Si se sigue el tratamiento al pie de la letra, la dosis asciende a 3 gramos diarios de este químico. Por lo tanto, resulta evidente que se excede, y por mucho, la dosis segura. De hecho, esos tres gramos son el 20% de la dosis necesaria para matarte inmediatamente.

En cuanto a la situación legal, la venta de clorito sódico con usos medicinales fue declarada ilegal en el año 2010 en el estado español. Mientras tanto, en el resto del mundo hispanohablante, las leyes resultan ser más laxas respecto a este problema de salud pública. ¡Incluso hay reportajes televisivos hablando de las supuestas maravillas del MMS!

En el año 2012, un grupo de cuidadanos alemanes y holandeses fueron detenidos en Ibiza por suministrar clorito sódico como medicamento. Estas personas están vinculadas a Earth Help Proyect, fundada por el alemán Andreas Kalcker, un discípulo de Jim Humble.

Entonces, ¿qué es el protocolo CD?

El protocolo CD son las supuestas instrucciones que deben seguirse para curar el autismo utilizando el MMS. Su nombre viene de abreviar Dióxido de Cloro, CD en inglés.

Este protocolo fue creado por Kerri Rivera, la cual ha escrito el libro “Curar los síntomas conocidos como autismo”, volumen en el cual tanto Andreas Kalcker y Jim Humble aparecen como coautores. En este volumen se detalla incluso una supuesta causa de autismo. Este volumen solo se encuentra disponible en Amazon como una obra autopublicada y en las páginas gestionadas por su autora, las cuales redirigen a Amazon.

¿Cuál es la relación entre Jim Humble, Andreas Kalcker y Kerri Rivera?

Jim Humble, después de inventar el MMS, fundó la Iglesia del Segundo Génesis junto a Mark Grenon. La premisa de esta pseudoiglesia, en lugar de establecer una religión, es la de curar a la humanidad.

Cabe destacar que esta iglesia funciona como un sistema piramidal de venta de MMS. Kerri Rivera y Andreas Kalcker son las dos caras más conocidas del negocio, aunque hay muchas más.

Estas personas no poseen ninguna formación médica que les permita recetar o vender medicamentos y, mucho menos, promover falsas panaceas. Sin ir más lejos, Andreas Kalcker se proclama “doctor en biofísica”, pero este título se consigue dentro de la estructura de la iglesia pagando 1.500 euros y poco más.

Elles son les más conocides de esta turbulenta estafa, pero no son les úniques.

Volvamos al protocolo CD. ¿Qué dice sobre el autismo y su supuesta curación?

Antes de comenzar con la explicación en sí, me gustaría acotar que la primera persona que experimentó en sus carnes el protocolo CD fue el hijo de Kerri Rivera, el cual es autista. Este niño ha sido sometido a muchas terapias magufas para curar su autismo. Sin embargo, ya que el autismo no es una enfermedad, este chico no se ha curado.

Según Kerri Rivera, el autismo está causado por un parásito intestinal al cual ha bautizado como Parasitosis Vaccinaria. No, no lo has soñado, a mí también me recuerda al insidioso bulo de las vacunas.

Para derrotar a la Parasitosis Vaccinaria, el MMS debe ser usado vía rectal por medio de un enema. Otros métodos para administrar MMS son baños, nebulizadores y mezclado con zumo de naranja. Además, propaga la creencia de que este parásito es más activo en las noches de luna llena, por lo que las dosis a administrar de esta lejía aumentan. Sí, tal como lo lees.

Obviamente, si buscas en Google el nombre del adorable bichito solo encontrarás referencias creadas por este culto y muchas fotos de desprendimientos intestinales, heces, mucosa intestinal y sangre. Este parásito no existe y, aunque existiera no podría causar autismo, ya que este es una condición neurológica.

¿Quiénes reciben este tratamiento? ¿Cómo reaccionan a él?

Desgraciadamente, les niñes y jóvenes en el espectro son les más vulnerables a recibir este tratamiento por parte de sus neidres, les cuales comparten sus historias online, esencialmente en grupos cerrados o secretos de Facebook compuestos solo por otres neidres usando el protocolo y promotores del mismo.

Estos grupos están inundados de imágenes de toda suerte de fecalomas con comentarios relacionados con el supuesto parásito. Algunes neidres incluso miden estos desechos. Nunca falta el orgullo de creer que realmente están venciendo al parásito imaginario. Otro tipo de fotos que suelen compartir están relacionadas con la caída de pelo y uñas. También comparten cómo les pequeñes pierden el apetito y dejan de mostrar sus emociones. Elles creen que sus nenes están sanando. Sin embargo, resulta obvio que todo esto son claros síntomas de envenenamiento severo.

En cuanto a les niñes, lo cierto es que experimentan un gran dolor físico debido a la naturaleza tóxica del MMS y los intentos desesperados de sus pequeños cuerpos por librarse de la lejía. Kerri Rivera y les demás promotores aconsejan aumentar los enemas bajo prácticamente cualquier circunstancia. Asimismo, Kerri pide que les neidres no busquen consejo médico profesional e incluso que les niñes no reciban paracetamol, ya que acusa a este calmante de ser malo para el autismo. Todo esto recordando a cada momento las más de doscientas supuestas curaciones y recordando que “no deaths yet”.

Muy bien. El MMS es malo y el protocolo también. Sabéis quién está detrás y dónde se reúnen. ¿Por qué nadie hace nada?

La mayoría de promotores de esta pseudomedicina viven en países donde las leyes de salud pública son muy laxas. Sin ir más lejos, Kerri Rivera estuvo viviendo hasta hace poco en Mexico, sigue en libertad a pesar de ser un claro peligro para la salud pública y sigue promoviendo el MMS y su protocolo desde sus grupos de Facebook y sus páginas web, a pesar de que ha declarado que quiere cesar cualquier conexión con el mundo del autismo.

Las grandes asociaciones autistas no se vinculan con este problema. Autism $peaks ignora el problema mientras sigue esparciendo su retórica llena de odio y capacitismo; y la National Autistic Society ha rechazado presionar al gobierno británico para endurecer las leyes de salud pública, siendo su única acción remarcable un tímido aviso en su página web. Destaco que tuve que pasar cinco minutos buscándolo porque no es fácil de encontrar.

Se ha intentado reportar estos grupos de neidres a Facebook sin ningún éxito y el libro que explica el protocolo ha corrido la misma suerte. Facebook y Amazon están siendo cómplices de esta horrible situación al ignorar las peticiones que cientos de activistas están haciéndoles llegar.

Desde hace dos años existe un movimiento mundial para detener esta peligrosa pseudoterapia. Gracias a los esfuerzos conjuntos de este grupo se han ido abriendo investigaciones y procesos judiciales hacia aquelles que comercian con esta peligrosa solución. Dentro de este grupo, deben destacarse los esfuerzos de las activistas Emma Dalmayne y Fiona O’Leary, las cuales denuncian y exponen públicamente la realidad sobre esta y otras falsas terapias para curar el autismo.

Aunque los medios de comunicación angloparlantes intentan mostrar y exponer a les vendedores y promotores del MMS, lo cierto es que las leyes no son lo suficientemente duras como para que estas personas sean consideradas peligros andantes para la salud pública y pasen sus días en la cárcel por esta razón. Y muy tristemente, la situación seguirá así hasta que une niñe muera debido a esta solución tóxica.

Conozco a alguien que está considerando empezar a tratar a su hije con MMS. ¿Qué hago?

Edúcale. Puedes imprimir este artículo, así como los enlaces de referencia adjuntos. Dale toda la información que puedas. El conocimiento es poder.

Si después de leer toda esta información tu conocide sigue planteándose utilizar el MMS, sugiérele que consulte a un profesional. Le médique de cabecera, le farmacéutique o incluso biólogues o químiques pueden ayudarle a entender mejor los peligros de este compuesto.

Si te es posible, aleja a tu conocide de todo aquello que le haga tener una visión negativa sobre el autismo.

Si, después de todo, esta persona ha tomado la decisión de usar el MMS, recuerda: no es tu culpa.

Une niñe que conozco tiene los mismos síntomas que describes. ¿Qué puedo hacer?

Si le infante sufre problemas de caída de uñas, pelo, rojeces en la piel y se ha vuelto más cerrade, apagade y retraíde, reporta el caso lo antes posible a los servicios sociales. Estos síntomas son claros indicios de que algo va muy mal en el cuerpo de le pequeñe. No esperes a que sea demasiado tarde. Los venenos funcionan de forma acumulativa, y el siguiente enema podría ser el último.

¿Hay algo que yo pueda hacer para acabar con el MMS?

Sí. Las páginas Ebay y Etsy han retirado todo aquello relacionado con el MMS, pero la pericia de les vendedores hace que intenten seguir vendiendo el producto bajo otros nombres relacionados. Si encuentras un artículo y crees que está relacionado con el MMS, repórtalo como un producto tóxico. Deberían retirar el artículo.

Infórmate. No solo leyendo este artículo. No solo mis enlaces de referencia. Hay muchas voces tratando de exponer los peligros del MMS. Escúchalas.

Y, sobre todo, sé crítique. Nunca asumas nada. No te cases con nadie. Incluso la estafa mejor hilada tiene un hilo suelto del que se puede tirar. Si te informas y eres crítique te será mucho más fácil encontrarlo.

Enlaces de referencia:

MMS: ¿Solución Mineral Milagrosa o Caballo de Troya? Tu cuerpo y ADN deciden: quizá el mejor artículo en español sobre por qué no deberías usar esta solución como medicina.

Productos milagrosos, o de cómo morir en el intento: uno de los dos artículos escritos en Autismo Diario en los que se habla sobre el MMS y por qué no deberías considerarlo nunca una opción.

Tratamientos extremadamente peligrosos para niños con Autismo: MMS y MMS2: el artículo más reciente en Autismo Diario en el que continúan profundizando en cómo afecta el MMS al cuerpo y todo aquello relacionado con este turbio negocio.

Genesis II: aquí queda desmontada la estructura de este culto, desvelándose como un negocio piramidal de venta de MMS.

MMS: Yes, It Is Bleach: un artículo muy gráfico en el que se demuestra fácilmente que el MMS es lejía. Si no es seguro para un pañuelo, ¿por qué tendría que serlo para ti o para les niñes?

The Miracle Mineral Solution Sham and What You Can Do About It (inglés): quizá el punto más interesante de este artículo es que haya sido escrito por alguien con estudios relacionados con la materia. A mí me resultó muy útil su información en la elaboración de este artículo.

Images of CD/MMS – Screenshots and forum posts: aunque esta entrada de blog pertenezca a la blogosfera inglesa, no hace falta traducir nada. Algunas imágenes son muy gŕaficas, así que entrad bajo vuestro propio riesgo.

Fiona O'leary | Autistic Rights Together: si sois capaces de leer en inglés, este es el mejor sitio de los que conozco a la hora de desmontar todas aquellas curas no demostradas científicamente. Dentro de su Tumblr, recomiendo los artículos CD Autism Recovery No. 163 y Kerri Rivera BLEACH Doctor!. Este último tiene imágenes muy gráficas, así que abridlo bajo vuestro propio riesgo.

Autisticate Dalmayne: soy incapaz de elegir un artículo concreto fuera de la colección de imágenes y capturas de pantalla. Y todo por las mismas razones que el Tumblr de Fiona. Hay mucho contenido, bastante bueno y además Emma a veces escribe sobre otras relacionadas. Si podéis leer también os recomiendo esto.

Mi más sincero agradecimiento a Emma y a Fiona por permitirme utilizar todo el material del que han hecho acopio durante todo este tiempo, sin el cual muchas partes de este artículo habrían sido imposibles.

martes, 21 de junio de 2016

Rumiar no es bueno

TW: DESAHOGO, CAPACITISMO

Digamos que este texto es un desahogo de los que tengo que echar sí o sí. Por el bien de mi salud mental. Otra cosa es si decido publicarlo no. Y, desde luego, si me decido a hacerlo, tengo claro que no será un viernes. Tengo artículos que considero más valiosos como contenido y prefiero que sean esos artículos los que se lleven la medallita de artículo semanal.

Una de mis cosas menos buenas es que a veces me paso demasiado tiempo rumiando en mi mente ciertos pensamientos y sucesos. Está bien reflexionar sobre cosas ya ocurridas, pero cuando llegas al extremo de pensar en la misma cosa una y otra vez sin descanso está claro que debes parar, resolverlo y dejarlo ir. Y yo ya llevo un par de días rumiando esto y fastidiando mi estado de ánimo en el proceso. No es sano. Y, de hecho, espero que escribir esto me ayude a romper el círculo vicioso.

Antes de seguir, os preguntaréis qué tiene que ver esto con el espectro autista. Fácil: eso de estar rumiando cosas pasadas es algo muy, muy nuestro. Obviamente, no es un aspecto que yo pondría en la lista de cosas positivas. Pero no por ello debería intentar negarlo y esconderlo. Simplemente asumirlo y buscar formas de romper con esa rutina cuando esto sucede.

Vayamos a lo que me está haciendo rumiar…

Desde febrero estoy yendo de forma semanal a una agencia de empleo para personas discapacitadas. No diré el nombre porque no quiero darles publicidad. Aunque claro, esto no es precisamente publicidad positiva. Pero como no existe en España, pues tampoco importa mucho.

La mayoría de la gente a la que he visto acudir a esta agencia ha sido por discapacidades físicas o más evidentes que la mía. De hecho, cualquier persona con cierto raciocinio no se atrevería a discutirle a estas personas el hecho de que son discapacitadas. En mi caso ha sido muy diferente, ya que como sabréis, el autismo no es una discapacidad visible. Y esto ha acarreado muchos problemas de capacitismo hacia mi persona.

Cuando empecé a ir, aunque ya empezaba a mostrar signos de depresión, lo cierto es que la combinación que hacían mi autismo y mi estrés postraumático no era precisamente buena. Aunque por este entonces no se mostraban demasiado exigentes conmigo ya que estaba haciendo unas prácticas en una residencia de mayores.

Al poco de terminar estas prácticas mi depresión se hizo muchísimo más evidente. Y si el cóctel autismo-estrés postraumático ya era malo, el cóctel autismo-depresión-estrés postraumático es aún peor. Ha habido muchos días en los que he sido incapaz de articular palabra. Otros en los que procesar el lenguaje hablado me era una tarea titánica. Otros en los que directamente el funcionar me era imposible. Y, a pesar de que se lo estuve contando a la persona que lleva mi caso, se negó a creer lo que le estaba contando. Y lo que es peor: fui tratada de una forma terriblemente capacitista por el mero hecho de no poder ser capaz de poner mis pensamientos en palabras orales. Varias veces.

Este no ha sido el único acto reprobable del que he sido víctima. Muchas veces me he visto en la tesitura de tener que educar a esta persona sobre cómo es mi autismo y cómo lidiar con mis diferencias de forma eficaz. En mis días buenos trataba de hacerlo hablando, mientras optaba por dibujar y hacer croquis en mis días menos buenos. Pero se ve que mi educación no sirvió de nada.
 
En mayo empecé unas prácticas en una cafetería. Fui destinada a una de las tiendas más tranquilas justamente por mis necesidades sensoriales. Pero el hecho de tener que levantarme extremadamente pronto para poder llegar a tiempo, pasar seis horas en un ambiente cálido como es la zona del lavavajillas, ser forzada a mantener contacto social por la naturaleza del trabajo y tener que aparentar que estaba bien aunque por dentro estaba anímicamente fatal consumía todas mis fuerzas. Eso por no hablar de que los zapatos con los que estuve trabajando eran tan malos que me provocaban dolor de pies e incluso me resbalé tres veces en dos semanas debido al poco agarre de los mismos. Esto me causó bastante dolor en mi rodilla izquierda, ya que las tres veces me golpeé justo ahí.

Después de esas dos semanas, este trabajador me dio la crítica que mi supervisora había hecho de mí. Y, a pesar de que ya había hecho el esfuerzo de educar a esta persona para comunicarse efectivamente conmigo, se pasó mis consejos por el Arco del Triunfo y me dijo las cosas sin tacto alguno. Sabiendo que mi salud mental estaba (y está) en un punto crítico. Y así fue como me pasé casi una semana anímicamente fatal porque esta persona no me escucha cuando me comunico.

Al acabar las prácticas y saber que esta empresa no se molestaría en contratarme, este trabajador insistió en darme otra crítica, a lo que yo me negué enérgicamente por carta explicándole mis razones. Me negaba a pasar otra semana como aquella solo porque esta persona no sabe comunicarse conmigo de forma efectiva a pesar de educarla para ello. Y ya que esta persona, a raíz de la crítica anterior, empezó a creer que realmente tengo depresión, comenzó a plantearse que quizá yo tenía razón.

Y aquí es cuando llegamos a la semana pasada. Enla cita semanal, además de este trabajador, había otra señora que, a diferencia de otra gente que he visto trabajar para esta agencia, sí se molesta en aprender y aplicar diferentes técnicas de comunicación. Así fue como llegamos a las siguientes conclusiones, todas ellas muy obvias para mí, pero no tanto para elles. 


· Este empleado ha estado fallando estrepitosamente comunicándose conmigo.

· La infame crítica de mediados de mayo no estaba planteada de forma constructiva y, además, se hizo demasiado tarde. Eso sumado a ciertos infortunios hizo que al final no pudiera aplicar la parte constructiva del meollo.

· La razón por la que no tengo trabajo no está relacionada con una supuesta falta de fortalezas o habilidades. El sistema no funciona para mí (ni para prácticamente nadie autista, acoto). Además, como alguien de mi entorno me dice: “No puedes encontrar un trabajo que no existe”.

Con todo esto, me voy a casa con deberes: hacer una lista de cosas que sí puedo hacer y cosas que no puedo hacer, lo cual es muy sencillo. Después del fiasco y la fatiga de la cafetería ya sé muy bien qué puedo hacer y qué no. Y por cuántas horas.

Así es como llega el último viernes. Para mi disgusto, todo lo que habíamos avanzado con la ayuda de esta mujer cae en saco roto. Este trabajador insiste en que debo seguir por la vía clásica de obtener un trabajo, la cual ha sido brutalmente ineficaz desde que empecé mi búsqueda, hace ocho meses. Además, para hacer que la vía clásica funcione para mí, todo cuanto se le ocurre es que debo hacer trabajo voluntario, ya que según él no tengo fortalezas ni habilidades remarcables.

Olvidemos el hecho de que ahora mismo mi prioridad es encontrar un trabajo pagado. En lo que va de 2016 he estado trabajando de forma gratuita durante dos meses, sin contar el trabajo hecho en NeuroAwesome. El hecho es que la residencia y la cafetería dicen lo mismo de mí: soy una persona trabajadora, que realmente quiere aprender y que puedo hacerlo muy rápido. No todo el mundo puede decir esto de sí misme. De hecho, a la gente de la residencia les gustaría seguir teniéndome como voluntaria, pero ahora mismo con mi salud mental en tan mal lugar, cuidar de gente con problemas relacionados con demencia senil no es algo que pueda asumir psicológicamente.

Además de las fortalezas descritas por estas personas, las cuales me han visto en plena acción, también destacan que tengo muy buen uso de la iniciativa y que sé gestionar muy bien el tiempo que tengo disponible. Admiten que otras habilidades tales como mi atención al cliente, mis habilidades intrapersonales o mi habilidad para seguir instrucciones no le llegan a las primeras dos. Pero no por ello debería considerarlas como asignaturas pendientes. Son buenas, pero quizá podría mejorarlas un poco. Así que sí, soy una persona con varias habilidades, y todas ellas son valiosas e importantes. ¡Y eso que no estoy contando las que he adquirido fuera del trabajo! Si no, fácilmente podría terminar de escribir mañana.

¿Entendéis mejor cómo me siento? Aunque tengo fortalezas y habilidades que otra gente solo puede soñar, todo está siendo menospreciado. Y, a sabiendas de que lo que realmente necesito es tener un empleo remunerado, esta persona todo cuanto quiere es marear la perdiz para tenerme más tiempo acudiendo a esa agencia. Y todo para que, al final, cuando encuentre trabajo (si es que lo hago xdxdxdxd), esta agencia pueda pedirle una subvención al fondo europeo por todo el tiempo que he estado ahí.

De hecho, lo único que parece que ha empezado a romper el círculo vicioso ha sido hablar con mi mejor amigo, con el que obviamente me comunico muchísimo mejor
y, como ya he dicho en alguna otra ocasión, resulta que también es neurodivergente. ¿Su consejo? Un poco de trabajo voluntario no me hará daño, especialmente si es algo que me gusta, como una biblioteca o un refugio con gatetes (esto último es cosa mía…) Pero estar dedicando unas 20-30 horas semanales como en los otros sitios no tiene otro nombre sino trabajo gratis. Y, aunque él no me ha dicho nada, sé que no quiere que acabe fatigada como he acabado las otras veces. Cansada soy una gata insoportable, él debe saberlo mejor que nadie.

Así que, aunque este tipo no escuche mis razones y sea incluso capaz de menospreciar el trabajo que hago aquí, haré trabajo voluntario. No porque él me lo diga. Lo hago porque quizá encuentre algo que me guste y se me dé bien. Pero este tipo se querrá apuntar el tanto. Y si alguien se puede apuntar el tanto, ese es mi amigo, no él.

Y, a modo de curiosidad, me ha dado por calcular más o menos cuanto tiempo le dedico a NeuroAwesome por semana y me han salido unas 10 horas de media, sin contar el tiempo que paso en redes sociales, ya que no es un tiempo que use de forma exclusiva para las cuentas de Facebook y Twitter del proyecto. Pero sí, entre que busco información, la leo, aprendo por mi cuenta, mejoro pequeños detalles del blog, escribo, traduzco, edito mis escritos para el momento de la publicación semanal, modero los comentarios que empiezan a llegar e incluso los respondo hago esas diez horas. Y, a veces, si mi semana me lo permite, puedo dedicar incluso más tiempo. Normalmente mis “horas extra” sirven para dejar más artículos escritos y no tener que preocuparme por andar corta de contenido. A veces este extra lo uso para buscar más información y poderla ordenar. Y todo cuanto se os ocurra. Por supuesto, todo cuanto hago aquí es voluntario, y quiero que así lo siga siendo. De hecho, me resulta muy gratificante y quitando momentos puntuales es un trabajo libre de fatiga. ¿Por qué despreciar esto?

En cuanto a lo de esta agencia, este señor y toda la movida, si algo tengo claro es que no me queda más remedio que esperar el milagro de que alguna empresa vea todo el potencial que tengo y decidan darme un trabajo. Pero claro, si me fuerzan a seguir usando el método clásico de solicitar un trabajo, esperar a que me ofrezcan una entrevista y hacerla, entonces no verán nunca todo lo que puedo hacer. En cuanto a mí misma, debería dejar de rumiar. No soy una cabra ni una vaca como para poder vivir rumiando.

viernes, 17 de junio de 2016

Capacitismo para desubicades

TW: CAPACITISMO



Si pasas algo de tu tiempo libre en Twitter seguro que has leído alguna vez la palabra “capacitismo”. Y, dependiendo de a quiénes sigas, puedes que la hayas visto de una forma errónea y, válgame la redundancia, capacitista.

Lo increíble del asunto es que muches fuera de la comunidad discapacitada no saben realmente qué significa, de ahí que muchas veces se desvirtúe. Así que si esta pequeña explicación puede ayudarte, me habrás hecho un poquito más feliz.

¿Qué es el capacitismo?

El capacitismo es la opresión específica que sufrimos les discapacitades como colectivo por el mero hecho de tener una funcionalidad diferente a aquelles que no son discapacitades. También se usa esta palabra para hablar sobre la discriminación que podemos sufrir por nuestra diversidad funcional, así como los prejuicios vertidos sobre nosotres.

¿De qué formas se muestra el capacitismo?

El capacitismo, al igual que otras opresiones tales como el machismo, la homofobia y la transfobia se puede mostrar de muchísimas formas. Mientras algunas son muy sutiles, como las formas de referirse a una discapacidad concreta o infantilizar al colectivo discapacitade, hay formas más visibles como impedir o dificultar el acceso a determinados servicios, hacer apología de la Retórica de la Tragedia o los asesinatos a personas discapacitadas a manos de sus familiares, cuidadores y fuerzas del estado.

Una vez que empiezas a ver formas de capacitismo, seguramente no dejarás de verlas.

¿Cómo puedo evitar caer en el capacitismo?

Aunque lleva tiempo darse cuenta de todas las conductas en las que somos capacitistas, siempre se pueden ir corrigiendo poco a poco. No te desanimes si ves que te cuesta. Todes tenemos muchísimo capacitismo interiorizado.

Intenta eliminar palabras de tu vocabulario como “loque”, “chalade”, “majara”, “tullide”, “lisiade” Estas palabras son muy dañinas para nosotres, así que haz el esfuerzo de dejar de usarlas como forma para referirte a alguien discapacitade. Que existan en nuestro idioma no quiere decir que esté bien usarlas.

No nos infantilices. Como persona adulta, no me gusta ser tratada como si tuviera veinte años menos solo por ser autista. Y, aunque mi discapacidad fuera intelectual, no tendrías derecho alguno a infantilizarme.

No quites crédito a nuestras experiencias solo porque sean diferentes a las tuyas. Yo he vivido esta forma de capacitismo y a la larga el daño emocional es terrible. Si alguien discapacitade, en calidad de amigue, pareja o lo que sea te confía sus experiencias, lo mínimo que puedes hacer es respetarlas. Pero negarlas o imponer tu punto de vista, además de capacitista, es muy rastrero.

Si eres testigue de un acto capacitista, no calles. Una vez mi trabajador social me acompañó a gestionar un asunto. Una de las empleadas del lugar intentó echarle porque, según ella, él no podía estar ahí a menos que la gestión fuera relativa a él. Mientras que yo le expliqué a la señora de la forma más serena posible que ese hombre era mi trabajador social y necesitaba su ayuda debido a mi discapacidad, él permaneció en silencio. ¿Mi opinión? Él también debería haber hablado. Incluso aunque la cosa no hubiera sido con él.

Y como estos ejemplos, hay muchas más formas de combatir el capacitismo dentro y fuera de ti. Pero no voy a arruinarte el proceso de aprendizaje dándotelo todo ya mascado. ¡Espero que este artículo te haya ayudado!

jueves, 16 de junio de 2016

Una de ¿sexo? y reduccionismo

TW: SEXO, TACOS, CAPACITISMO, GODIFOBIA

El Jueves la ha vuelto a liar. Pero, a diferencia de otras ocasiones, en las que su humor ácido ha ido en contra de la monarquía o el corruptísimo sistema político español, esta vez el tema es bastante distinto. Digamos que la cosa va de ¿diversidad sexual y romántica?. “Digamos” porque no sé por dónde pillar eso, la verdad. En caso de que no sepas de qué portada hablo, puedes verla aquí. Por si acaso: aviso que puede ofenderte si eres parte del colectivo GODI.

En caso de que no te sientas capaz de ver con tus propios ojos la imagen, mi descripción sería que mezclan cosas como el poliamor o la pansexualidad con el hecho de ser swinger, todo ello con tetasdesnudos claramente erótico-festivos. Y digo yo: ¿qué tiene que ver el tocino con la velocidad? Pues esto es lo mismo. 

El problema con esta portada es el mensaje de fondo que lleva. Se nos visibiliza al colectivo GODI en general y a ciertos grupos en particular como vicioses. Que lo único que queremos es “libertá pa’ follar”. Y no, querides, la lucha no va de esto.

Antes de seguir escribiendo, quiero matizar que este artículo lo escribo en calidad de mujer demi(hetero)sexual. Y ya que me identifico claramente, aprovecho la ocasión para deciros que yo no me siento incluida en las siglas LGBT, de ahí que opte por su posible sucesora, GODI: Géneros y Orientaciones Diversas e Intersexualidad.

El problema de todo este asunto es que se está reduciendo TODA la lucha de TODO el colectivo a esa libertad para tener sexo, cuando pasa y resulta que:

1. Entienden que diferentes realidades, como el poliamor, la homosexualidad, la bisexualidad, la pansexualiad, la asexualidad o el ser trans son parte de un gran mazacote homogéneo con los mismos fines e ideas. No hace falta tener una formación muy específica en estos temas para saber que cada cosa es diferente. Eso por no hablar de que, incluso dentro de las comunidades, no existe una postura homogénea.

2. Les que estamos en el espectro asexual queremos que se respete que no nos interesa el sexo, o lo hace en menor medida que el resto de la población. Vamos, libertad para NO follar. 

3. Y qué narices, por mero respeto, ¿visibilizar? a todo un colectivo que no tiene nada de uniforme como obseses sexuales cuando en muchas partes del colectivo tenemos problemas de violaciones correctivas y demás es una falta de respeto de las que nos darían derecho a empezar a cortar cabezas, como poco.

Lo que ha pasado con esta portada es un caso claro de reduccionismo. A pesar de la variedad de ideas y posturas que podamos tener, todo ello ha sido reducido a un simple “¡Libertá pa’ follar!”. Y lo que es peor, la banalización siempre va de la manita cuando se da un caso de reduccionismo. Vamos, que cancelemos la lucha, que ya tenemos libertad para eso y más *Risa de Tidus.mp3*

Otra cosa que me preocupa es que una revista de tirada nacional y conocida hasta aburrir como es El Jueves haga estas cosas. Que sí, que ya lo he dicho, que tienen un humor muy ácido, pero muchas veces ni el humor más chungo puede justificar hechos como este. Considero que los medios de comunicación tienen una responsabilidad social para con su público, y hacer esto, más que visibilizarnos, nos estigmatiza. O, como es en mi caso personal, incluso aporta ideas y hechos erróneos. Así que los pocos brotes que otres estaban sembrando para que el espectro asexual empezara a ser visible prácticamente se han ido a freír espárragos con esto.

Dejando el tema de El Jueves a un lado, hablemos de ese supuesto culmen de “¡Libertá pa’ follar!”. Quizá sea impresión mía, pero os voy a decir una cosa: es muy fácil conseguir sexo. Demasiado. Tan fácil como a ir a sitios como Badoo o cualquier sitio de citas, poner una foto en la que, en mi caso, mis tetas sean las protagonistas y arreglado. Y yo encima cuento con el plus de que por aquí los amiwis ingleses están más salidos que una esquina y que mi cuerpo se considera relativamente normativo y bonito.

¿Pero qué pasa si justamente lo que quiero es todo lo contrario? ¿Qué pasa si estoy conociendo a alguien, creo que puede encajar el “golpe” y salgo del armario? Que oye, hay gente que dice “Pues vale” y lo acepta. Pero eso no es lo normal. Si me dieran una libra por cada vez que me han dicho cosas como “¡Eso es que no has probado una buena polla!” o “Yo haré que te vuelva a gustar el sexo *guiño guiño chungo*” aparte de que no me haría falta trabajar, incluso podría convertir NeuroAwesome en una charity. Nacional. Y si me lo sé montar hasta internacional.

Y esa es mi vida. Aunque prácticamente no tengo problema en salir del armario como demisexual y me gusta educar a la gente sobre mi sexualidad, la cantidad de comentarios ignorantes que debo enfrentar es abrumadora. Algo tan simple como el que no me siento atraída sexualmente hacia un hombre hasta que establezco un vínculo emocional con él (amistad, amor o lo que sea) muchas veces acaba siendo convertido en cosas como que estoy traumatizada, soy frígida o mis exes eran unos aburridos y que tras dejarme ensartar su divina, perfecta e inmaculada polla puedo convertirme en Una Mujer Normal™. *Risa de Tidus.mp3* (Sí, otra vez)

También me gustaría pensar que esta gente ha tenido un timing un poco nefasto, porque creo que todavía no hemos acabado de llorar a los 50 asesinades de Orlando y hala, nos tenemos que comer esto a bocajarro. Si esperaban que recibiéramos esto más o menos bien se han pasado de optimistas. Si la portada ya tiene un mensaje chungo de por sí, tirarlo justo ahora es como echar sal en una herida abierta. El escozor es insoportable.

Así que antes de que empiece a irme por las ramas otra vez, concluyo que el problema de El Jueves ha sido el mismo que el que suele tener la gente de a pie u otres periodistas de los que tienen intereses corporativistas: no se han tomado ni cinco minutos para leer e informarse. Luego salen los monstruos periodísticos que salen, como el “tonto superlativo” hacia Alberto Garzón por decir una verdad como un templo. Pero eso, amigues, es una historia diferente. Cuando les oprimides somos reducidos al absurdo, nosotres hemos de enseñar el ridículo que hay en su reduccionismo.
Disclaimer: sí, he metido un enlace a algo escrito por Barbijaputa. Aunque yo no la considero una aliada feminista (más bien femiCISta) a veces tiene razón. Como cuando un reloj parado da la hora bien dos veces al día. Pues eso. Y perdón por abusar de la risa de Tidus. Al menos he sido buena y no he metido la versión japonesa.

viernes, 10 de junio de 2016

Mi fatiga y yo

Hace unas semanas publiqué en este mismo espacio una traducción sobre la experiencia de una chica en el espectro. Ella había descubierto a posteriori que sus episodios de fatiga habían comenzado cuando se propuso ser más sociable. Pero, gracias a ese descubrimiento, pudo desarrollar una estrategia para controlar sus niveles de fatiga.


Después de traducir el texto, me propuse a mí misma hacer un análisis retrospectivo de mi vida y analizar desde cuándo había sufrido de fatiga. Bien es cierto que en el último año he sufrido episodios prácticamente constantes de fatiga, especialmente en invierno debido al estrés que supuso mi situación personal. Pero, después de pensar detenidamente, me he dado cuenta de que la fatiga ha sido una compañera constante.

Infancia

Yo era una niña cansada. Muy cansada. Me era imposible levantarme a tiempo para ir al colegio. Y, cuando llegaba allí, les niñes, el ruido y las luces no mejoraban mucho la situación. Por instinto, siempre trataba de jugar o sentarme sola. Así podía centrarme en aquello que quisiera hacer sin ser interrumpida. Pero no solía funcionar. Y aquello me agotaba. Nunca quise que me hicieran caso. Y saber leer a la perfección a mis seis años no ayudaba a mi propósito de pasar desapercibida.

Para rematar, a esa edad fue cuando empecé a tener problemas serios de bullying. Me cambié de colegio dos veces, algo que incluso empeoró la situación. ¡Dichosa gordofobia!

Desde tercero de primaria tenía que levantarme a las siete de la mañana para poder ducharme, vestirme, desayunar y coger el autobús que me dejaría en el colegio. Yo, como persona nocturna, lo pasaba fatal. Así que, al acabar el largo día escolar, mi cuerpo me pedía dormir.

Adolescencia

La ESO fue incluso peor. Tenía que seguir levantándome a las siete de la mañana. Pero, en lugar de estudiar de nueve a dos, lo hacía de nueve a tres. Aquello implicaba una hora más en una clase abarrotada de gente cuyas hormonas estaban empezando a hervir violentamente, mientras tenía que aguantar el esfuerzo de permanecer en una clase que recibía una ingente cantidad de luz solar mientras un profesor se desgañitaba con la lección. Y peor: a esa hora tenía hambre. Me era imposible funcionar.

Por lo tanto, mi nueva rutina fue llegar a casa, comer y dormir una siesta que solía durar dos horas. Y luego, por la noche, no podían faltarme mis ocho horas. Así estuve durante toda la secundaria.

Mi primera regla fue bastante pronto. Y descubrí que desde dos o tres días antes hasta que terminaba el periodo estaba terriblemente cansada. Más de lo normal. Aún tengo que vivir con esto.

La secundaria también me fue muy difícil porque en segundo tuve que hacer frente al accidente laboral que sufrió mi padre, y dos años después a un accidente de tráfico que también tuvo que sufrir mi padre. Mis recuerdos de esta época están bastante bloqueados, y lo poco que recuerdo es que incluso mi rendimiento académico se fue al garete. Y, obviamente, necesitaba cantidades ingentes de descanso y tiempo a solas. Los libros me ayudaron mucho. Incluso recuerdo haberme leído el cuarto libro de Harry Potter en una semana.

Bachillerato tuvo cosas buenas y malas. Pero la peor sin duda fue la fatiga. Debido a que el instituto me quedaba lejísimos y encima los horarios eran de ocho a dos, no me quedaba más remedio que levantarme entre las cinco y las seis. Eso si quería coger el autobús y llegar a tiempo sin tener que hacer autostop, claro…

Era sociable. No demasiado. Pero era sociable. No tanto como lo fui en la ESO (¡Error, Sariel del pasado, ERROR!), pero era sociable. La cuestión es que ni me molestaba en fingir. Era una gata gótica. Con buena pluma y unas ideas que muchos tacharían de diabólicas. Y, aun así, tenía una amiga.

Lo único malo del primer año de bachiller fue tener que enfrentarme a educación física. Siempre ha sido mi gran problema. Aunque tengo mucha resistencia física para el cuerpo que tengo, el ejercicio físico me desgasta mucho mentalmente. Y si de normal acababa quedándome prácticamente dormida en el autobús de vuelta a casa, los días de educación física eran días de dormir en el autobús, llegar a casa, comer y dormir la siesta.

Segundo fue muchísimo más llevadero por el hecho de no tener la dichosa asignatura de marras. Pero la fatiga seguía ahí. Dormía bien por la noche, me aseguraba de alimentarme todo cuanto necesitaba y procuraba cuidarme todo lo que podía. Pero era llegar el sábado y necesitar el día vago. Y el domigo igual.

Un detalle ¿divertido? sobre segundo: creía y aún creo que mi tutor pretendía ciertas cosas conmigo. Cosas románticas o sexuales. Y yo no era la única que lo pensaba. A saber. Para colmo, era mi profesor de lengua castellana. Me apuesto mi 3DS a que más de une pensaba que haríamos buena pareja y todo…

Edad adulta

Si me permitís la expresión, vulgar a más no poder, la universidad fue una patada en los huevos.

Duré dos años. No sé ni como. Pero aguanté dos años. Y sin ayudas de ningún tipo.

Contexto: pensad que durante la ESO me diagnosticaron como Asperger. Lo único que hicieron conmigo fue sacarme durante las clases de francés un día a la semana para aprender a diferenciar expresiones humanas. Solo eso.

Por lo tanto, nunca hubo ajustes curriculares para mí. Me veían inteligente. Demasiado. Pero nunca se les ocurrió adelantarme ningún año a pesar de que podía claramente con el desafío y, qué narices, yo me aburría en el colegio cosa mala. Y tampoco se les ocurrió que quizá necesitaba estudiar a tiempo parcial. Por lo tanto, basándose únicamente en mis boletines de notas, llegaron a la conclusión de que no necesitaba ayuda. Eso fue más o menos verdad, hasta que llegué a la universidad.

¡Clases de hora y media! ¡Profesores más descafeinados que el agua! ¡Asignaturas más aburridas que una pared blanca! ¡El infierno hecho institución!

Y, para rematar, yo fui una de las primeras cobayas que vivieron en sus carnes ese despropósito educativo conocido como plan Bolonia. ¡Lleve los despropósitos de sus días de colegio a su alma máter por tan solo una matrícula que únicamente podrá pagar teniendo una beca o vendiendo sus órganos!

Así que sí, estaba OBLIGADA a ir a clase. Como una niña pequeña. Pero una niña pequeña bien desarrollada, con pintalabios negro y unas ganas tremendas de escribir. Pero solo de escribir. Y desgraciadamente, filología no es una de esas carreras que premien la creatividad. De hecho, la creatividad literaria hoy en día no se premia. No al menos en los países hispanohablantes.

Las asignaturas del primer año eran tan de chiste que incluso inglés tenía una dificultad ridícula. Me era más productivo columpiarme las clases y jugar a videojuegos antes que ir. Incluso con el riesgo de suspender y afectar mi beca del año siguiente. E inglés no fue la única clase que acabé por columpiarme descaradamente.

A pesar de que hacía estos “ajustes” en mi vida, huir de la fatiga era imposible. Para mi desgracia, vivía en una residencia universitaria tan barata como llena de cucarachas. Juraría que incluso había más cucarachas que residentes humanes y felines juntes. Así que sin darme cuenta estaba siendo sociable otra vez. Y en mi clase también lo era. Eso sumado a las interminables clases de hora y media que consumían todos los recursos de mi cerebro, acababa llegando a mi habitación y desplomándome en la cama. Día y noche. Era la Bella Durmiente en versión gótica.

Aunque sobreviví al primer año con unas notas aceptables, el segundo año fue cuando me rompí totalmente. Aunque tenía interés en las asignaturas de mi carrera, éstas estaban tan mal enfocadas que me era imposible centrarme en cinco asignaturas por cuatrimestre. Y morí de fatiga. Levantarme de la cama era todo un milagro. Salir de mi habitación era un signo del fin del mundo. Ir a clase era, sencillamente, otro multiverso.

Lo único que me ayudó a sobrevivir ese tiempo fue la soledad de mi situación. Vivía sola, lejos de mi familia y el poco contacto social que tenía era con personas que no me provocaban mucho cansancio y con los que conversar era muy entretenido. Aún soy amiga de estas personas, y espero que dure muchos años.

Y después de ese año, decidí dejarlo, volver a casa y estudiar otra cosa que no me consumiera tanto. Y no en esa universidad fascistoide. De hecho, ni siquiera la había elegido. Fue una de las “exigencias” de mi madre. Sí, la misma madre que nunca hizo nada para que me aceptara como autista.

Tuve un año sabático debido a la burocracia que suele representar el sistema educativo. Aunque fue un año genial en el que escribí muchísimo, conocí a alguien a quien le tengo muchísimo aprecio e incluso empecé a aceptarme tímidamente, la situación de maltrato familiar que empecé a vivir hizo que, en lugar de un año terapéutico, fuera un año de pesadilla. Sí, mi fatiga remitió, pero mi salud mental se resintió considerablemente.

Aunque conseguí volver a estudiar algo, mi elección tampoco fue muy sabia. Peluquería. Que sí, me gusta teñirme el pelo y cortármelo yo misma. ¡Y me queda bien! Pero hacérselo a les demás y encima como profesión definitivamente no es lo mío.

Mis clases eran una mezcla de práctica y teoría. Mientras en las prácticas era mediocre e incluso mala, en la teoría era algo así como la superestrella. A pesar de que día sí día también me quedaba profundamente dormida. Ronquidos includos. Como el profesor repartía apuntes escritos, no necesitaba estar escuchando la clase. Con pasar una tarde con el temario me era suficiente para asimilar todo el contenido y sacar buenas notas.

Sin embargo, esas siestas no evitaban que me quedara completamente dormida en el autobús de vuelta a casa. Eso si conseguía dormir, ya que al acabar las clases me sentía tan cansada que necesitaba comer algo con azúcar. Y si no lo hacía, lo más probable era que acabara con mareos y dolores de cabeza.

Y sí, en casa también dormía. Y no solo por la noche. Me refiero a mi sagrada siesta. Pero fuera de eso, trataba de pasar todo el tiempo posible fuera de casa o enganchada a internet con el móvil. Vivía para evitar a mi maltratador y tramar un plan para salir de ahí. Y sí, eso acababa por consumir la poca energía que me quedaba después de los estudios. De ahí mi gran y obvio episodio de fatiga.

Al acabar el curso pude salir de mi casa, con la única ayuda de mi padre. No os aburriré con los detalles, pero acudí a servicios sociales explicando la situación, pedí ponerme en tratamiento psicológico para que mi salud mental no fuera a peor y en el instituto sabían lo mal que lo pasaba. Y nadie hizo nada. Y en casa, mi maltratador y su cómplice eran los tiranos. Mi padre era solo una marioneta que sufría lo mismo que mis hermanos pequeños y yo. Y, sin embargo, nadie hizo nada. Es un secreto a voces. Pero nadie hace nada. Fui demasiado sabia escogiendo huir. Yo sola no podía, ni puedo luchar contra eso.

Mi huida ocurrió hace tres años. Y paradójicamente, he estado en tres sitios diferentes por periodos similares de tiempo.

El primer año, aunque fue cuesta arriba, pude sobrellevarlo incluso trabajando. Arrastraba secuelas obvias de la situación que había tenido que vivir con mi ¿familia?, pero los primeros meses tuve la suerte de tener cierta vida social que me hizo olvidar casi todo lo malo que había vivido. Pero las cosas se torcieron y acabé psicológicamente mal otra vez, lo que desembocó en otro capítulo obvio de fatiga. Y no terminó hasta que mi mejor amigo me acogió casi como a su hermana.

El segundo año, ya con mi amigo, aunque fue muy complicado, no me supuso fatiga casi en absoluto, salvo en un punto muy concreto y por las circunstancias a las que tuvimos que hacer frente. No tenía vida social, salvo con él y su hermana. Y tampoco es que me interesase. Quería trabajar, pero al no saber el idioma era imposible, así que acabé recluyéndome en casa. Debo añadir que a él siempre le pareció muy raro que necesitara dormir tanto, e incluso me tachó de vaga por esta razón. Creo que aún no entiende que realmente necesito descansar más que la gente neurotípica, pero al menos ya no hace comentarios ofensivos sobre esto.

Este último año ha estado marcado por la fatiga. No ha sido un año tan malo como mi segundo año de universidad o mi año en formación profesional. No obstante, la fatiga me ha acompañado prácticamente todo el tiempo. Debido a las circunstancias a las que he tenido que hacer frente desde entonces, además de lidiar con los aspectos negativos que trae mi autismo (siendo la fatiga mi peor enemiga en este último año), tengo que sobreponerme a mi estrés postraumático y, recientemente, a mi depresión. Y todo esto sin ningún tipo de tregua. Siempre estoy ocupada. Siempre estoy agotada. Sé que tengo que hacer muchísimas cosas. Pero no alcanzo. Y estoy en unas circunstancias tan desfavorables que, incluso con la ayuda que tengo, todo se me hace cuesta arriba.

Así que sí, mi fatiga ha alcanzado tales niveles que he llegado a quedarme dormida en sitios públicos en los que no está socialmente bien visto dormir. Y sí, han tenido que despertarme. Varias veces. Por suerte, esto ya no me sucede, ya que estoy muy atenta a las necesidades de mi cuerpo. Pero eso no significa que mi fatiga esté remitiendo. Solo la estoy sobrellevando lo mejor que puedo.

Conclusión

Aunque este texto narra con cierto storytelling mi experiencia vital con la fatiga, lo cierto es que cualquier autista podría reflejarse en las situaciones que he tenido que vivir. Obviamente, la fatiga a seguir acompañándome a lo largo de la vida, pero ahora que soy totalmente consciente de esta compañera, puedo usar estrategias de control para no sucumbir al eterno cansancio. Poco a poco me van funcionando y, aunque tengo picos de fatiga puntuales después de colapsar, tengo la impresión de que tengo alguna que otra cuchara extra para hacer frente a mi vida diaria.

La fatiga también me acompaña. ¿Qué hago?

Independientemente de tu situación personal, si te has visto reflejade en mi experiencia personal es muy probable que estés experimentando fatiga. No hay un medicamento o una panacea que te cure mágicamente del cansancio, pero sí puedes tomar ciertas estrategias de control para disminuir su impacto en tu vida diaria y puedas funcionar con relativa normalidad.

Los siguientes consejos pueden ayudarte a reducir y controlar tus niveles de fatiga. Aunque estos son los que a mí me funcionan, quizá haya algunas cosas que produzcan el efecto contrario en ti. Investiga y experimenta todo cuando necesites.

Descansa. Cuídate de dormir ocho horas por la noche, incluso aunque tu biorritmo te pida dormir de día. El cuerpo descansa mejor de noche. Asegúrate de que tu cama es cómoda, tu habitación esté a oscuras y la temperatura sea agradable. Si con ocho horas no tienes suficiente, prueba a aumentar a diez. O, si no quieres dormir tanto por la noche y puedes hacerlo, siempre puedes dormir una pequeña siesta, preferiblemente después de la hora de la comida.

No tengas reparos en tomarte un día a la semana solo para descansar. Muchas veces, aunque sigas un protocolo bien definido para controlar tus niveles de fatiga, al final, por muy bajos que trates de mantener los niveles, si no tomas días de descanso, ésta acabará por ganar la batalla. De ahí la importancia de dedicarte un día a ti misme. Puedes pasar todo el día en la cama con la consola, ver esa serie que tantas ganas tienes de empezar, cocinar algo, darte un baño con mucha espuma o incluso dormir tanto como el cuerpo te pida. Nadie mejor que tú sabrá qué cosas consiguen que te sientas descansade.

Come sano. Sé que es difícil. Vivimos en un mundo con prisa y la comida precocinada, congelada y enlatada está a la orden del día. Eso por no hablar de los centenares de restaurantes de comida rápida que pueblan nuestras calles. Entiendo que ese kebab de la esquina, esa pizza del supermercado o esa lasaña que solo necesita dos minutos de microondas son alternativas rápidas y que muches elegíriamos día sí día también. Yo lo haría si pudiera. ¿Pero qué pasa? Que si como así de mal, al final mis niveles de fatiga suben como la espuma. Y si quiero funcionar adecuadamente, no me queda más remedio que comer lo más sano posible. No te sugiero que hagas una dieta especial o que empieces a comer cosas que realmente odias. Simplemente procura comer fruta y verdura. Aunque solo sea la que más te guste. Recuerda beber mucha agua y no abusar de las grasas. Deja la pizza para cuando te sientas demasiado cansade para cocinar o simplemente te apetezca complacerte en tu día de descanso.

Evita la cafeína por la noche, a menos que tengas una buena razón para permanecer despierte. Si no lo haces, a pesar de que tu dormitorio sea el mejor lugar del mundo para dormir, no vas a poder descansar. Así que no bebas café, té, bebidas de cola o bebidas energéticas tres horas antes de irte a dormir. Si, a pesar de seguir esta recomendación te cuesta conciliar el sueño, prueba a aumentar a cuatro horas.

Cuida de tu salud mental. Si tu cuerpo y tu mente están sanos, te será más fácil controlar tus niveles de fatiga. Si lo necesitas y te es posible, acude a une psicólogue, une consejere o habla con une buene amigue. Si necesitas tomar medicación, tómala. Si ésta te causa efectos adversos, habla lo antes posible con tu servicio de salud mental para sustituirla. Si tu salud mental está en un punto crítico, ten siempre a mano los números de emergencia y ayuda de tu país. Procura mantenerte en contacto con aquelles que te apoyen. En caso que seas autista no verbal o te resulte muy díficil hablar cuando te sientes sobrecargade, asegúrate de tener a alguien de confianza a quien puedas escribirle, ya sea por SMS, chats, o redes sociales. También puedes probar CrisisChat.org si sabes inglés y puedes acceder a internet.

Dedícate un poco de tiempo cada día. Media hora o una hora solo para ti pueden ayudarte a controlar la fatiga y el estrés de la vida diaria. Haz algo que te relaje. Puedes darte un baño, leer, escribir, colorear o cualquier otra cosa. Es tu tiempo de relax.

Identifica los factores que agravan tu fatiga. Además del contacto social prolongado, las multitudes, los ruidos, las luces fluorescentes o los cambios imprevistos, pueden existir otros factores que hagan que tus niveles de fatiga aumenten. Trata de identificarlos y evitarlos en la medida de lo posible.

No te sobreesfuerces. Sé que suena complicado no sobreesforzarse en una sociedad que nos pide que seamos la mejor versión de nosotres mismes hasta para cuando bajamos a comprar el pan. Está bien esforzarse, pero también hay que conocer nuestros límites. Si sabes que hay algo que no puedes hacer, simplemente no lo hagas. Forzarte a ello hará que te sientas más cansade y fatigade.

Y recuerda: no debes sentirte culpable por cuidar de ti misme. Les autistas tenemos una cantidad limitada de energía cada día, y tenemos que cuidarnos mucho de no extenuarnos. Tomarnos en serio nuestro descanso y nuestra salud hace que podamos funcionar mejor. Estás haciendo justamente lo que necesitas.

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NeuroAwesome por Sariel Arjona se distribuye bajo una Licencia Creative Commons Atribución 4.0 Internacional.
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