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domingo, 25 de septiembre de 2022

No me llames Asperger

Es muy triste que tenga que sentarme a escribir esto. Creía que toda esta situación ya había quedado resuelta allá por 2018, ¡pero no! ¡Qué equivocade estoy!

El síndrome de Asperger, como una entidad diagnóstica propia, desapareció en 2013 para integrarse dentro del espectro autista. Lo que significa que cualquier persona diagnosticada como Asperger es autista. Aunque claro, también os digo, por experiencia propia, que depende de quien te toque, te pueden poner ambas cosas en el diagnóstico. Lo digo porque en mi diagnóstico inglés dice que entro dentro del espectro autista, y luego especifican que es Asperger. Eso fue en 2016. Por suerte, en mi historial médico solo dice espectro autista, así que no me puedo quejar mucho.

Pero la razón por la que no quiero que se me llame Asperger, o se siga viendo como un término legítimo no está tanto en el hecho de que ya no es realmente un diagnóstico que se pueda dar. El por qué reside en las acciones de la persona por la cual se llama así: Hans Asperger.

Voy a ir al grano. Hans Asperger era un nazi.

Asperger no fue el primero en documentar casos de espectro autista. Ese mérito se lo lleva Grunya Shukareva, una psiquiatra ucraniana, la cual escribió sus observaciones en seis niños y cinco niñas entre 1926 y 1927. Pero claro, la barrera del idioma hizo que los trabajos de Shukareva cayeran en la oscuridad. Y para más inri, ella era judía. Podríamos decir que Shukareva es todo lo contrario de Asperger.

El problema que personalmente tengo con el término Asperger es el siguiente: ha sido probado mediante el estudio de sus archivos médicos que Asperger estuvo involucrado en el programa Aktion T4, el cual tenía como finalidad exterminar a todes aquelles que el régimen nazi consideraba discapacitades y, por lo tanto, no lo suficientemente buenos para formar parte de la raza aria. Eugenesia pura y dura.

La cuestión es que el trabajo de Asperger buscada separar a aquelles que podrían ser provechoses en el régimen nazi de los que no lo serían. ¿Alguien con buenas dotes estratégicas? Bien. ¿Alguien con una memoria casi perfecta? Genial. ¿Alguien que no habla? ... mejor no. Pero como sabemos a día de hoy, esa separación entre bueno y no tan bueno no es tan real como la quieren pintar desde la poltrona.

Por eso creí inocentemente que el término Asperger y sus derivados, como aspie, empezarían a caer en desuso debido al oscuro pasado de Hans Asperger. Quiero decir, seguir identificándose con el apellido de alguien que colaboró en el asesinato de cientos de miles de personas como nosotres no parece una buena idea, ¿verdad? Pero de nuevo, cuán equivocade estaba.

Aunque últimamente no me paso mucho por las redes sociales, lo cierto es que no necesito ni esforzarme para encontrar a gente que aún usa estos términos como si no hubiera una problemática detrás de ellos. Y desgraciadamente no creo que sea posible reapropiárselos. Sinceramente, muchísimas veces me gustaría tener las cucharas para decirles a estas personas que quizá deberían reconsiderar cómo se identifican, ya que muchas personas dentro de la comunidad autista no nos sentimos cómodes con el término Asperger. Pero nunca se sabe si una persona va a ser lo suficientemente razonable como para esuchar educadamente, independientemente de la decisión que tome. Al fin y al cabo, cada persona es libre de identificarse con la etiqueta que considere mejor, a menos que hablemos de supremacismo aspie.

En mi caso personal, voy a hacer una lista de razones por las que no quiero que se hable de mí como Asperger, aspie, aspien (yikes, otro melón que abrir) o alguno de sus derivados:

  • Asperger era un nazi. Todo lo contrario a mi ideología política, la cual podría llamar anarcoautismo tranquilamente.
  • Soy españole, de piel moderadamente morena y pelo oscuro. Me consta que tengo parientes lejanes que son gitanes, aunque mis parientes cercanes no lo son. Claramente no arie.
  • Soy no binarie y pansexual. Por lo tanto, claramente LGBT+.
  • Según Asperger, a menos que hubiera sido asignade varón al nacer, para él no sería autista. Porque claro, él nunca observó a niñas (y niñes trans, que se sepa), así que quién sabe, quizá creía que lo suyo era cosa de niños.
  • No soy une supremacista aspie. De hecho, me quejo mucho de ese sector por las burradas que dicen para endiosarse, incluyendo el hecho de que el autismo no es una discapacidad.
  • La idea de ser llamade por un término diagnóstico que ya no existe como tal suena fatal. Por eso de que les médiques necesitan actualizar sus conocimientos y, en muchos casos relacionados con la salud mental, muchos términos diagnósticos usados hace años ahora se consideran palabras extremadamente capacitistas, cada cual por diferentes razones. Al fin y al cabo, la medicina es ciencia, y por ende, está forzada a evolucionar cada vez que nuevos hechos corrigen todo aquello que no es correcto.
  • ¿He dicho ya que Hans Asperger era un nazi? ¡Putos nazis, joder!

Os invito a explorar vuestras propias razones para que no os llamen Asperger, o por el contrario, decidir si el término está bien para vosotres. En mi opinión, creo que si le damos unos diez años pasará a ser palabras como mongólique o minusválide, que cada día se ven muchísimo menos y está cada vez más aceptado que son palabras que no deberían volverse a usar por su transfondo capacitisma. Ojalá tenga razón, pero supongo que me toca tener paciencia con esto, porque cuatro años es relativamente poco tiempo para dejar de usar algo que se consideraba correcto desde los 90. En cuanto a mí, creo que no tengo nada más que añadir.

domingo, 31 de julio de 2022

El Orgullo no es una fiesta

Y si crees que es una fiesta, necesitas una lección de historia.

Pero dejad que empiece por contaros cómo mi novia, autista como yo, y muy posiblemente también TDAH, pasó de "Me apetece ir al Orgullo de Liverpool como yo misma" a "Incluir a discapacitades y neurodivergentes no debería ser algo de lo que se pueda prescindir". Ella usó el término afterthought, que en este contexto es algo difícil de traducir incluso para mí. Pero la idea está clara: muy bonito y colorido, pero no para nosotres.

Lia estaba pensando en ir al Orgullo presentándose como la mujer que es. De hecho, esta hubiera sido la primera vez que hubiera sido ella misma en público. Y, a pesar de que las hormonas claramente están haciendo cambios, es bastante complicado tener un buen pase. Así que nada, supongo que me tocaba ir con ella, porque si algo he aprendido en estos 31 años de vida es que gilipollas hay en todas partes, y si me toca liarme a hostias con alguien por ir atacando a mi novia por ser trans, no me importa hacerlo. Aunque tenga las de perder. Aunque odie ir a Liverpool los fines de semana con toda mi alma porque parece que la gente se multiplica como conejos. Amor, lo llaman.

Pues llega la noche del viernes. Por decirlo suavemente, estoy hasta los cojones de todo. Y sí, esta es la forma suave de decirlo. Llegué a mi casa del trabajo a las ocho de la tarde gracias a la huelga de transporte en mi área; me dicen en el trabajo que no puedo llevar mis propias camisetas porque obviamente no son el uniforme, y les da igual si los polos me hacen sentir fatal cuando hace calor y encima; volviendo a la huelga, teniendo que caminar un kilómetro cuesta arriba después de ocho horas de trabajo, pierdo como dos horas de mi vida esperando y caminando al lugar donde tengo que coger el autobús. Eso o pagar un taxi. Pero claro, ¿puedo estar gastando entre 10 y 20 libras de taxi a diario solo para no perder mi trabajo hasta que la huelga acabe? Creo que la respuesta está clara.

Es entonces cuando Lia me advierte de que quizá debería reconsiderar el acompañarla. Al parecer, aparte del Orgullo, había un festival a las afueras de la ciudad. Eso sumado al típico bullicio del fin de semana tenía mala pinta. Y yo, inocente de mí, y cabreade con mi trabajo por hacerme gastar dinero en camisetas negras, le digo que en cierta forma necesito ir, y que me importa su seguridad.

Tendría que haber escuchado a mi novia. Es más, quedarnos en casa hubiera sido muchísimo mejor, porque es ayer sábado cuando Lia cambió de idea respecto a ser ella misma. "Creo que no debería arreglarme. El tren va a estar muy lleno y me da miedo. Ya sabes cómo es la gente". Respeto su decisión y vamos hacia la estación. Y entramos en el tren.

Y os juro que me quería morir.

El tren estaba tan lleno que apenas había espacio para respirar. Lleno hasta el punto de que no me sorprendería en absoluto si en un par de días amanezco con covid.

Y la gente (no los llamo cosas peores porque bueno) estaba de parranda y bebiendo. A mediodía. Del sábado. Yaaaaaaaaay.

Solo diré que no tuve un colapso completo porque mi novia es la persona que mejor me entiende en este mundo y sabe cómo ayudarme. Pero, y ahora sí, los gilipollas de turno se estaban descojonando de mí, cuando yo claramente estaba llorando y deseando bajarme de ese tren. Y luego la sociedad se pregunta por qué soy más feliz viviendo prácticamente como une ermitañe. No sé, ¿quizás por la forma en la que se me trata por ser autista? Noooo, probablemente porque soy una malcríade y estoy claramente equivocade.

Después de quince minutos más largos que un día sin pan, llegamos a Liverpool. Y salimos de la estación. Y con la misma que Lia ve el bullicio sonoro del desfile, se da cuenta de que no quiere unirse. No por miedo, ya que no llevaba nada que la identificara como trans. ¿Qué mierda pinta una batucada en esto? Y decide que el Orgullo no es para ella. Por mucho que usara sus cascos, los cuales doblan como canceladores de ruido, no había forma humana de reducir lo suficiente el ruido de la dichosa batucada. Y luego el hecho de que tampoco es que hubiera muchas oportunidades de mantener cierta distancia social.

Y esa fuera la primera vez de muchas que dije "El Orgullo no es una fiesta" con pura frustración.

Me gustaría poder escribir que al final reunimos cucharas y decidimos unirmos y nos lo pasamos genial... Pero eso sería mentir. Porque después de todo el percal solo para llegar ahí ya nos habíamos quedado sin cucharas, sobre todo yo. Es más, me gustaría decir que todos nuestros planes fueron genial aparte del Orgullo, pero eso también sería mentir. Resumiendo: ayer sábado fue un día de mierda. O al menos lo fue hasta que volvimos a casa.

Mi reflexión de ayer, ahora que he dormido bien y me siento mejor, es que no podemos tener una comunidad arcoiris que sólo es capaz de acoger sólo a les miembres no discas y neurotípiques, y que al menos en Reino Unido no tenemos lugar para fiestas ahora mismo. Dejad que elabore.

Algo que constantemente se critica de la comunidad LGBT es que no es precisamente accesible si eres disca o neurodivergente. El hecho de que la principal actividad para celebrar nuestra existencia sea un desfile en el que el ruido y el bullicio son la norma excluye a una buena porción de la comunidad. Algunes usuaries de sillas de ruedas podrían unirse, pero otros quizá no. Les autistas como mi novia y yo directamente huiríamos en dirección contraria del desfile porque la idea de tener un colapso no suena precisamente bien. Personas con ansiedad social podrían no sentirse a gusto con el bullicio y también huirían despavoridas. Y así, muchísimos más ejemplos.

¡Ojo! No estoy criticando la existencia de los desfiles. Siento que son necesarios porque, por mucho que a cierto grupo de gente no le guste, el Orgullo Cishet (?) son los otros 364 días del año. Y porque ser heterosexual y cisgénero no te convierte en parte de una minoría oprimida, por mucho que el grupito vocal que piensa que esto no es verdad quiera creer. Es más, me alegra que existan los desfiles. Me alegró ver gente llevando la bandera pansexual y la bandera no binaria como capas. El problema es que no toda la comunidad LGBT puede formar parte del evento más importante porque no es accesible. Es algo que hay que cambiar.

En cuanto a la razón política por la que no deberíamos estar celebrando, al menos en Reino Unido, es que con todo el mundo girando peligrosamente hacia la derecha, las burradas que el gobierno británico está cometiendo contra la comunidad trans deberían ser clasificadas como violaciones a los derechos humanos, si es que ya no lo son. Como por ejemplo, prohibir las terapias de conversión cuando se refieren a orientación sexual, pero no a identidad de género. O pasarse la totalidad de un debate sobre legalizar la existencia de las personas no binarias hablando de lo malas que son las mujeres trans, especialmente en los baños. ¿Gente no binaria? ¿Qué. Es. Eso? Y estos son los ejemplo que se me vienen a la mente primero, pero me apuesto que hay más. Y más que vendrán, porque la señora que tiene más papeletas de convertirse en la ilegítima primera ministra ha estado apoyando el ideario transexcluyente.

En resumen: sí, hemos avanzado muchísimo en estos 50 años, hasta el punto de que es posible celebrar nuestra identidad LGBT. No obstante, estas celebraciones no son accesibles para todes les miembres de la comunidad LGBT. Además, la mayoría de los gobiernos del mundo no están por la labor de proteger o mejorar los derechos que hemos ganado a golpe de luchar por ellos.

¡Y eso sin mencionar el capitalismo rosa! ¡Yaaaaaaaaay!

domingo, 24 de abril de 2022

Gilipollas hay en todas partes

Nunca pensé que podría escribir algo y poner un taco en el título. Joder.

On en la primera línea.

... vale, ahí me he pasado. Pero de verdad, prometo que todo esto tiene sentido. Y bueno, puede que se me CaNcElE (?) por escribir exactamente lo que pienso, pero amiwis míes, este es mi blog y el único gasto que hago en él sale enteramente de mi bolsillo, así que si alguien quiere usar ALT+F4, guay por mí.

Llevo bastante tiempo queriendo volver a escribir, pero por ciertas cosas que he visto he sentido que quizás no era la mejor idea. La principal razón era que lo que estaba viendo en la comunidad autista hispanohablante no me gustaba un pelo. Pero ahora puedo decir que, independientemente del idioma hablado, si tiene que haber drama y salseo, lo habrá. Lo digo con conocimiento de causa después de haber visto un par de cosas en la comunidad angloparlante, las cuales merecían ser leídas con un cubo enorme de cotufas.

La cuestión es que todo el drama de los anglos, en el cual no entraré en detalles, me hizo darme cuenta de algo importante: gilipollas hay en todas partes. Y solo porque pase y resulte que les mentades gilipollas son bastante más vocales, no quiere decir que tengan razón. Y, en el drama que he visto... No, les gilipollas no tienen razón. Y si alguien quiere venir a discutirme que el autodiagnóstico no es válido, tengo escritos viejos como el vino.

Voy a entrar en un ejemplo concreto en el que estoy directamente involucrade. Pues esto pasó el año pasado, justamente cuando estaba en el hospital recuperándome de la operación que necesitaba para salvar mi vida. No vengo a organizar una pity party, pero es importante saber eso porque especulo que pasé varias horas bajo anestesia general, lo cual me suele dejar bastante cansade durante, al menos, un día entero. En esta ocasión, al ser una cirugía mayor, estimo que estuve al menos cinco horas en la mesa de operaciones, por lo que estuve bastante cansade los cinco días que estuve ingresade.

Como podéis imaginar, tenía bastante tiempo libre, ya que mi novia solo podía visitarme a ciertas horas debido a las restricciones por covid. E intentar mantenerme distraíde resultaba bastante complicado porque debido al tipo de cirugía necesitaba anelgésicos vía intravenosa, lo que limitaba mi movilidad. Eso sin mencionar que tenía unas 36 grapas en la zona abdominal sellando las zonas de mi cuerpo que fueron abiertas para operarme. Vamos, que aunque quisiera, mis únicas opciones eran tener a mano mi móvil y mi tablet, porque el incluso intentar ponerme cómode en la cama del hospital era muy doloroso.

No recuerdo bien cómo pasó, pero encontré un post en Facebook "exponiendo" a alguien por... Creer en el tarot, auras y varias cuestiones metafísicas que no recuerdo. Lo que sí sé es que, en primer lugar, la persona expuesta es conocida por no ser muy respetuoso con el género femenino. Y en segundo lugar, mi nombre estaba en una de sus capturas de pantalla. Creyendo que serían razonables, les pedí educadamente que borraran la captura de pantalla con mi nombre. Cielos, con censurarla me habría valido. Pero no. Craso error, porque quienes están detrás de la página que publicó el exposé incluso me acusaron de estar mintiendo sobre mi precario estado de salud físico y mental. Mientras estaba en el hospital. Guau. Solo porque pedí, por favor, que no se me vinculara con esa persona, cuyo comportamiento estaba siendo malo.

¿A dónde quiero llegar con esto? Veréis, debido a lo que pasó con esta página no me he sentido muy a gusto siendo yo en Internet. Y aunque mi salud física ha mejorado muchísimo y la mental aún lo intenta, no me he sentido muy inclinade a seguir vinculándome con la comunidad autista, en general. Porque el atacar a esta persona por sus creencias espirituales abre un peligroso doble estándar: puedes formar parte de una religión mayoritaria y nadie se quejará por ello. Pero si formas parte de una religión pequeña o directamente te defines como espiritual sin afiliarte a las grandes religiones, más pronto que tarde se encontrará alguna tara para echarte mierda. Y pum, considérate funade.

Y sí, este doble estándar me afecta. Porque a pesar de que se me bautizó como católique cuando era un bebé, de católique tengo bien poco. Practico cartomancia, colecciono cristales y me considero pagane. Estas últimas palabras son suficientes para acusarme de ser pseudociencia y de ser un peligro para la comunidad autista. Es más, no me sorprendería lo más mínimo si este escrito acaba publicado en esa página de Facebook en forma de capturas de pantalla. Y sinceramente, ya me da igual. No es como si hoy, después de haber estado pensando sobre todo este asunto durante días, haya decidido llamarme autiwitch. Así que nada, espero impacientemente la funa. Que la basura se saque sola, amén.

A quienes os queráis quedar, pues gracias de corazón. No tiene punto intentar crear una comunidad si vamos a estar echando o haciendo sentir incómodes a aquelles que no son males o peligroses, pero que por sus diferencias no se sienten del todo bienvenides. Incluso a les gilipollas, siempre y cuando no estén siendo activamente un peligro.

jueves, 25 de junio de 2020

Señora, cállese

Antes de entrar en materia, me gustaría avisar de que este texto nace en un momento de enfado, en el que la paciencia ya se me ha acabado. Voy a ser lo más juste y diplomátique que pueda, pero… Si habéis estado en mi piel, entenderéis mi frustración.

Pero hoy, he explotado. O, al menos, he plantado cara de la forma más educada posible. Sin embargo, ¿cómo se pueden solucionar las cosas con una persona que no quiere escuchar el otro lado de la historia y solo le importa su propia existencia? Exacto. No se puede.

Llevo desde finales de marzo, desde que la cuarentena fue decretada en Reino Unido, viviendo en una situación de infierno sensorial casi permanente. Vivo con una persona que solo sabe comunicarse chillando. Sea en persona o en teléfono. De buen humor o de mal humor. De día o de noche. No importa. Chillidos. Para. Absolutamente. TODO.

Desearía que este fuera el único problema. Pero no lo es. La pandemia me ha hecho ver que esta persona es ignorante, egoísta y que, si por ella fuera, al mundo le pueden ir dando por saco si eso significa que ella está bien. No quiero hacer mención a detalles y sucesos concretos. Sin embargo, mis amigues y novio saben muy bien las cosas que hace esta persona.

De hecho, he llegado al punto de mostrar una conducta 100% evitativa, que solo sale de mí cuando estoy traumatizade o quiero evitar cualquier conflicto. Y sí, esta persona toma cualquier intento de crítica constructiva como un conflicto. Y perdonadme por cómo lo voy a decir, pero estoy hasta los cojones.

Me he cansado de su ley del yoyó. De hecho, el mismo día que la cuarentena fue declarada, acabé en urgencias con mi novio prácticamente suplicando al hospital que me ingresaran y que me ayudaran a llevar mi enfermedad mejor porque sabía que no iba a poder lidiar con ella a lo largo de la cuarentena. Y no me he equivocado. He sobrevivido a la cuarentena, pero a esta persona la quiero mandar al sol de una patada.

Debo mencionar el incidente de hoy, ya que tiene que ver con el hecho de que, efectivamente, ella solo sabe chillar, lo cual es un problema sensorial para mí. Es una de las partes menos amables de ser autista. Pues bien, esta persona no para de venir a mí a quejarse de algo bastante trivial, en lo que no tengo problema en admitir que tengo que poner un poco más de atención. Sin embargo, ella no parece entender que, de las 30 veces que voy de media al baño AL DÍA, las veces que voy en medio de la noche no puedo estar revisando que la taza esté impoluta. Pero no, en el momento en el que encuentra una mísera gotita, ya actúa como si fuera a contraer mi enfermedad, o peor, morirse.

No obstante, cansade de que ella pida entendimiento, yo también necesito que se me entienda. Y se lo dije. Le he pedido lo más amablemente que he podido que, por favor, deje de chillar por todo y a todas horas. ¿Y sabéis qué? La he cagado, porque en ese momento se ha empezado a comportar de forma totalmente defensiva, diciendo cosas como “¿Acaso te estoy chillando a ti? ¿Acaso estoy chillando en la puerta de tu habitación?”, “¡Pero es que tengo que chillar, porque tengo problemas!” y el clásico “¿Y cómo quieres que mis niños me escuchen si no chillo?”.

Le he dejado muy claro que, a partir de mañana, voy a llevar 24/7 unos cascos que harán las veces de canceladores de ruido, ya que mi novio se ha hartado de verme y sentirme heche un manojo de nervios y me los regala. ¿Y cómo ha reaccionado la señora? A riesgo de estar malinterpretando la situación, ha llamado a su marido, haciéndose la víctima y hablando mal de mi novio y de mí. En tamil, un idioma que no hablo, de ahí que advierta que esto debe ser tomado con cautela. No obstante, si hubiera tenido la certeza de que, efectivamente, esta señora ha tenido los santos bemoles de hablar malamente de mi novio, lo mismo estaría escribiendo estas líneas desde la cárcel. O, en el peor de los casos, quizá desde el infierno.

Así que, es justo que ella pueda imponer sus estrictísimas reglas de limpieza, y solo a mí. Pero yo no puedo pedir un poco de respeto y entendimiento por algo que me afecta a nivel mental Ah, muy bien, que le aproveche su capacitismo, señora, porque esta situación es otro aliciente para que mi novio y yo nos mudemos juntos. Él al menos entiende que no puedo vivir así. Pero bueno, no puedo esperar menos de vivir en una relación autista.

No es la primera vez que esta persona me muestra su capacitismo. Por ejemplo, en otoño del año pasado recuerdo haberle sugerido con la mejor intención del mundo que se pusiera en manos de un psicólogo para sobrellevar mejor la situación que estaba viviendo, ya que, como persona que ha sufrido y sufre depresión, puedo notar enseguida cuando hay que actuar. Ella simplemente ignoró mi consejo, diciendo que todo pasaría cuando la situación se arreglara. Bueno, cariño, gracias por subestimar tu salud mental.

Otro ejemplo es el hecho de que, cuando tengo infecciones de orina, hay veces en las que necesito ir al baño con tal urgencia que un solo minuto de espera puede causar que me haga pis encima, incluso tomando medicación para evitarlo. Pues bien, si me atrevo a ir al baño lo más rápido que puedo y doy un portazo sin querer, la señora se queja como si hubiera abierto la mismísima caja de Pandora. Lo peor es que mi enfermedad me causa infecciones de manera casi constante, así que imaginad.

Así que bien, ella puede chillar en el teléfono todo el día, pero yo no puedo dar un portazo sin querer porque es eso o hacerme pis encima. Ella puede discutir a grito pelao con su marido a las dos de la mañana con los niños durmiendo, pero yo no puedo atender una llamada telefónica a la una y media de la mañana por razones médicas urgentes, estando los niños despiertos, que fue la excusa que usó para justificarse. Y así, siempre. Ella, ella, ella, ella y sus necesidades. Ella, la señora de la casa. Pero parece que olvida que yo estoy pagándole un alquiler y puedo pedir un mínimo de respeto.

Es más, incluso podría haberla metido en problemas con la policía, ya que ha estado haciendo cosas ilegales durante la cuarentena. Lo único que me ha detenido es el sospechar que podría tomar represalias contra mí y dejarme en la calle, ya que legalmente apenas tengo protección por estar alquilando una habitación.

¿A dónde quiero llegar con todo esto? Ella no es muy diferente del resto de la sociedad. Vale, estamos hablando de una persona egoísta, probablemente narcisista y bastante ignorante respecto a razones de salud, incluso teniendo en cuenta que ella, en cierta forma, tiene un problema similar al mío. Pero cuando hablamos de mi salud mental, bueno… Mucha positividad y entendimiento tóxicos. Y estoy harte. Por eso mi novio se está esforzando en buscar un lugar donde vivir cerca de su trabajo. Él no aguanta sus dramas, y por supuesto, yo casi muero por mis propios dramas.

En fin… Alima, si algún día encuentras esto y consigues traducirlo, QUE TE DEN POR EL CULO. Y cállate de una vez. Me duele todo.

lunes, 6 de abril de 2020

Yo, le no binarie

Me gustaría creer que es mi depresión escribiendo por mí. Que todos los meses en los que no he podido hacer “nada” por mi enfermedad me están ganando la batalla en todo. Y sinceramente, es la respuesta complaciente, pero no la respuesta real. Pero hoy, después de pensarlo fríamente, me he dado cuenta de algo importante, y que debería aceptar o, simplemente, dejar ir.

La razón por la que me cuesta sentarme a escribir, en general, es porque temo el rechazo por ser no binarie. Es más, ya ha ocurrido.

Como siempre digo, de la misma forma que no he elegido ser autista, tampoco he elegido mi identidad de género. Siempre digo que sería mucho más fácil si fingiera ser una mujer cis. Pero lo intenté, y fue un absoluto desastre.

Cuando escribo usando el lenguaje inclusivo, ya sea usándolo como mis pronombres o de forma neutral para incluir a otres no binaries, siempre me toca lidiar con gente que minusvalora lo que tenga que decir solo porque decido ser yo. Solo porque incluyo a otres como yo. Y me cansa, me cansa mucho. Soy el tipo de persona que siempre tiene algo que decir. Y, aunque a veces mi forma de expresarlo suene controvertida, no quita que mi mensaje tenga una parte de verdad detrás.

Hace unos días quería escribir sobre lo inútil que es iluminar de azul. De cómo el asociacionismo español también huele a podrido por seguirle el juego a Autism Speaks. De lo poco que nos ayuda a les autistas, en general, que iluminen de azul. Pero no me salía. Quería, pero no podía. Sentía que, si me forzaba, iba a ser para nada. Así que no escribí, ni una mísera palabra. Para colmo, ese día mi enfermedad me dio un día difícil, incluyendo una crisis mental bastante fuerte.

Así que hoy me pregunto: yo, le no binarie, ¿debería seguir hablando aunque a nadie le importe? ¿Debería escribir sin esperar nada? ¿O simplemente callar? Quizá esto también explique por qué reniego de la etiqueta de activista. Considero que solo escribo mi verdad. La verdad de una persona autista adulta que está hasta las narices de muchas cosas. Y que la gente “normal” no estará de acuerdo conmigo. Debería aceptarlo, pero me cuesta.

jueves, 23 de enero de 2020

Otra historia de capacitismo

Hoy quiero contaros una historia que me pasó la semana pasada, pero que desgraciadamente, para todes aquelles que vivimos con enfermedades y discapacidades invisibles, es algo continuo y atemporal.

Mi novio y yo estábamos en la cafetería de una librería, cuyo nombre prefiero no mencionar. La cuestión es que yo necesitaba ir al baño. Y quiero recalcar el necesitaba, ya que mi enfermedad me causa dolor cada vez que tengo que usar los servicios. Por ello, cuando siento la llamada de la naturaleza, no puedo postergarlo, ya que solo hace mi dolor peor.

En esta librería hay dos baños, los cuales son ambos aptos para personas discapacitadas. Sin embargo, hay un pequeño problema con las cerraduras, ya que no muestran si la puerta está cerrada o abierta. Esta situación hace que a veces se formen colas, a pesar de que puede suceder que uno de los baños no se esté usando. Y para mi desgracia, esta situación se ha vuelto demasiado frecuente. El sábado pasado fue una de esas veces.

Ya que acabábamos de llegar y mi pareja estaba visiblemente preocupado por mí, ya que era obvio que estaba sufriendo, se unió a la cola conmigo, en lugar de buscar una mesa tranquila y pedirse su menú habitual. Trató de tranquilizarme y demás, pero conozco bien mi cuerpo, y en ese momento sabía que me sentiría mejor tan pronto como evacuara. Sin embargo, había dos señoras por delante de mí. No obstante, mi dolor era insufrible, hasta el punto de que decidí sentarme en un asiento cercano a los baños porque estar de pie me era más doloroso.

Aunque no recuerdo bien la conversación que tuve con mi novio, sé que mi tono delataba que no estaba tranquile. Incluso me parece que estaba hablando en un volumen más alto de lo que es normal en mí. Pero sí que recuerdo mencionar el hecho de que era muy posible de que uno de los baños no estuviera en uso, y pregunté retóricamente si era grosero por mi parte si comprobaba que, efectivamente, el otro no estaba siendo usado, ya que mi nivel de dolor en ese momento era algo complicado de lidiar. No el peor que he tenido, pero bastante desquiciante. Ninguna de las señoras que estaban por delante de mí se percató de mis palabras. Y cuando sentí que mi dolor iba a peor, me dije mentalmente “Fuck it!” y me lancé hacia el otro baño. Tiré delicadamente del picaporte, por si acaso y, ¡bingo!

Pues parece que tendría que haberme aguantado mi dolor, porque en cuanto entré al baño, escuché como una de ellas se volvía una Karen, chillando cual banshee desatada. No pude entender lo que decía porque estaba demasiado ocupade gimiendo de dolor mientras hacía mis necesidades, además del hecho de que las puertas son lo suficientemente gruesas como para afectar a la calidad del sonido. Sin embargo, ahí estaba la señora anónima, dejándose los pulmones porque mi dolor me había obligado a hacer algo que, en otras circunstancias, incluso yo habría considerado incívico. Y también me mortificaba la idea de que, quizá, mi novio podría estar siendo la víctima de su furia, y conociendo cómo le afectan los conflictos, sabía que si eso estaba sucediendo no podía ser nada bueno. Sé que fueron como mucho dos minutos, pero se me hicieron eternos.

Al salir del baño, con mucho menos dolor, uno de los empleados me dijo que por favor no volviera a saltarme la cola. Le respondí educadamente y me fui a buscar a mi novio, que afortunadamente había ido a buscar un sitio tan pronto como entré al baño. Aunque me tranquilizó saber que la Karen de turno no había pagado su frustración con él, yo estaba furiose. Porque sé que por mi volumen de voz y mi reacción sería obvio que, efectivamente, necesitaba usar ese baño de forma urgente. Pero claro, a pesar de que quería enfrentarme a la susodicha banshee, cuando salí, ya se había desvanecido. Y, en cuanto encontré nuestra mesa, me senté y empecé a llorar. Estaba colapsando.

Fue horrible. Odio ver la cara de sufrimiento de mi novio cuando estoy mal. Odio cuando me empiezan a dar dolores de cabeza cuando colapso. Odio cuando lloro a mares y todo cuanto deseo en ese momento es coger a quien ha causado mi colapso y mandarle de un buen puñetazo a la luna. Pero sobre todo, odio cuando vivo estas situaciones de mierda porque, al parecer, como no soy usuarie de silla de ruedas, mis dificultades no son vistas como discapacitantes, y por lo tanto me convierto en le maleducade que se coló en los baños.

Esta no es la primera vez que recibo comentarios negativos y desprecios por cómo mi enfermedad me discapacita. No obstante, a día de hoy, afirmo que este es el peor incidente. Ha habido gente que me ha tildado de cochine por eructar en público, cuando mi enfermedad hace que tenga problemas justamente relacionados con eructar demasiado. También ha habido gente que se ha girado con cara de asco. Puedo afirmar que incluso se me acepta más como autista que como discapacitade, y todo porque nada indica claramente que necesito apoyo. A este paso, voy a considerar más seguro ir por la calle moviendo mis brazos como si fuera un polluelo a punto de volar que soltar un eructo, y eso que ser autista en público tampoco es que esté muy bien visto.

¿A dónde quiero llegar con mi historia? Que esto no son incidentes aislados. Quienes vivimos con enfermedades y discapacidades invisibles vivimos así día sí y día también. Por si no fuera suficiente con lidiar con nuestras condiciones, también tenemos que enfrentarnos al trato que recibimos por parte de la sociedad. Debido a que el concepto de discapacidad está fuertemente asociado a quienes usan silla de ruedas, somos blancos más frágiles de sufrir capacitismo. Ojo, no intento decir que les usuaries de sillas de ruedas estén exentes de estos juicios de valor y actos horribles. Elles también tienen su problemática. Pero nosotres también tenemos la nuestra, y cuanto más hablemos de ello, más cambios podremos hacer en la sociedad.

lunes, 13 de enero de 2020

Los aspimachos existen

NdA: El término "aspimacho" no es de mi autoría. Según he podido averiguar, su autoría recae en el usuario de Twitter @uma_noide.

Siento que no soy la persona más adecuada para escribir sobre esto. Muy probablemente porque, al ser gorde, mi belleza nunca ha sido considerada normativa y, por lo tanto, me he salvado de “la horda”. Sin embargo, ya que estoy en el sector más desfavorecido, puede que esta crítica sí que me sea legítima. Sé que no va a ser popular, y que me puede granjear bastante odio por parte de un sector muy determinado, pero me da bastante igual.

Hoy quiero escribir sobre los aspimachos y su única prioridad: mujeres.

Antes de nada, quiero hacer un ejercicio de empatía. La soledad es dura. Y, en el caso de la soledad autista, puede ser aún peor. Los seres humanos somos sociales, y por lo tanto, queremos rodearnos de otres. Este sentimiento se vuelve muy fuerte en la adolescencia, cuando se incrementa la necesidad de pertenecer a un grupo y las hormonas se revolucionan y nos causan un despertar sexual que a veces es muy complicado controlar. Lo entiendo porque yo también he sido une adolescente autista, y sé lo mal que se pasa sintiéndose como un alien porque no puedes congeniar con nadie. Eso sin contar, en mi caso personal, el bullying que sufría ya no solo por ser diferente, si no por mi peso. Vamos, que ser adolescente para mí fue una mierda, y la soledad que sentí por entonces es el factor de más peso en ello.

Aunque en la edad adulta sigo lidiando con ciertas dosis de soledad, el haber encontrado personas afines a mí hace que ya no me sienta tanto como un alien, o no al menos con tanta frecuencia como antes. A pesar de todo, no dejo de ser humane, y tengo momentos en los que siento que necesito intimidad emocional o física con alguien, pero en ese momento no es posible debido a ciertas circunstancias. Sin embargo, aunque ha habido momentos en los que sentía la imperiosa necesidad de desfogarme con alguien, he conseguido satisfacer mis necesidades por mi cuenta, en lugar de ir acosando y molestando a personas que me atraen.

Y aquí, amigues, es donde se me acaba la empatía.

Puedo llegar a comprender el anhelo de querer suplir necesidades emocionales, tales como el sentirse queride y atendide, debe ser escuchado y satisfecho de una manera u otra, sin caer en traspasar las barreras emocionales de otras personas. Pero cuando hablamos de sexo, ya no puedo decir lo mismo. El sexo no es una necesidad vital, ni una obligación fisiológica. Puedes vivir perfectamente sin tenerlo. Entiendo que a veces la entrepierna puede ser molesta y necesitas desahogarte, pero no por ello tienes el derecho de ir molestando a otra gente para lograr tu fin.

Y, en caso de duda, no, tampoco puedes priorizar la falta de sexo en tu lucha social porque pasa y resulta que eres autista.

Centrar toda tu problemática autista en el manidísimo “Es que no tengo novia/no follo” es un reduccionismo brutal hacia toda la causa autista. Sigo diciendo que puedo llegar a entenderlo. Sin embargo, enarbolar este discurso es eclipsar la amplia y complicada problemática que arrastra la comunidad autista, lo que hace que, desde fuera, parezca que nuestra única prioridad es estar más satisfeches romántica y sexualmente, aunque esto no sea algo intrínsecamente malo.

El borrado de la problemática autista no es lo único que es víctima de este enfoque. Debido a nuestras dificultades sociales, aquelles que vivan sus vidas centrades en buscar pareja pueden caer en dinámicas de acoso, que lo único que hacen es alejar aún más a les demás. Por ejemplo, quizá a alguien autista le parezca normal aprovechar cualquier ocasión para enfatizar que no tiene pareja, y que no le importa conocer a alguien. Sin embargo, hacer esto constantemente puede ser interpretado como algo molesto. Y así, muchas más situaciones pequeñas, pero cuyo conjunto está orientado al fin de satisfacer esas necesidades emocionales y sexuales. Como metáfora de lo que intento desarrollar aquí: una persona alista sería más propensa a tocar en la puerta un par de veces y, tras no recibir respuesta, probablemente desista. Quizá lo intente una tercera vez. Pero una persona autista podría intentar abrir la puerta a la fuerza después de no obtener respuesta.

Como escribí al principio, puede que mi análisis no sea el mejor. Siendo no binarie, pansexual y gorde (sobre todo esto último) en su conjunto ha hecho que la población de aspimachos y machos en general me haya ignorado bastante a lo largo de mi vida. A pesar de todo, el no ser considerade normativamente guape no me ha salvado por completo de situaciones en las que no me he sentido para nada a gusto, y puedo afirmar sin temor a equivocarme que todas ellas han venido de hombres.

¿Intento decir que las mujeres y enebés somos inmunes a mostrar estas conductas? ¡No! Sin embargo, no es para nada frecuente escuchar historias de este tipo. En mi caso, afirmo que solo he conocido a una chica que solía hacer este tipo de cosas. En contraposición, puedo decir que mis desencuentros con hombres superan ampliamente los dedos de las manos y pies, y eso teniendo en cuenta que soy relativamente afortunade.

Con todo esto sobre la mesa, puedo afirmar sin temor a equivocarme que esto sucede porque los hombres autistas, al igual que los hombres alistas, caen en el discurso que el patriarcado repite una y otra vez sobre sexualidad y la autonomía corporal de otres (especialmente mujeres), y sienten que tienen derecho a ser deseados sexualmente, lo cual no es un derecho ni una necesidad vital. Y aquí es donde comienzan todos los problemas. Esto es peligrosísimo porque es la puerta de entrada a la ideología incel. Además, en el caso de hombres autistas es un cóctel aún más peligroso debido a la falta de educación afectivosexual que sufrimos como colectivo, además de nuestras dificultades sociales, lo que hace que sea aún más difícil salir de esta dinámica.

Me gustaría poder decir que poseo la solución para que esto deje de pasar, pero como sucede con problemas a gran escala, lo más eficaz es siempre lo más radical, lo cual sería acabar con el patriarcado en sí mismo. Pero como eso no es posible a corto/medio plazo, las únicas acciones que se pueden llevar a cabo son a nivel individual, como reeducar a quienes caen en estas dinámicas. Eso, si quieren escuchar, por supuesto.

No quiero vivir en un mundo en el que tenga que insistir ad nauseam que mi cuerpo me pertenece, y que solo yo decido lo que hacer con él. Autista o no, tengo derecho a poseer autonomía corporal. Y aspimachos o no, esa autonomía debe ser respetada. La mía y la de todes.

sábado, 4 de enero de 2020

Lo que no te contaron sobre las dietas autistas

Uno de los contras de ser una persona autista es que muchas veces te encuentras con gente que cree que posee la solución para curarte (sin éxito, obviamente) o, al menos, hacerte “menos autista”. Dietas sin caseína ni gluten, algas, aceite de coco… Seguro que hay muchas más dietas y consejos alimenticios ahí afuera, pero estos son los casos más conocidos. 

El problema de que estas dietas existan es que crean una falsa esperanza de curación en aquelles progenitores cuyes pequeñes acaban de ser diagnosticades y no saben casi nada de autismo. Como consecuencia, este tipo de dietas puede traer problemas de salud e, incluso, pueden ser el primer paso en un camino lleno de falsas soluciones magufas, cuya última parada puede ser la muerte. 

Entonces, si es cierto que estas dietas no funcionan, ¿por qué existen aún? Porque “a veces” sí que funcionan. Pero no del modo en el que elles creen. Y aquí es cuando entran las intolerancias alimentarias y condiciones o enfermedades intestinales. 

Una intolerancia alimenticia es la reacción adversa del organismo al ingerir ciertos alimentos. A diferencia de las alergias, cuyos efectos son inmediatos y pueden ser letales, las intolerancias presentan una serie de síntomas como hinchazón, gases y malestar general, y no presentan un riesgo para la vida, como puede suceder con las alergias. Además, hay que tener en cuenta la existencia de condiciones y enfermedades como el síndrome de colon irritable, enfermedad de Crohn o diverticulitis. La presencia, o incluso sospecha, de que existe una intolerancia o una enfermedad intestinal debería hacernos pensar en nuestros hábitos alimenticios. 

En mi caso personal sé muy bien de lo que hablo porque sufro diverticulitis y además sospecho ser intolerante a la lactosa. Poseo la habilidad de poderme comunicar verbalmente la mayoría del tiempo, lo que me ayuda a expresar mi malestar al experimentar reacciones adversas alimenticias, o los problemas que me trae la diverticulitis aunque me esfuerce en seguir todas las recomendaciones al pie de la letra. Por lo tanto, es más fácil saber qué es lo que está mal con mi cuerpo, y remediarlo cambiando mis hábitos de manera acorde. Pero no todas las personas autistas son adultes que poseen maneras socialmente aceptadas de comunicarse y conocimientos básicos sobre alimentación o salud digestiva. 

¿Qué pasa si un niño es celíaco pero no lo sabe? ¿O una mujer adulta empieza a tener problemas comiendo ciertos alimentos y es debido a una enfermedad intestinal? Y aquí es cuando entran las mentadas dietas autistas. Como lanzar disparos al aire, quizá, con suerte, puedan acertarle a una paloma en pleno vuelo. ¿Pero cuál es la probabilidad de que esto suceda? En estos casos, en lugar de probar este tipo de dietas a ciegas “porque otra mamá autista en internet lo dijo”, hay que buscar ayuda profesional. 

Entiendo que los síntomas de una intolerancia o una enfermedad pueden ser muy disruptivos, y si alguna de estas dietas logra eliminar ese malestar, se considera que la dieta ha sido un éxito y la persona ya no es autista. Pero hay que tener muy claro que esos síntomas nunca fueron causados por el autismo en sí. Quizá los hizo parecer peores, ya que a veces el ser autista puede amplificar ciertas condiciones. No obstante, no porque el niño de mi ejemplo haya dejado de tener problemas en el baño no significa que ya no sea autista. Solo que sus síntomas de celiaquía ya no se manifiestan porque su condición se está controlando. 

Es como a mí me sucede. No porque haya dejado de consumir lactosa o carnes rojas he dejado de ser autista. Cierto es que ya no tengo crisis relacionadas con la ingesta de estos alimentos. Pero eso no tiene que afectar a cómo mi cerebro ha sido creado. Una dieta libre de gluten y caseína podría parecer buena para mí. Pero no lo es debido a que mi cuerpo sí es capaz de procesar gluten, y por lo tanto, prescindir de un alimento sin razones concretas no es algo que muches doctores estén dispuestes a aceptar. En cambio, si prescindo de las carnes rojas mi médico estaría de acuerdo ya que es un alimento que me afecta negativamente y que está probado que provoca efectos adversos en casos de diverticulitis. 

Si tienes un peque autista y estás considerando probar una de estas dietas, habla primero con un médico. Descarta alergias. Descarta intolerancias. Considera la posibilidad de enfermedades intestinales, quizá incluso si no hay antecedentes familiares. Pero, antes de cambiar estos hábitos alimenticios, agota la vía profesional primero. Sé que es falaz, no obstante, no hay que hacer caso de todo lo que puedes encontrar en internet. Y un cambio dietético puede ser el inicio de un efecto mariposa con devastadoras consecuencias. Hazlo solo si estás segure de ello. 

Pero no curarás su autismo. Nunca. No te preocupes, ser autista no es malo. Es simplemente diferente.

martes, 31 de diciembre de 2019

Esperanza

No suelo improvisar lo que escribo en este blog. Suelo leer sobre el tema que voy a tratar. Me informo para que otres no tengan que hacerlo por mí. Y como me gusta que lo que escribo sea contenido duradero, rara vez suelo caer en tópicos temporales. Pero hoy siento que es el día perfecto para romper con todo esto.

Porque, aunque para mí sea solo un martes, no deja de ser un día especial.

Lo que me gusta de esta época del año es que mucha gente piensa en las cosas buenas que han pasado en su vida. Sin embargo, en esta ocasión, ya que lo que termina también es una década, algunos resúmenes son más globales. Y yo quiero tener una visión un tanto optimista.

Si me hubieran dicho hace diez años que aceptaría que soy autista, que me querría tal y como soy y que habría otros muches que también lo harían, no me lo hubiera creído. De hecho, aún sigo sin creer que mis palabras han traído un cambio positivo a muchas personas ahí afuera. Que de no ser porque, un día de finales de 2015, me harté de las gilipolleces capacitistas de mi ex, quizá lo que conocemos hoy de activismo autista en español sería diferente. O al menos la minoría que hablamos desde la perspectiva del paradigma de la neurodiversidad.

No considero que mi papel haya sido tan crucial, ya que por mis problemas de salud me he pasado bastante tiempo apartade del activismo. Pero eso no significa que no haya hecho nada o no tenga importancia. Mi voz es solo una de las muchas voces que oigo ahora mismo, y me gusta saber que no estoy sole. Que en este tiempo hemos pasado de no tener ninguna relevancia a empezar a convertirnos en un murmullo que puedes escuchar si prestas atención.

Cierto es que mi vida personal tampoco ha sido nada fácil. He salido de un hogar abusivo y en el que claramente no se me quería, me he enfrentado a la edad adulta sin toda la ayuda que realmente hubiera necesitado e incluso he llegado a ser une sin techo por un tiempo. Aún tengo que lidiar con mis problemas de salud. No obstante, soy una persona más fuerte, más segura y más sincera conmigo y con les demás. Y sé que algún día las cosas serán mucho mejor de lo que lo son ahora, porque tengo amor. Amor propio, amor de mis amigues y amor de mi pareja. Porque me quieren y me aceptan tal y como soy. Me quieren siendo Sariel, y me quieren siendo autista.

Sé que el ser autista no es sencillo. Aún enfrentamos muchos problemas, bastantes de ellos peligrosos, e incluso letales. Pero, si lo pienso fríamente, puedo decir que gracias a los esfuerzos de todes les que estamos alzando nuestras voces, las cosas están mejorando lentamente. Nos queda mucho camino por recorrer, pero estamos avanzando. Sin prisa, pero sin pausa.

Esta es mi esperanza. Mi vida ha mejorado en estos últimos diez años. Me ha sido muy difícil llegar hasta donde estoy hoy, pero lo he conseguido. Y lo he hecho siendo fiel a mí misme, hasta el punto de que incluso me he dado cuenta de mi verdadera identidad de género. Porque esa niña a la que su familia trataba como un trozo de basura nunca existió realmente. Era el cascarón de la persona que hoy escribe estas palabras. Ella no era más que la sombra pálida del brillo que estaba por venir, a pesar de todas las desventuras que me esperaban.

Quiero que vosotres también tengáis esta esperanza. La vida es dura y despiadada, y nunca sabes qué varapalo puede venirte mañana. Sin embargo, tienes la compañía de la persona más importante de tu vida: tú misme. Ámate, acéptate tal y como eres, y aunque sé que no va a ser un camino fácil, hará que poco a poco las cosas mejoren. Seas autista o no.

Y, si resulta que eres autista, no pasa nada por tomarte tu tiempo. A nosotres nos lo ponen aún más difícil incluso para autoaceptarnos. Créeme, merece la pena. 

Ojalá mi esperanza también se convierta en la vuestra. Porque nosotres también merecemos vivir. Porque el mundo es un lugar un poquito mejor simplemente porque estamos aquí. Pertenecemos a este mundo, ahora solo tenemos que buscar nuestro lugar.

sábado, 28 de diciembre de 2019

El género, esa mentira

La feminidad… Ese concepto que no paro de ver en Twitter. Una y otra vez. Sin embargo, nadie parece explicarlo o ponerse de acuerdo en lo que verdaderamente significa. 

Esta cuestión se retuerce aún más cuando metemos el autismo en la ecuación. Todas aquellas personas autistas que, de una forma u otra están relacionadas con el concepto de feminidad pasan por un escrutinio incluso más feroz, hasta el punto de que se nos tilda de ser hipermasculines porque nuestro cerebro también lo es, según cierto estudioso que no considero relevante mencionar en este momento. 

En mi caso, como persona asignada mujer al nacer, mi relación personal con la feminidad acaba ahí. No obstante, al tener un aspecto eminentemente femenino, la sociedad me percibe como una mujer, a pesar de que suelo dejar muy claro que soy no binarie con cero relación con lo masculino o femenino. 

Me he topado con gente que ha tratado de invalidar mi identidad de género por el hecho de que soy autista. Pero también me he encontrado, con menos frecuencia, personas que han entendido que mi nula relación con el dualismo de género viene justamente por ser autista. Al principio se me hacía extrañísimo por el simple hecho de que hubiera dos puntos de vista radicalmente diferentes justificados por la misma razón. Pero poco a poco, me he ido dando cuenta de que esto es debido a los roles de género. Y que este concepto está altamente relacionado con lo que se espera de un hombre o una mujer. Y sobre todo, que estas expectativas tienen un fortísimo componente social. De ahí que les autistas fallemos miserablemente entendiendo o siguiendo las mismas, sobre todo las mujeres. 

Por ejemplo, una de los roles de género para las mujeres es que deben vestirse para lucir bien, aunque sus prendas resulten incómodas o poco prácticas. Esto, para una mujer autista, puede ser imposible por razones sensoriales. Muches autistas elegimos nuestra ropa en función de la tela, los colores o la comodidad de movimientos. Así que prendas asociadas a la feminidad como un sujetador o un corsé pueden ser impensables para la mayoría de nosotres. 

Pero estos roles no sólo se limitan al campo estético. En términos de personalidad, una expectativa que he notado que se torna siempre en mi contra es que asumen que deba ser alguien callade, dispueste a pasar por alto cuando se me pisotea. Sin embargo, al comprobar que soy demasiado directe y sincere, muches actúan confuses. 

Lo peor es… Cuando me siento lo suficientemente segure para revelar mi identidad de género y, por lo tanto, que mi relación con la feminidad solo se limita a una estética que aparento por mera seguridad personal (aparte de que no existe una forma real o correcta de aparentar mi identidad de género), se me sigue negando el hecho de que, al no ser una mujer de ninguna forma, no debería estar adscrite a las normas sociales implícitamente asignadas a la feminidad. Sin embargo, al no existir un rol de género no binario, se me asigna por defecto al rol que la sociedad considera más cercano a mi experiencia. Eso sí, al igual que les sucede a muchas mujeres autistas, se me considera una mujer fallida. Una mala mujer. Una rarita, quizá. 

El problema es, cuando a una mujer autista se le niega su feminidad porque falla al ejercer su rol de género, estamos cayendo en un caso claro de neurosexismo. Como el ejemplo que puse al iniciar este escrito, mencionando que cierto estudioso del autismo ha afirmado que el cerebro autista es hipermasculino, pisoteando la identidad de mujeres y personas no binarias al afirmar de forma indirecta que la única forma correcta de ser autista es siguiendo un rol de género extraño a nuestra identidad real. 

La conclusión a la que quiero llegar es que los roles de género son neurosexistas respecto a las personas autistas ya que estos tienen un fuerte componente social que, sencillamente, se nos escapa, y las mujeres y personas no binarias nos llevamos la peor parte. Por lo tanto, otra razón completamente válida para querer abolir los mismos es para acabar con el capacitismo asociado a los mismos.

sábado, 21 de diciembre de 2019

Y tú, ¿quién eres?

Hoy me gustaría escribir de algo que llevo mucho tiempo posponiendo, pero que por fin he conseguido comprender: ceguera facial o prosopagnosia. 

Esta condición consiste en la dificultad o incluso imposibilidad de reconocer y recordar caras. Incluso de personas cercanas, como amigues o familiares. Aunque no hay estudios que prueben un vínculo entre autismo y prosopagnosia, muches autistas, entre los que me incluyo, afirman tener problemas en este aspecto. 

Hablando desde mi caso personal, sé que mi ceguera facial está conectada a mis niveles de estrés. A mayores niveles de estrés, mayores dificultades para reconocer caras. Normalmente, me toma un poco más de tiempo para reconocer a las personas de mi entorno, pero cuando mis niveles de estrés se disparan, he llegado al extremo de tener dificultades de recordar mi propio rostro. 

Al principio, me era muy intimidante estar en entornos que no conozco justamente por esta razón. Además, aparentemente mi cara es muy común, por lo que tengo historias de gente que han afirmado conocerme de algo. Aunque en la mayoría de ocasiones se ha tratado de confusiones, cuando esas personas realmente me han conocido en el pasado, al ser gente que he conocido de forma muy superficial, simplemente soy incapaz de recordar nada de elles, creando situaciones muy incómodas para mí. Aquí es cuando entran mis estrategias de reconocimiento. 

En mi caso, suelo reconocer a las personas de mi entorno por su pelo. ¿Problema? El corte, color y estilo son muy volubles, y por lo tanto, este indicador no es del todo fiable, ni siquiera con amigues. Por eso, cuando tengo muchísima confianza con alguien, pseudobromeo con el hecho de que no quiero que se corten el pelo o se tiñan. O no al menos sin avisar. Me ha pasado que personas de mi entorno olvidaron comentarme sobre su nuevo look y he acabado en el baño teniendo un colapso. 

Otro indicador que uso, mucho más fiable y duradero, es el estilo de vestir. Cuando es una persona cercana, incluso prendas concretas. Por ejemplo, si une de mis amigues suele llevar vaqueros y camisetas con mensajes, si un día decide llevar un traje, es muy probable que tarde más de lo normal en reconocerle. Obviamente, si alguien que conozco decide llevar un cosplay, es altamente probable que sea incapaz de ver a la persona bajo él, especialmente si la caracterización está muy lograda. 

A veces, cuando alguien tiene un rasgo muy reconocible, lo recuerdo enseguida, hasta el punto de que no olvido a esa persona en años. Ni siquiera su nombre. Eso sí, por si acaso, procuro no revelar esta información porque a veces estos rasgos pueden resultar ofensivos. 

Tengo muchas historias personales relacionadas con el hecho de que me cuesta reconocer caras. Algunas divertidas. Otras, no tanto. A pesar de que digo educadamente “Lo siento, tengo ceguera facial”, muches no lo entienden o actúan ofendides, hasta el punto de acusarme de mentir sobre mi condición por no haberles saludado por la calle. Señora, podría estar paseando por cualquier zona de Manchester, cruzarme con Camus de frente y no reconocerle, a pesar de que tengo una itabag cubierta con su cara. ¿Por qué tendría que reconocerla a usted? 

No obstante, mi prosopagnosia también me hace confundir caras que me parecen similares, hasta el punto de que mi cerebro ha “fusionado” a dos personas porque para mí son iguales. Hay dos altos cargos en mi compañía a los que veo con muy poca frecuencia, Mark y Paul. Ambos tienen una complexión parecida, como solo les veo en horario laboral visten en uniforme, e incluso sus voces son muy similares. ¿Cómo puedo saber quién es quién? ¿De verdad que no son gemelos idénticos? ¿Coincidiré algún día con los dos en el mismo sitio y me desmayaré por el shock de comprobar que son dos personas? Quién sabe. 

Sé que mis historias relacionadas con mi ceguera facial son un tanto increíbles. Una de ellas incluso podría formar parte de una autobiografía que titularía “Los eróticos infortunios de Mx. Von Karma”. Pero sé que no es el momento, ni el lugar de hablar de ello. Y mejor así, ya que soy muy consciente de que muchas anécdotas de mi vida parecen obra de mi imaginación, pero como se suele decir, la realidad supera a la ficción. Y mi realidad es que a veces te preguntaré quién eres.

miércoles, 22 de mayo de 2019

Mentiras piadosas

Abril ha sido un mes un poco complicado en lo personal. Aunque al final los cambios han sido mayoritariamente a mejor, lo cierto es que uno de los catalizadores me mantuvo bastante ocupade y ansiose, hasta que afortunadamente conseguí arreglar la situación, no sin ayuda de mis amigues y seres queridos. Y, mientras trataba de arreglar la situación, pasó algo que me hizo pensar sobre cómo percibo el mundo de las mentiras. El de las mentiras piadosas, en este caso. 

Era un lunes por la mañana y yo estaba en el trabajo. En uno de esos momentos en los que no había tarea que hacer, una compañera se me acerca y me pregunta si puedo hacerle el favor de cubrir su turno del día siguiente. Debido a que tenía un compromiso personal, aprovechando mi día libre, era incapaz de coger ese turno, por lo que educadamente le respondí que no, sin entrar en demasiados detalles. 

Pero, cuando llego a trabajar el miércoles por la mañana, lo primero que me dice mi jefe, intentando suavizar el tono de reproche, es que el día anterior no había respondido al teléfono y, palabras literales suyas, “le estaba fallando mucho”. ¿Mi respuesta? Que no había cogido su llamada porque ni siquiera estaba en Manchester, y que por lo tanto no podía ir a trabajar. 

Sin embargo, a pesar de saber que realmente no había hecho nada malo, no tardé mucho en sentirme mal por haber mentido de una forma tan obvia. 

La cuestión es que yo tenía mi día libre el susodicho martes. Y creo que todes estaréis de acuerdo conmigo en que puedo hacer con mi tiempo libre lo que se me antoje. Por lo tanto, no le debo explicaciones de tinte personal de ningún tipo a mi jefe. Quizá por eso, de forma casi instantánea, pensé que era buena idea simplemente decir que no estaba por la ciudad. Pero claro, no pensé en cómo de mal me podía sentir emocionalmente, a pesar de ser una mentira que realmente no dañaba a nadie. 

Para complicar más mis emociones respecto a mi mentira, mi jefe mencionó que mi compañera no había ido a trabajar alegando que estaba enferma. Hasta aquí hubiera estado bien. No obstante, yo sabía que eso no era verdad, ya que la razón por la que mi compañera insistía en necesitar que alguien la cubriera aquel martes es que necesitaba atender a sus hijos. Por lo tanto, había mentido por ellos. Pero yo, de forma egoísta, me sentí como si hubiera tenido que mentir porque otra persona había mentido en primer lugar, incluso cuando realmente no había necesidad de que yo mintiera. Y aún así, lo hice. 

Esperad, que aún no he terminado. La razón definitiva por la que ese día me sentí horriblemente mal no fue solo por la mentira en sí. En ese momento, debido a problemas de convivencia con la persona con la que compartía piso, estaba buscando una nueva habitación de forma urgente. Algunes de mis compañeres lo sabían porque hubo un día en el que me sentí extremadamente mal en mi turno y acabé llorando en la sala de staff de puro estrés. 

La mudanza, aunque realmente estaba avanzando bien, se sentía como un mundo enorme ante mí, y eso me hizo tener un estado de ánimo horrible hasta el día en el que supe en el que todo estaba en orden. Sin embargo, me sentí moleste porque mi jefe no había tenido eso en cuenta, y ese compromiso personal era mi manera de relajarme de todo el estrés emocional que supone una mudanza exprés. 

Y, a pesar de todo, casi sin pensarlo, mentí y me sentí fatal. Aunque no le deba explicaciones personales a mi jefe. Aunque mi compañera tenía una buena razón para mentir. Aunque necesitaba ese respiro. Pero mentí, y no sentí que estuviera bien, a pesar de que mi mentira no dañaba a nadie. 

Si una mentira así de pequeña e inofensiva me hace sentir así, ¿cómo me sentiré si algún día debo decir una mentira aún más grande y peligrosa? ¿Aunque tenga buenas intenciones? Está claro que esta mentira era obviamente piadosa por las razones que ya he expuesto, pero la cuestión es que soy muy consciente de que los alistas suelen recurrir a mentiras más crueles para conseguir cosas menos nobles que mi evasión ética de hablarle de mi vida personal a una persona que no debería tener interés en ella. 

Tras este día, a pesar de lo poco retorcidas de mis intenciones, decidí que mentir no era una buena idea. No por los demás, si no por mí. Admito que no sé mentir, por pequeña que sea la mentira, y si ya me siento mal por algo así, no quiero pensar en cómo de grande sería mi remordimiento si decidiera mentir en algo más importante. 

Al final, mentir es algo que, en mi opinión, es una alegría que esté fuera de mi alcance. He sido víctima de mentiras muy grotescas en mi vida personal, y sinceramente, no me gusta la idea de que quizá tenga el poder de hacerle lo mismo a otras personas. Si ni siquiera puedo hacerlo de manera inocente…

miércoles, 3 de abril de 2019

El silencio de los Skitty

Dos Skitty jugando bajo el cielo nocturno
NdA: he decidido titular este escrito "El silencio de los Skitty" ya no sólo porque es una referencia un tanto humorística a cierta película y al hecho de que Skitty es mi pokémon favorito. Usé este mismo título en un pequeño audio que subí a mi Twitter privado para hablar sobre una experiencia en la que mi silencio era fundamental.

Cuando este blog nació hará cosa de tres años, mis intenciones eran muy diferentes con él. Quería hacer algo grande, en equipo con varias personas y hacer un cambio en cómo se percibe el autismo y cómo somos tratades les autistas.

Ahora que tengo distancia emocional y espiritual con la persona que era hace tres años, puedo darme cuenta de que, aunque algunas cosas han tenido que cambiar a la fuerza y algunos objetivos sea mejor olvidarlos, lo cierto es que no debería sentirme mal conmigo misme. Aunque en apariencia sea invisible, sé que he conseguido cambios positivos. No en cosas grandes como instituciones o asociaciones, pero sí en personas individuales, que al fin y al cabo, a día de hoy, considero que es lo más importante.

Como ya he comentado en alguna ocasión, mi salud se ha visto resentida desde el año pasado, aunque por fuertes cambios personales he ido desechándome de cualquier fuente de estrés y malestar emocional. Pero cuando aparecieron mis problemas de salud, me dije claramente que no quería exponerme a males innecesarios. Y ahí fue cuando me di cuenta de que mi activismo tenía que cambiar para adaptarse a mí.

No quería dejar de escribir en este blog, y honestamente, no quiero dejar de hacerlo, ni tengo planes de ello. Considero que escribir es una actividad que me ayuda a ordenar mis ideas y, sobre todo, a comunicarme sin sentir que no me estoy explicando como debería o mi interlocutor me está haciendo caso. Pero las redes sociales… Eso ya es una historia diferente.

Siempre he tenido un aguante muy bajo al estrés. De hecho, aún a día de hoy afecta a mi salud intestinal, a pesar de que ese síntoma no tiene relación con mi enfermedad real, de ahí que pensara durante muchos años que lo mío era simple colon irritable. Y el problema de las redes sociales es que, si te muestras claramente como activista, tarde o temprano recibirás acoso de personas que ni están de acuerdo contigo ni intentarán entender tus ideas. Y eso, para quienes no lo hayáis vivido, puede ser muy estresante.

Obviamente, no estoy en la misma situación que hace tres años. Entonces estaba peor a todos los niveles, y el activismo era prácticamente mi única salida y esperanza de cambiar las cosas. Sigo creyendo que hablar sobre autismo desde el paradigma de la neurodiversidad es sumamente importante. No quiero que haya niñes que crecieron odiándose a sí mismes por el capacitismo de esta sociedad. Y tampoco quiero que haya adultes negando quiénes son por la misma razón. Sé lo mal que se pasa porque yo he estado en esas situaciones.

Pero si algo he asumido mientras aprendía a quererme a mí misme es que yo seré la única persona que estaré conmigo misme toda mi vida. Y eso implica que debo autocuidarme. Está bien tener amigues y personas cercanas que puedan brindarte cuidados. Pero hay cosas que solo yo puedo hacer por mi bienestar. Y lo cierto es que me he dado cuenta de que cuando uso las redes sociales con fines puramente activistas mis niveles de estrés se disparan. Y eso teniendo en cuenta mi estado de salud actual no me parece buena idea.

Obviamente, el problema no me vino a raíz de cómo brotó mi enfermedad hasta ser algo bastante desconcertante de llevar. Era algo que sentía desde que la primera vez que hubo acoso hacia el Twitter de NeuroAwesome. Me sentía como si un grupo de extrañes se hubiera metido en mi casa y pudiera volverlo a hacer otra vez, sin importarles lo que pudiera pasar conmigo. Y eso no me hacía sentir para nada bien. Además, recuerdo que cuando paré de escribir fue por una serie de circunstancias personales que me produjeron un repunte bastante fuerte en mi estrés postraumático.

Pero ahora que tengo esa distancia con mi yo del pasado, tengo claro que usar redes sociales de forma exclusiva para hablar de activismo no me hace sentir bien. Sé que a simple vista puede parecer absurdo, ya que al fin y al cabo, si no hablo de lo que escribo en este blog, ¿quién va a leerlo?

Sin embargo, si en alguno de mis perfiles personales hablo ocasionalmente de activismo, me siento mejor. Aunque no me canso de aclarar una y otra vez que no me siento nada cómode si la gente muestra interés en añadirme solo por lo que pueda decir por activismo. Por lo tanto, creo que lo más sano para mí es ceñirme a ese principio. Hablar cuando sienta que tengo que hacerlo, y hacerlo en los términos que considere que sean más sanos para mí. Y si prescindir de usar perfiles exclusivos me ayuda a sentirme mejor, que así sea.

Obviamente, no me parece buena idea borrar ningún perfil. ¿Y si alguien malintencionado intenta usurpar la identidad de este blog? ¿Y si cambio de idea y no puedo recuperar los usuarios originales? ¿Y qué pasa con todo el tiempo invertido en esos perfiles? Dejarlos desatendidos no es visto como buena señal, pero una señal aún peor sería que, por forzarme a mí misme a mantener una comunidad fuera de mi objetivo, el cual es escribir, mi salud física y mental comenzara a resentirse por causa de ello. Desde fuera puede sonar egoísta e incluso vago, pero desde mi perspectiva creo que es la decisión más responsable que puedo tomar.

lunes, 1 de abril de 2019

30 días de Aceptación Autista 2019

Hace unos días encontré esta lista de sugerencias en Tumblr para hablar sobre aceptación autista. He tenido dudas sobre cómo hacerlo, ya que siento que un hilo de Twitter no me ofrece el espacio suficiente ni la posibilidad de recuperarlo fácilmente y hacer un post diario en Facebook me parece incómodo y es incluso más difícil mantener todo el contenido junto y recuperarlo en el futuro, he decidido hacerlo en un post que actualizaré de forma diaria.

Obviamente, si os gusta la idea, podéis uniros aunque vayáis con algo de retraso. De hecho, yo realmente he empezado a escribir el día 3 por problemas personales.

Día 1: Preséntate. Habla sobre lo que te hace ser tú misme.

Ya tenía escrita una presentación bastante extensa, pero como quiero hacer algo diferente, añadiré algo de información sobre mí.
  • Mi nombre viene del personaje homónimo de Touhou 1: Highly Responsive to Prayers.
  • Normalmente llevo bisutería y/o bufandas hechas por mí.
  • Me gustan tanto las cosas dulces que siempre llevo algo dulce conmigo.
  • La razón por la que me teñí el pelo de verde fue porque quería hacer cosplay de Yuuka Kazami pero no quería comprarme peluca. A día de hoy mantengo el color porque pienso que me favorece.
  • Mi pokémon favorito es Skitty.

Día 2: Publica una selfie #RedInstead

[Descripción: se puede ver a una persona con gafas y el pelo verde sonriendo a cámara, completamente vestida de rojo. Esa persona es Sariel. Lleva unos cascos en el cuello, un choker de pinchos y un collar de Skitty]

La calidad no es muy buena ya que mi nuevo móvil no tiene una buena cámara integrada (a pesar de que dicen que son 2Megapíxeles) y además la iluminación no es muy buena. Pero lo importante es que me veo bien, y además no tuve otro momento mejor en el día para captarlo. Quiero mencionar mis pendientes de cascabel, los cuales hice yo y son también rojos.


Día 3: Escribe sobre qué significa la aceptación autista para ti.

Aunque ya he escrito sobre el tema y creo que no necesito enfatizarlo más, como es un post especial me gustaría explicarlo otra vez, o al menos la perspectiva que tengo hoy en día. La aceptación autista significa que somos libres de mostrarnos tal y como somos sin temor a ser menospreciades. Por ejemplo, un ejemplo de aceptación para mí es poder hacer stimming en la calle sin temor a recibir miradas extrañas o comentarios hirientes.

Obviamente, la aceptación es necesaria en muchísimos más campos, pero todos acaban confluyendo en la necesidad que tenemos como seres humanos de sentirnos incluides. Les autistas también formamos parte de este mundo, por lo tanto, lo que reclamamos es simplemente existir en él de forma visible, y para ello necesitamos que se nos conozca y se nos entienda. Eso es la aceptación para mí.


Día 4: ¿Qué desearías que supiera más gente sobre autismo?

Hay muchísimas cosas, pero si hay algo que se me ha pasado casi instantáneamente por la cabeza ha sido la idea de que tenemos que desterrar casi todos los estereotipos que existen sobre nosotres. Especialmente el de que todes les autistas somos genies o tenemos talentos especiales. Lamento decepcionaros, pero eso es más la excepción que la norma, tal y como sucede con las personas alistas. Así que si eres autista y dudas de que lo seas porque careces de algún talento sobresaliente: no pasa nada. Sigues siendo autista.


Día 5: Habla sobre cómo o cuándo fuiste diagnosticade. Alternativamente, si eres autodiagnosticade, habla sobre cómo o cuándo te diste cuenta de que eres autista.

Bien... No es una historia fácil de contar, porque se aleja totalmente de la persona que soy hoy en día y del amor y la aceptación que he adquirido a lo largo de todo este tiempo. Pero aún recuerdo cómo me contaron que era autista. La cuestión es que yo por esa época estaba en el instituto, creo recordar que era 3º de la ESO. No recuerdo exactamente la fecha, pero diría que fue alrededor de octubre de ese año. Ese día tenía cita con el psiquiatra, al cual era la primera vez que iba. Y bueno, que me lo dijo a bocajarro. La cuestión es que, según supe más tarde, no debía haberme dicho que soy autista. Me lo estaban ocultando. Sospecho que la farsa duró años.

Aparte de los sentimientos por saber que mi identidad me ha sido ocultada buena parte de mi infancia y adolescencia, también me duele el tratamiento que mi familia sanguínea, sobre todo mi madre, le ha dado a mi condición, haciéndome sentir como si fuera un sórdido secreto que debo ocultar a toda costa.

Si tuviera la oportunidad de dejarle un mensaje a le Sariel de entonces es que no tiene que tomar su autismo como una tragedia o algo malo. Elle está bien como es. Algún día acabará por entender su realidad, y será entonces cuando entenderá mi mensaje.


Día 6: Habla sobre hacer stimming. ¿Qué significa para ti? ¿Cómo haces stimming?

Antes de nada, necesitamos una palabra española para hablar de stimming. En el pasado he usado estimi, pero no me convence. El caso es que nos hace falta una palabra para hablar de ello y estereotipias no me gusta nada, suena muy capacitista y me da toda la cosa usar esa palabra. A falta de una alternativa mejor, seguiré intercalando estimi y stimming hasta que demos con una palabra que nos guste como comunidad.

Siento que el estimi como concepto es relativamente nuevo para mí, aunque soy consciente de que he hecho stimming toda mi vida. Como por ejemplo, aletear mis manos cuando era pequeñe. Pero si tuviera que hablar sobre qué es para mí, diría que es mi forma de relajarme sin tener que recurrir a cosas como darle una paliza a un conejo gigante de peluche en el cuarto de baño. Con esto no quiero decir que hacer stimming sea algo que solo sale de mí cuando estoy enfadade, ya que también lo hago cuando estoy feliz, estresade, nerviose y mil cosas más. Así que supongo que el estimi para mí es una forma más de expresar mis emociones.

Normalmente hago estimi de tres formas: me froto las manos, maúllo y tarareo. Frotarme las manos es el más eficaz en términos de regulación sensorial, pero como una vez me dijeron que pongo "una cara rara" (¿satisfacción?) cuando lo hago, prefiero hacerlo solo cuando sé que nadie me observa. O, en su defecto, cuando estoy rodeada de gente a la que le da absolutamente igual. Y no, las multitudes no cuentan, si algo he aprendido es que mi pelo verde suele llamar la atención, y como persona que se siente incómoda con atención no deseada, procuro evitar hacerme notar, lo cual es un poco triste teniendo en cuenta que frotarse las manos no es algo malo ni destructivo, aunque tengo las manos algo feas por hacerlo mucho.

Pero maúllar y tararear son otra historia. Lo hago todo el tiempo. Todo. El. Tiempo. ¿Que estoy feliz? Maúllo. ¿Limpiando en el trabajo? Tarareo. ¿Sorprendide? Maúllo. ¿Simplemente me apetece hacerlo? Pues lo hago y ya está. Aunque también he recibido comentarios negativos por maúllar, a lo "no eres un gato", simplemente en este caso me dan igual y sigo haciendo estimi, a veces incluso más frecuentemente. ¿Quizá busco molestar subconscientemente a la otra persona?

Y como sé que la curiosidad mató al Skitty, suelo tararear dos canciones, esta y esta. A veces cuando tengo el día "bueno" me da por cantar esto, aunque solo un trozo del estribillo porque el japonés y yo no nos llevamos muy bien todavía.


Día 7: Habla sobre intereses especiales. ¿Qué significa tener intereses especiales para ti? Habla sobre tus intereses especiales. También puedes hablar sobre intereses especiales pasados. ¿Cuál ha sido tu interés especial más extraño?

Me siento algo extrañe hablando sobre intereses especiales por el hecho de que existe el estereotipo de que les auténtiques autistas solo podemos tener un gran interés y ya está. Sé que eso no es cierto y que soy una persona autista válida a pesar de lo que los prejuicios alistas, totalmente desinformados, digan sobre nosotres.

A día de hoy mis intereses especiales principales son Pokémon, Touhou Project, autismo, salud mental, videojuegos (en general), ciertos estilos de música y cocina basura. Aparte de ser mis intereses más longevos, son los que siempre me han acompañado y dado comfort cuando más lo necesitaba. Hay algunos intereses secundarios que siguen siendo importantes para mí, pero a los que no les dedico tanto tiempo, como manualidades o Final Fantasy. 

Ahora mismo estoy desarrollando un interés especial que a simple vista parece un poco extraño, pero que en el fondo tien sentido. Me estoy aficionando a ver vídeos de personas que se han liberado de la secta conocida como Testigos de Jehová. ¿Por qué? Como cualquier secta y grupo de alto control, quienes están sujetes a estos grupos desarrollan una serie de problemas de salud mental, como depresión, alcoholismo, problemas severos de autoestima... Y claro, a primera vista suena extraño, pero una vez que se entiende que es porque está relacionado con mi interés por la salud mental cobra sentido.

Así que puedo concluir que para mí un interés especial es algo que me trae comfort, me anima a aprender y me hace sentir bien. Obviamente, hay otros intereses que responden a otras necesidades, pero por lo general eso es lo que significa para mí.

E insisto. ¿Varios intereses especiales? Válido. ¿Sin interés especial? Válido. ¿No eres une experte en tus intereses especiales? Todo válido. No dejéis que los estándares alistas os digan que sois menos autistas por su ignorancia.


Día 8: Habla sobre capacitismo. ¿Has sufrido capacitismo por ser autista?

Opino que todes les autistas hemos sufrido capacitismo alguna vez por nuestra condición. Simplemente, algunes tenemos más experiencias o somos más conscientes de ello.

En mi caso particular, quiero destacar algo que me solía ocurrir cuando mi salud mental estaba en su punto más bajo y necesitaba ayuda desesperadamente. Al ser una persona autista semiverbal, muchas veces es mejor para mí no hablar, ya que intentar ordenar mis ideas en mi cabeza y plasmarlas en palabras de manera adecuada es un reto para mí, especialmente en mi caso, en el que hablo dos idiomas y puedo mezclar cosas sin querer hacerlo realmente. Y bueno, cuando tu mente está enferma, es normal que la capacidad de procesar todo esto se vea mermada. Pues bien, cada vez que recurría a escribir mis ideas y pensamientos en lugar de hablar, todo cuant recibía eran comentarios condescendientes y miradas extrañas. Eso es capacitismo.

Hace unos tres años escribí extensamente sobre una experiencia llena de capacitismo con una agencia de empleo británica exclusivamente dedicada a personas discapacitadas. Después de todo este tiempo, creo que el tiempo me ha dado la razón.


Día 9: Recomiéndanos a tus bloggers y activistas favoritos.

Lo genial de que la comunidad autista hispanohablante esté creciendo es que cada vez hay más material desde el paradigma de la neurodiversidad. Así que voy a aprovechar para recomendar blogs y páginas que suelo leer.

Al otro lado del Espectro

Asper Revolution

Aprender a quererme

Mi cerebro atípico

Bits desde el espectro

También quiero mencionar un blog de Tumblr en inglés que me encanta y que es Autistic Questions and SpongeBob Stuff. La razón por la que leo este blog de forma diaria es que, aparte de tratar de autismo, tiene un enfoque informal y muy relajado.


Día 10: Habla sobre tus creadores autistas favorites. Les creadores pueden ser youtubers, artistas, músiques, escritores...

Nunca me voy a cansar de decir lo mucho que adoro Pokémon, y por lo tanto, lo agradecide que estoy a Satoshi Tajiri por haber creado algo tan genial e importante en mi vida.

Me gustaría poder mencionar a más artistas, pero, y esto se va a convertir en una frase que escribiré en más de una ocasión en este mes, siento que les autistas necesitamos muchísima más visibilidad. Y el hecho de que solo pueda mencionar una persona es muy, muy triste.


Día 11: Habla sobre tu red de apoyo. ¿Te sientes apoyade por tu familia y amigues?

Esta es una de esas preguntas que, aparte de que siento que llegan en un momento (in)oportuno, tienen una respuesta que cambia según hacia quien la enfoque.

En general, no puedo hablar bien de mi familia salvo de mi padre, y quizá mis hermanes pequeñes. Aunque a durísimas penas tengo relación con elles, lo cierto es que mi padre ha hecho mucho por mí, especialmente cuando decidí romper el círculo vicioso de maltrato en el que estaba por mi madre y mi hermano mayor. Sé que sin su ayuda no estaría donde estoy hoy. Mis hermanes pequeñes han estado ahí de manera emocional, y personalmente, me duele pensar que han tenido que cargar mucho, y lo que les queda, por la familia que nos ha tocado. A pesar de que apenas les hablo, en cierta forma aún me preocupan, y aunque no puedan hacer nada por mí por la diferencia de edad, en cierta forma les estoy agradecide por todo.

Del resto de mi familia, como siempre digo, han sido cómplices al permitir que todo esto pasara sin hacer nada para remediarlo o simplemente permanecer en silencio. Luego algunes de elles han intentado contactarme después de que me fuiera de casa, y sinceramente, no tengo ningún deseo de hablarles. Algunes han sido testigos de cosas que nadie debería presenciar nunca, y aún así, no han hecho nada para pararlo. Así que puedo decir claramente y sin temor a equivocarme que nunca han estado ahí.

En cambio, de mis amigues no puedo decir otra cosa sino alabanzas, tanto de aquelles que están conmigo como les que no. Gracias a todes elles soy la persona que soy hoy en día. Y no solo eso, he tenido muchísimos problemas en mi vida por carecer de red de apoyo familiar. De hecho, ahora estoy metide en un buen lío del que me sería muchísimo más fácil salir si también tuviera a mi familia de mi lado. Pero lo importante es que mis amigues no han dudado en apoyarme material y moralmente cuando lo he necesitado. Por eso, cuando sé que alguien me necesita, hago todo lo que está en mi mano por ayudar. Si no fuera por mis amigues, hoy no estaría escribiendo estas líneas. Os quiero. Aunque a veces sea horrible demostrándolo. Pero os quiero con todo mi corazón.


Día 12: Trata sobre estereotipos. ¿Cómo te afectan negativamente los estereotipos sobre autismo? ¿Cuáles son los estereotipos que más odias?

Bien, a esto voy a responder de forma unificada, ya que me voy a centrar en el estereotipo que más detesto y en cómo me afecta.

Odio que la gente crea a pies juntillas que les verdaderes autistas solo pueden ser niñOs no verbales con altas necesidades de apoyo y que nunca, jamás de los jamases, podrán valerse por sí mismos. Nunca he encajado ni encajaré en esta visión sumamente errónea y capacitista de lo que es el autismo. Y como según esta creencia yo no soy autista, mi identidad y mis necesidades de apoyo son rotundamente negadas.

Sí, años y años de dos equipos de psicólogues y psiquiatras estudiando y aprendiendo sobre mi neurodivergencia, mi propio tiempo asisitiendo a evaluaciones y muchos años más por mi parte para aceptar quién soy como para que venga alguien que ha escuchado mi condición de pasada o le suena de alguna serie o programa para que me nieguen todo.

La razón por la que decimos que el autismo es una discapacidad invisible es que, en mi caso, detrás de la persona de pelo verde que trabaja en fast-food y logra aparentar funcionalidad y normalidad de acuerdo a los estándares sociales, se esconde una persona que lidia día a día con niveles de cansancio que una persona neurotípica no puede comprender, que lo pasa mal porque a veces no entiende qué le pasa a la gente por la cabeza o que tiene que ser fuerte ante los constantes mensajes de odio que la sociedad manda hacia personas como yo.


Día 13: Trata sobre colapsos y apagones. ¿Cómo son en tu caso? ¿Cada cuánto los tienes? ¿Hay alguna cosa que te ayude? ¿Alguna que no?

tl;dr los odio. Ojalá poder evitarlos completamente.

Yo puedo tener tanto colapsos como apagones. Normalmente, tengo colapsos cuando estoy bajo muchísimo estrés o malestar emocional. En cambio, los apagones me son más frecuentes cuando estoy demasiado cansade o sobrecargade. No hay frecuencia fija, pero el último colapso fuerte fue hará mes y medio. No puedo recordar cuando fue el último apagón. Supongo que soy muchísimo más propense a los colapsos.

Independientemente del escenario, una cosa que me ayuda mucho es tener tiempo para descansar. En caso de un colapso, porque sufro de dolores de cabeza que se acercan a la migraña, aparte de una sensación de debilidad y cansancio bastante aguda. En caso de un apagón, al ser causado por cansancio extremo, no seré capaz de recuperarme completamente hasta que me dé un tiempo. Lo que nunca ayuda es forzarme a seguir con un ritmo que me daña o seguir exponiéndome a la fuente de malestar emocional, en el caso de colapsos.


Día 14: Trata sobre relaciones. ¿Cómo crees que el ser autista afecta a las mismas? Pueden ser románticas o platónicas.

Este tema no es fácil de abordar para mí por el hecho de que dos de mis relaciones pasadas no fueron para nada felices, y tratar de pensar en ello me puede dañar bastante. Pero puedo afirmar que, tanto en las buenas como en las malas, el ser autista ha sido una influencia en mi pasado amoroso.

Me he dado cuenta de que soy una persona percibida como demasiado afectuosa, físicamente hablando. Esto a veces ha sido un problema, ya que antes de comprender y aceptar mi autismo me costaba delimitar las barreras de la otra persona. Ahora que entiendo mejor lo que son las barreras personales, me es mucho más fácil mostrar afecto físico y respetar los límites de la otra persona.

Otro aspecto que creo que ha sido determinante es que soy una persona muy emocional, y esto normalmente se ha percibido como algo negativo o bien yo he sentido que he dañado a la otra persona.

En cualquier caso, siento que de una forma u otra mi pasado amoroso ha estado lleno de capacitismo. Bien es cierto que me siento parcialmente responsable de ello por no haber aceptado antes quién soy, pero por otro lado, pienso que ciertas dos personas podrían haber aprendido de mí y tenerme más paciencia y respeto en lugar de hacerme sentir inferior a ellos, algo que también afecta negativamente a mis relaciones. De hecho, en algún momento me gustaría hablar más profundamente sobre mi primera relación porque, a pesar de todos los años que han pasado, hay muchos detalles que merece la pena explorar, y si puedo ayudar a alguien a adquirir algo de perspectiva, que así sea.

En cuanto a mi futuro, el haberme tomado el amor como algo que debía esperar pacientemente, sabiendo claramente lo que funciona conmigo y lo que quiero, lo veo bonito y esperanzador. Siento que el haberme aceptado sin límites ni condiciones me ha ayudado a entenderme y perdonarme, y a la vez me ha hecho ver aún más claramente qué es lo que busco en una pareja. Siento impaciencia por lo que me espera, pero sé que hay alguien ahí afuera con quien puedo compartirlo todo. Solo es cuestión de tiempo que suceda.


Día 15: ¡Día libre! Escribe sobre lo que te apetezca



[Descripción: se puede ver a un hombre en un escenario iluminado de azul cielo. El público tiene sticks de colores. Es un hombre rubio, vestd de príncipe. Se le ve tendiendo la mano al frente. Este hombre es Camus, de Uta no Prince Sama]

Me ha llevado mucho tiempo pensar sobre qué me apetecía escribir realmente, pero a medida que el día se iba acercando, lo iba teniendo más claro. Quiero escribir sobre por qué quiero tanto a Camus.

He comentado en más de una ocasión que tengo estrés postraumático por haber sido víctima de abusos sexuales. Pues bien, una de las cosas que me hizo creer el TEPT es que, de una forma u otra, todos los hombres son monstruos. Sin excepción. Y, el hecho de que no mucho después, el hombre que fue mi pareja, dudó de mi versión de los hechos y me dejó sole y desamparade, reforzó ese pensamiento negativo creado por mi trauma.

Recuperarse de un trauma no es fácil. Especialmente cuando por determinadas razones no tienes acceso a une profesional. O, como también ha sido mi caso, hay que lidiar con otra serie de circunstancias que no están directamente relacionadas con el trauma, pero que acrecentan los problemas que este trae consigo. No ha sido un camino nada fácil y sinceramente ha habido veces en las que he creído que no iba a poder más.

Antes de conocer el personaje de Camus, me habían pasado una serie de cosas en los meses previos que habían reforzado aún más la premisa negativa de que todos los hombres son monstruos. Autistas o alistas. Ninguno se libraba. Solo querían estar ahí cuando a ellos les interesaba y, cuando era yo la que necesitaba cuidados y atención, desaparecían o se iban con excusas que no hacían otra cosa sino dañarme. Y aunque en su momento creí que no, sé que incluso recaí en la depresión. De hecho, la razón por la que inicialmente creé mi cuenta privada de Twitter era porque necesitaba echar toda esa negatividad fuera de mí sin tener que depender de nadie, ya que en ese momento creía que a nadie le importaría una mierda, con perdón del lenguaje.

Y unos meses más tarde es cuando Camus entra en acción. Es una historia rara de cómo alguien me dijo "Oye, prueba este juego", y bueno, como soy muy predecible, mis ojos se fueron derechos al personaje de pelo largo de turno. Al principio no me gustaba nada por la "voz de camión" que tiene, pero poco a poco, a medida que iba conociendo al personaje, algo en mi cabeza hizo click. No es que todos los hombres fueran monstruos. Obviamente, hay hombres buenos y hombres malos. Que a mí me hayan tocado algunos con intenciones nada buenas no quiere decir que todos sean así. Y el hecho de que 1. La persona que me recomendó el juego lo hizo de buena fe para que me distrajera de mi estresante vida de vendedora de pollo frito y tener algo que compartir conmigo y 2. El hecho de que un hombre ficticio, a pesar de tener una personalidad algo cuestionable (en sentido de que tiene dos "personas"), pueda ser aceptable en términos de querer a los demás me hizo darme cuenta de que mi creencia era tan solo una mentira que me estaba creyendo por el estrés postraumático.

Así que, en resumen, Camus significa mucho para mí porque fue uno de los últimos pasos para poder recuperarme de mi estrés postraumático. Obviamente, uno nunca se recupera al 100% de algo así. Pero el hecho de que lleve mucho tiempo sin sufrir síntomas relacionados con mi trauma y el hecho de que pueda tener una vida normal con personas de cualquier género, incluyendo hombres, creo que es indicativo de que lo he superado.


Día 16: Habla sobre tus diferencias sensoriales. Puede ser tacto, sonido...

Por lo general soy sensible a luces, así que me gusta estar en sitios con iluminación suave o incluso a oscuras. Pero a la vez encuentro fascinantes cosas las bombillas que cambian de color. Supongo que esto ya entra en la categoría de estimis...

También he notado que soy más sensible al tacto que el resto de la gente. Aparte, me molesta mucho que me toquen personas con las que no tengo confianza alguna, hasta el punto de que me resulta físicamente doloroso. Pero, a la vez, tiendo a buscar cosas suaves o buscar contacto físico con personas a las que aprecio. Obviamente, y enlazando con algo que ya he escrito, teniendo cuidado con sus límites personales.

Olores... Es muy extraño, pero normalmente noto que mi capacidad olfativa se amplía debido a la regla. Sin entrar en detalles de cómo cada ciclo menstrual hace estragos en mi cuerpo, uno de los cambios más inocuos que me traen los días previos a mi periodo es que olfateo mejor.

Pero si hay algo con lo que tengo una relación extraña es con el sonido. Soy sensible, por lo que me disgustan los ruidos fuertes e inesperados, de ahí que salga de casa con mis cascos a modo de defensores de oídos. Pero a la vez, me pasa que, al tener dficultades con el proceso auditivo, me cueste muchísimo entender a la gente cuando habla, de ahí que se piensen que o estoy sorde o no sé su idioma. Y no ayuda que me hablen susurrando, ya que el sonido de su voz se mezcla con el ruido ambiental y es imposible entender nada. De ahí que me niegue rotundamente a usar llamadas de teléfono. Si tan importante es, escríbelo. No voy a quemar cucharas por caprichos alistas de nadie.


Día 17: Habla sobre tu personaje autista canon.

Houston, tenemos un problema...

Llevo días pensando sobre qué puedo decir hoy y la respuesta es... No puedo responder. Lo que me obliga a decir algo por segunda vez: las personas autistas necesitamos representación. Pero no una que nos muestre como personas no-verbales, agresivas y completamente absorbidas. Esos estereotipos dañan mucho. Quiero ver gente autista de todas las edades y géneros, gordes y delgades, verbales o no y que, en definitiva, los vea y diga que son de les nuestres.


Día 18: Habla sobre tus headcanons autistas.

Me voy a centrar en uno, ya que es el que más claro tengo y uno que parece que compartimos bastante gente: Shion Amakusa de Uta no Prince Sama.

Shion es descrito como un chico de pocas palabras, a menos que le hables de música. Entonces, su conversación se vuelve un tanto mística. Le cuesta abrirse emocionalmente. Tiende a tener arrebatos emocionales, o más bien colapsos, hasta el punto de que en el anime llegó a encerrarse en un armario, encogiéndose y abrazando sus rodillas. Incluso se puede apreciar que tiene unos hábitos dietéticos fuera de lo común.

Vamos, que me da igual lo que me digan, para mí Shion es clarísimamente autista.



Día 19: Habla sobre autismo y bullying. ¿Has sufrido bullying por tus rasgos autistas?

Respuesta corta: SÍ. Respuesta larga: el ser autista ha sido un factor condicionante a la hora de sufrir bullying, pero también ha habido un claro componente gordofóbico y no ajustarme claramente al rol de género ideal por el género que se asignó al nacer.

Escribí muy brevemente sobre ello en el pasado, pero lo cierto es que mis rasgos autistas han sido la principal razón por la que he sufrido bullying. Las cosas que me hacen ser yo misme no le gustan a la sociedad. De ahí que les niñes de mi colegio y mi pueblo me trataran peor que a basura, no viviera relativamente tranquila hasta mi llegada a la universidad e, incluso, me ha tocado lidiar con un superior que me percibía como una listilla y mala empleada y quería que su subordinado, mi jefe, me despidiera.


Día 20: Habla sobre identidad. ¿Prefieres decir "persona con autismo" o "autista"? ¿Por qué? ¿Crees que el autismo es una parte importante de quién eres?

Obviamente, prefiero decir que soy autista. El autismo no es un complemento o un interruptor que pueda cambiar a voluntad. Vamos, que no son como unas bragas que pueda ponerme y quitarme cuando quiera, con todo lo que este símil implica. La cuestión es que si pudiera controlar mi autismo o incluso eliminarlo, no sería yo. Físicamente sería igual, pero mi personalidad y mi psique no serían la misma, por lo que realmente no sería yo.

Cuando se usan estructuras como "persona con autismo", "sufre autismo" o similares, no solo intentan recordarse (sin éxito) que somos personas ante todo y que no somos autismo. El caso es que su capacitismo es tan grande que no se dan cuenta de que recurriendo a etiquetas que ya hemos rechazado como comunidad solo consiguen perpetuar sus estereotipos sobre nosotres y seguir silenciándonos.


Día 21: Habla sobre el colegio. ¿Cómo ha afectado el hecho de ser autista a tu experiencia escolar (independientemente de que sigas en la escuela o no)?

El colegio fue horrible for muchas cosas. Ya no solo por el bullying, sino por el hecho de que algunes profesores me percibían como la listilla de turno y me cogían manía, hasta el punto de que uno me agredió físicamente. A pesar de que fue algo menor, al haber traspasado una barrera infranqueable, recuerdo incluso que perdió su trabajo, por lo que acabamos el curso con una profesora diferente.

Sinceramente, no es una época que recuerde con cariño. Por mucho que me guste aprender cosas nuevas, lo cierto es que entre unes y otres lo pasé fatal. Estoy segure de que prácticamente no recuerdo casi nada de mi infancia por esto mismo.


Día 22: Habla sobre adaptaciones. ¿Te han hecho adaptaciones en el trabajo o la escuela? ¿Cómo te han ayudado? Si no lo han hecho, ¿qué adaptaciones te gustaría recibir?

Bien, para aquellos que me lean y no sean de España, quiero aclarar que para recibir cualquier ayuda por discapacidad, incluso adaptaciones, primero debes tener un certificado de discapacidad con al menos un porcentaje del 33%. Yo no lo tengo, y de hecho, acceder a uno de estos certificados por autismo es muy complicado. Pero como llevo casi cuatro años en Reino Unido y sin planes ni intenciones de volver, considero que no merece la pena ni que me plantee el trámite.

Por lo tanto, en mi etapa educativa no recibí ningún tipo de adaptación. Nada de nada. Pero en mi etapa universitaria me habría ayudado mucho tener el certificado de discapacidad para poder estudiar de forma más flexible mi carrera, ya que sentía que cinco asignaturas por cuatrimestre son muchas para mi capacidad mental. Además, también me hubiera ayudado poder vivir en un ambiente más tranquilo. Las residencias universitarias no son buenos lugares para autistas.

En mi etapa laboral, la única adaptación destacable es que, a pesar de que técnicamente forma parte de mi trabajo, yo no suelo estar en drive thru. Esto se debe a que el auricular que se usa para tomar pedidos tiene una calidad de sonido que deja mucho que desear, una queja frecuentemente vocalizada por todes y cada une de mis compañeres. Este hecho sumado a mis dificultades procesando el sonido y el habla y que el inglés no es mi primer idioma, hace que me sea muy difícil tomar pedidos por largos periodos de tiempo.

De hecho, en días con bastante clientela, he llegado a tener colapsos bastante pronunciados porque la persona encargada del turno ignoró este hecho y pensó que todo iría bien. A pesar de que estoy segure de que esta adaptación no viene motivada por el hecho de ser autista, lo cierto es que funciona. Si tuviera que lidiar con ese auricular durante turnos de cuatro o más horas sé que tendría colapsos de forma diaria.

Sin embargo, hay otra adaptación que sí estoy pidiendo y que está siendo ignorada. Quiero pensar que esto no viene motivado por razones sexistas, pero llevo mucho tiempo pidiendo que quiero ser trasladade a la sección de fritos y hamburguesas. Me es mucho más sencillo trabajar aquí porque no tengo que atender clientes, los cuales suelen ser hombres y su trato hacia mí suele hacer estragos en mi disforia de género.

Y sí, mi autismo también tiene que ver. Me siento más cómode cuando puedo hacer mi trabajo hablando lo mínimo posible e interactuando con el menor número posible de personas. No tendría que lidiar con la pesadilla sensorial que me supone tratar de descifrar los susurros de determinades clientes. Y, sobre todo, encontraría mi trabajo más apetecible. Pero la explicación de mis superiores es que no tienen a suficiente personal para cajas.

Quiero pensar que la negativa no es porque perciban que las personas aparentemente femeninas son mejores para servir a clientes y las personas aparentemente masculinas son mejores para preparar comida, pero después de dos años, tengo mis razones para creer que piensan así. Y el hecho de que no comprendan mi autismo después de todo este tiempo solo acrecenta mis sospechas.


Día 23: Habla sobre juguetes sensoriales. ¿Cuántos tienes? ¿Cuál es tu favorito? ¿Hay algún juguete sensorial que te gustaría tener?

Lo cierto es que yo no soy una persona de tener juguetes sensoriales, ya que soy más de peluches, pero lo cierto es que tengo algunos spinners que sinceramente, no uso. El que más me gustaba era el que brilla en la oscuridad, pero me llegó roto, así que acabé consiguiendo otro nuevo. También me gusta mucho el spinner de camuflaje, ya que es uno de mis estampados favoritos.

Realmente no creo que quiera ningún juguete sensorial, pero admito que encontraría genial la idea de tener alguna bola antiestrés o mucho envoltorio de burbujas.


Día 24: Habla sobre rituales. Puedes hablar sobre en qué consisten. ¿Tienes rituales que debes seguir al pie de la letra? ¿Qué sientes cuando no puedes hacerlo?

El único ritual que tengo de forma personal es bastante íntimo y prefiero mantenerlo privado, pero lo cierto es que el hacerlo me ayuda a no tener pesadillas. Normalmente si no lo hago no pasa nada, pero me siento un poco mal por "haber fallado".

En cambio, en el trabajo procuro hacer determinadas tareas siguiendo siempre el mismo orden (a pesar de que son tareas que no requieren de un orden estricto). El caso es que, si por alguna razón, mi orden se ve alterado, suelo enfadarme. Por suerte, intento lidiar con el hecho de que realmente nadie en mi trabajo entiende que soy autista y que siempre hay una razón detrás de las cosas que hago. Así que simplemente procuro dejarlo ir.


Día 25: ¿Cómo llegaste a aceptarte como persona autista? ¿Cuál fue la mayor ayuda para ello?

Esta pregunta se va a enlazar un poco con la siguiente, pero de todas las formas, las responderé de forma separada ya que hay matices que puedo explicar mejor en la siguiente. La razón por la que me he podido aceptar como persona autista ha sido la comunidad autista, más concretamente la comunidad angloparlante de Facebook.

Bien es cierto que la semilla fue plantada por dos personas de Twitter, y a raíz de ahí fui atando cabos y entendiendo que ser autista no era nada malo, pero sí es cierto que la comunidad que encontré hará unos cuatro años por Facebook hizo muchísimo por ello y estuvo ahí en el, quizá, momento más duro de mi vida, que fue cuando mi expareja decidió que era una buena idea echarme a la calle sin familia ni recursos para ser independiente.

Gracias a elles, por fin me he aceptado tal y como soy.


Día 26: ¿Qué has aprendido de la comunidad autista?

Además de aceptarme a mí misme tal y como soy, hay una serie de lecciones que he aprendido gracias a la comunidad autista, como la de alejarme de aquelles que me hacen daño aunque se hagan llamar "amigues", seguir adelante con mis objetivos aunque parezcan distantes y, sobre todo, que no estoy sole.

Centrándome en el aspecto más práctico, he aprendido que hay cosas que, a pesar de que a simple vista no tengan nada que ver con el autismo, en el fondo sí que son cosas relacionadas, como la prosopagnosia, discalculia, dificultad diferenciando la izquierda y la derecha... 

Sinceramente, conocer a la comunidad autista e interactuar con ella ha sido una de las mejores experiencias de mi vida, ya que también gracias a elles estoy donde estoy ahora.


Día 27: ¿Cómo te sentiste la primera vez que supiste que eres autista? ¿Cómo te sientes ahora respecto a ello?

Esto se enlaza con la pregunta del día 5, ya que ahí hablé un poco de cómo me afectó saber que soy autista. Pero lo cierto es que no fue una reacción nada positiva, ya que tanto mi psiquiatra como familiares me hicieron sentir que no era nada bueno, y eso me caló hondo. Además, con los años, entendí que mi diagnóstico, y por lo tanto, mi identidad, se me estuvo ocultando por un tiempo. Y eso también me genera una serie de sentimientos negativos respecto a las personas que por entonces estaban en mi vida, ya que siento que todo el mundo sabía quién era yo... Menos yo misme.

En cambio, hoy en día me siento orgullose de quién soy y soy muy feliz siendo autista. Ojo, no estoy idealizando mi condición. He pasado por momentos muy duros y dolorosos, y muchos de esos momentos han sido causados por quién soy o mi autismo tiene que ver de una forma u otra. Pero, a pesar de todo, no cambiaría el ser autista.


Día 28: Habla sobre tus dificultades por ser autista. ¿Por qué crees que es así? ¿Que crees que te ayudaría con tus dificultades?

Tengo varios desafíos a los que me toca hacer frente como persona autista. Ya he hablado de mis retos sensoriales, así que me centraré en otro tipo de dificultades.

Por ejemplo, tengo prosopanosia leve, la cual se vuelve más pronunciada cuando estoy en periodos de estrés. Normalmente, reconozco a la gente por rasgos ajenos a sus características faciales a menos que haya algo en su rostro que sepa que voy a recordar. Pero normalmente recurro al peinado o al estilo de vestir. Lo que también me ayudaría es que la gente entendiera que, cuando no les reconozco, es porque están fuera de contexto o se salen de lo que he asumido como "su estilo", y que no deberían tomarse mi reacción como que les detesto o algo así, porque no es el caso.

Al igual que la prosopagnosia, también tengo discalculia, la cual se agrava con estrés. Este punto resulta extremadamente irónico, ya que la principal función de mi trabajo implica dinero, y por lo tanto, números. Sin embargo, mi caja tiene las monedas organizadas de tal manera que me resulta muy sencillo dar el cambio de forma rápida y correcta. Al parecer, mi forma de poner las monedas es rara y alejada del estándar, pero lo importante es que funciona. Ahora bien, cuando necesito apuntar números, lo único que me funciona es escribirlos en grupos de dos. Como, por ejemplo, 58678986. Así no puedo, tengo que escribirlo como 58 67 89 86. De otra forma, el riesgo de que mezcle grafías es real, y las consecuencias no son divertidas

Otra cosa importante que quiero mencionar es que soy una persona con unos niveles muy bajos de energía, así que a veces me siento muy limitade. Lo que me ayuda es tomarme las cosas de forma más sencilla. Como, por ejemplo, en lugar de cocinar, algo que me es agotador, tengo platos congelados que puedo meter en el microondas y cosas que puedo preparar de forma sencilla.

Hay otras dificultades por las que paso de forma común, pero o bien ya he hablado de ellas o considero que no son tan jugosas o tan relacionadas con ser autista, así que de momento está bien así.


Día 29: Habla de tus dones como persona autista. ¿En qué crees que sobresales justamente por ser autista?

Bien, esto a simple vista puede sonar extraño, ya que hasta cierto punto tengo problemas con la función ejecutiva, pero a la vez soy muy buene trabajando de forma individual. Sé organizarme de tal forma que puedo acabar mis tareas en el tiempo establecido sin necesidad de tener supervisión para ello. Y creedme, esto es increíble en un trabajo como el mío, porque una vez establecida una rutina, me es muy sencillo hacer mis tareas, hasta el punto de que muchas veces mis superiores me han pedido que haga cosas que yo ya había empezado por mi cuenta antes de que me lo pidieran.

También soy muy buene encontrando patrones y recordándolos, lo cual me da cierta ventaja en algunos videojuegos, como Touhou Project. Asimismo, en el trabajo es útil porque tiendo a recordar lo que piden los clientes habituales.

Tengo muy buena memoria, especialmente para cosas que tienen que ver con mis intereses especiales.

Diría que esto es todo, ya que no considero que mis otras cualidades personales estén ahí porque soy autista.


Día 30: Habla sobre el orgullo autista. ¿Qué significa el orgullo autista para ti?

El orgullo autista no debería ser algo que saquemos a relucir una vez al año y ya. Pienso que, aquellas personas autistas que pueden permitirse el lujo de ser abiertamente autistas, deberían serlo todos los días del año, sin límites ni reservas.

El orgullo autista, como acontecimiento anual, además de una fiesta, también debería ser un momento de reivindicación, ya que nos queda muchísimo que avanzar. No obstante, a día de hoy, considero bien que para nosotres sea un acontecimiento social en el que nos reunimos para celebrar nuestra existencia. Una vez que dejemos de sentirnos aislades, entonces sí sería buena idea añadir tintes reivindicativos, tan necesarios en nuestro activismo. Pero soy de les que piensan que es mejor hacer las cosas poco a poco.

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